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Jesús San Miguel: “Ahora clasificamos los tumores por fenotipos y alteraciones genéticas”

Jesús San Miguel, director médico Clínica de Navarra y especialista en Hematología y Hemoterapia
Jesús San Miguel, director médico Clínica de Navarra y especialista en Hematología y Hemoterapialarazon

Uno de los grandes nombres de la Hematología, no sólo española, sino a nivel mundial, confiesa que «he tenido la suerte de hacer muchas cosas que jamás había pensado y que otros me las han dejado hacer. Y esto es una suerte en la vida». Jesús San Miguel es el director médico de la Clínica Universidad de Navarra y especialista en Hematología y Hemoterapia, con dedicación preferencial al mieloma múltiple.

-Se licenció en la Universidad de Navarra. ¿Cómo acabó en Medicina?

-Mi padre era veterinario y todas las tardes me repetía que la carrera más bonita era ésta. Y aunque sólo fuera por no seguirle oyendo, hice la carrera.

-¿Y por qué Hematología?

-Por una casualidad, porque me tenía que examinar de fin de carrera y cuando estaba a la espera pasó por allí un residente que me preguntó qué hacía allí y le dije que esperando a su jefe. Y me dijo: «Te va a preguntar la hemoglobinuria paroxística nocturna». Entonces, le pregunté qué era eso, y me contó que era una enfermedad rarísima y que acababan de ver el primer caso en la historia del hospital. Al entrar me hizo unas seis u ocho preguntas, «la última es para la matrícula», me dijo, y fue sobre la hemoglobinuria. Lógicamente ya lo sabía, fingí hacer un poco de memoria, fui contando que podía ser una anemia hemolítica, en la que orinan los pacientes color Coca-Cola por la destrucción de los hematíes, se hemoliza... Y él me felicitó y me preguntó que qué iba a ser, y le dije que endocrinólogo. Él me contestó que no, que tendría que ser hematólogo. Le advertí de que nunca no lo había pensado y le dio igual, porque se mostró contundente y dijo: “Le va a dar igual, no lo va a pensar”. Y me llevó a ver el primer caso.

-Y, ¿desde entonces hasta hoy?

-La vida es un cúmulo de circunstancias, de trenes que pasan... Este hombre que me llevó a ver a la paciente me hizo descubrir lo apasionante de esta especialidad, que conjuga la clínica con la Biología, y que trata siempre de explicar por qué pasan las cosas. Como en la vida misma, cuando uno entiende para que estamos y por qué es más fácil hacer las cosas.

-¿Desde su perspectiva ha asistido a una gran revolución en la profesión?

-En la evolución de la Medicina, en general, hemos pasado del fonendo, de la Radiología convencional, la historia clínica... a una profesión de alta tecnología. De que las pruebas diagnósticas se conviertan en terapéuticas. Estoy pensando en especialidades como Cardiología, Digestivo... En las cuáles el intervencionismo no existente en la década de los 70, aparece en los 80 y poco más tarde se convierte en un pilar del abordaje, sustituyendo en buena medida a la cirugía. Por tanto, creo que se ha producido un cambio paradigmático importante. El otro campo vital es el radiodiagnóstico, pasando de los rayos X tradicionales a la resonancia magnética, al PET, al TAC... con una precisión que era impensable hace un tiempo. También cabe subrayar, la Medicina de Precisión, que viene derivada de la Genética, fundamentalmente. Esto induce especialmente en el cáncer, que va unido al desarrollo de fármacos.

-¿Cómo ha visto la evolución de la especialidad a través de los años que lleva ejerciéndola?

-Aquí podemos poner un ejemplo práctico: con las leucemias, linfomas o mejor con el mieloma que es al que yo me dedico. En los años 80 se basa fundamentalmente en un análisis morfológico de cómo eran las características de las células y disponer de unos pocos fármacos quimioterápicos que buscaban su destrucción. Y así las clasificábamos. Posteriormente, descubrimos que esas células tenían antígenos y que podíamos emplear la expresión antigénica para su clasificación, que viene dada por los estudios fenotípicos y los estudios de inmunohistoquímica. En paralelo, fuimos aprendiendo que estas células de estos tumores hematológicos, al igual que los sólidos, crecían y se acumulaban en el organismo por un doble mecanismo: porque se multiplicaban muy deprisa y no se morían. Este hecho de la inhibición de la muerte celular programada, o apoptosis, hemos descubierto que está mediada por genes y esto transforma nuestro primer campo de la clasificación. Las enfermedades ya no sólo tienen morfología, sino fenotipo y alteraciones genéticas. Con esto se multiplican las variantes.

-¿En qué se traducen estos avances?

-Somos mucho más precisos. Por ello, de forma paralela se descubre nuevos fármacos, diferentes a la quimioterapia, más específicos, que buscan el destruir la célula de forma más precisa a través de la diana responsable de su multiplicación. En este punto tengo que hacer un tributo enorme a la industria farmacéutica sin cuyo esfuerzo, de sus investigadores, nunca hubiera sido posible vivir la situación que ahora vivimos. Sin duda alguna el binomio industria-academia, laboratorios-médicos... de los centros de investigación es uno de los mayores logros de la civilización actual en el campo biomédico.

-¿Qué papel ocupa nuestro país en esta especialidad?

-Si nos centramos en el mieloma múltiple. España es un referente, gracias al Grupo Español de Mieloma, que incluye a más de 80 hospitales que trabajamos juntos, que podemos ofrecer a nuestros pacientes estudios centralizados para la genética, fenotipo, para la detección de enfermedad mínima residual y ensayos clínicos con fármacos muy novedosos. Nuestro país es una referencia internacional porque ha hecho aportaciones clave en la enfermedad: aportaciones de combinaciones de moléculas, hoy aprobadas gracias a los estudios que pusimos en marcha. También es nuestra la propuesta de la intervención precoz de mieloma quiescentes, también del valor de la enfermedad mínima residual...