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Oncología: Aterrizan nuevos «cócteles» de terapias y los primeros biosimilares contra el cáncer

Todos los avances de la última década en este campo llevan a los oncólogos, reunidos en ESMO, a predecir que en 2025 se comenzará a ver un descenso de los casos. Mientras, los médicos buscan fórmulas para aplicar con eficiencia la continua llegada de las novedades terapéuticas

Oncología: Aterrizan nuevos «cócteles» de terapias y los primeros biosimilares contra el cáncer
Oncología: Aterrizan nuevos «cócteles» de terapias y los primeros biosimilares contra el cáncerlarazon

Todos los avances de la última década en este campo llevan a los oncólogos, reunidos en ESMO, a predecir que en 2025 se comenzará a ver un descenso de los casos.

Que las nuevas predicciones sobre el número de casos de cáncer de los especialistas vaticinen que en 2025 las cifras globales comience a descender, sólo puede encontrar una razón: políticas de salud pública que funcionen –como el impacto de la ley antitabaco–, la reducción de la exposición a determinados químicos contaminantes, la adopción de hábitos más saludables de vida... Lo cierto es que tan sólo es una predicción «algo sesgada» como manifestó Josep Tabernero, presidente electo de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO, por sus siglas en inglés), en la presentación del congreso que este fin de semana reúne en Madrid a casi 24.000 oncólogos de todo el mundo.

Si no hay descenso claro del número de casos, lo que sí tienen seguro es una disminución de la mortalidad, como explica Javier Cortés, director del Instituto Oncológico Baselga (IOB) en Madrid y jefe de Sección de Tumores Ginecológicos del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid. «Decir que en 2025 disminuirán los casos es muchos, pero sí que podemos afirmar que la mortalidad se verá reducida, tendremos más supervivientes y eso es gracias a las nuevas herramientas tanto de diagnóstico como terapéuticas que hoy disponemos», apunta Cortés.

Lo cierto que este año en la reunión de ESMO los protagonistas estrella ya no son fármacos que actúan sólos, sino el «trabajo en equipo», las combinaciones de biológicos, quimioterapia, radioterapia e inmunoterapia, que en un orden concreto de administración y uso son capaces de ofrecer resultados, en algunos casos paliativos, pero en otros «curativos», como explica Pilar Garrido, jefe de sección de Oncología Médica y de la Unidad de Cáncer de Pulmón del Hospital Ramón y Cajal de Madrid. «Hemos encontrado fórmulas terapéuticas que hasta ahora se empleaban sólo de forma paliativa, es decir, con el fin de ofrecer más supervivencia a los pacientes, pero sin erradicar el tumor. Hoy, debido a los buenos resultados que ofrecen en estos estadíos, estamos preparados, y ya hay estudios, para intentarlo en fases más precoces de la enfermedad y ver si una administración precoz se obtienen mejores resultados. Y creemos, con datos de estudios que presentamos estos días, que es posible hablar en términos de curación en casos muy concretos».

Para conseguir cifras tan optimistas, y llevar el lema de «ver el vaso medio lleno» en el campo de la Oncología, hay que subrayar que la media de pacientes que vence al cáncer comienza a superar los seis de cada diez, con buenas cifras en mama, que suele ser más del 80%, aunque con retos en otros tumores, como el de páncreas, en el que los que sobreviven son sólo un 10%. La respuesta del optimismo está en la llegada continua de nuevos avances terapéuticos y las nuevas formulaciones de combinación, las nuevas tecnologías de detección –secuenciación masiva genética–, los cribados, «en cáncer de colon se consiguen mejores resultados con una detección precoz, y en España a final de año podremos hablar de un screening general a la población homogéneo a nivel nacional», apunta Miguel Martín, presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y jefe de Oncología del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid.

Retos

Uno de los obstáculos más importantes que han de hacer frente los oncólogos de la mano de las administraciones y la industria es resolver el problema del precio, el coste que supone asumir tanta novedad, derivada de tantos años de inversión en ensayos clínicos e investigación que apoyan su seguridad y eficacia en el tratamiento de los tumores. Desde ESMO, Tabernero afirma que han iniciado grupos de trabajo con la industria y con las administraciones europeas con el fin de diseñar procedimientos que ayuden a hacer frente a la sostenibilidad de los sistemas sanitarios.

«Tenemos listas de medicamentos esenciales que la industria no puede dejar de suministrar –afirma Tabernero con recelo y continúa– porque pueden empezar a pensar que ya no son tan rentables». Uno de los retos será la llegada e incorporación de los biosimilares en sustitución de grandes moléculas. «Hasta ahora se empleaban en los tratamientos de soporte, pero van a pasar a formar parte de los principales. Por eso tenemos que ser cautos y ver cómo se pueden incorporar, dejando siempre la opción del innovador y que sea el médico el que elija su uso y no el gestor o la farmacia hospitalaria», subraya Luis de la Cruz, miembro del Grupo de Trabajo SEOM de Biosimilares y jefe de Servicio del Complejo Hospitalario Regional Virgen Macarena de Sevilla. Lo cierto es que en la incorporación de los biosimilares hay mucho recelo y reticencia. El director del IOB recalca que «debe ser el oncólogo, y sólo él quien decida sobre su uso». Pero lo cierto es que, como apunta Serafín Morales, oncólogo del Hospital Universitario Arnau de Vilanova de Lérida, «el origen de esta situación son las indicaciones por equivalencia. Esto es, que cuando se apruebe el biosimilar se haga para una indicación concreta y no se intente asumir que porque el innovador también se usa en otros casos o perfiles, el biosimilar lo vaya a hacer también. Siempre hay que hacer un ensayo clínico que avale la indicación para la que se quiere usar, como ocurre con los innovadores».

Morales también apunta a un segundo motivo en el rechazo de algunos oncólogos al uso de los biosimilares. «Esto viene de atrás, de la sustitución de algunas quimioterapias por su fórmula genérica. Porque dado que su impacto terapéutico tiene un margen tan pequeño, la diferencia con el original, que oscila en un 20%, hace que muchas veces no fuera como el original y se perdiera eficacia». Al mismo tiempo, el oncólogo de Vilanova subraya que «con los biosimilares esto no ocurre, ya que en los estudios de comparabilidad se muestran iguales e incluso un poquito mejor que el innovador». En este campo, en ESMO ven la luz nuevos resultados de un trastuzumab, desarrollado por Amgen, que se emplea en cáncer de mama HER2 en estadios tempranos en mujeres. Junto a él, hay otros dos, de Mylan y Pfizer que están indicados en cáncer de mama avanzado metastásico, también a punto de encontrar aprobación por la FDA, Agencia del Medicamento de EE UU.

Combinaciones y más

Además, más allá de la presentación de biosimilares en ESMO, las novedades giran entorno a nuevas asociaciones moleculares que incrementan con éxito los resultados positivos, junto a cambios de orden en su uso. «Salvo excepciones, hemos visto que la inmunoterapia no camina sola y su asociación con otros, como la quimio, nos ofrece buenos resultados», explica Tabernero. Al tiempo, que Garrido añade que «el objetivo es la personalización del tratamiento y para ello, cuanto mayor sea el abanico terapéutico, más tumores podremos curar».

Así, mañana se presentarán datos interesantes de dos terapias inmunoterápicas que han demostrado su utilidad si se emplean antes de la cirugía, para prevenir metástasis en melanoma. «Este año las novedades más destacadas las encontramos no en mama, sino en cáncer de pulmón y melanoma, entre otros», subraya Cortés. Combinar moléculas inmunoterápicas también ofrece buenos resultados, como apunta José Cabrera, director médico de BMS España y Portugal. Las novedades en la lucha contra el tumor de pulmón de células no pequeñas, que representa entre el 85 el 90% de todos los cánceres de pulmón, se encuentran en los resultados de Pacific que ofrece durvalumab en pacientes que ya no progresan una vez se ha agotado la vía de la quimioterapia –con platino– y radioterapia. «Hemos encontrado evidencia de la sinergia entre la radioterapia y la inmunoterapia, porque vemos un incremento de la respuesta terapéutica», explica Luis Paz-Ares, jefe de Oncología Médica del Hospital Universitario Doce de Octubre de Madrid. «Por lo tanto, también exploramos el impacto de la inhibición de PD-L1 después de la quimiorradiación como tratamiento estándar», añade Paz-Ares.

Otros tumores menos frecuentes también están viviendo un momento dulce, ya que tras tiempo sin novedades en el botiquín terapéutico, comienzan a darse importantes avances. Casi una década ha pasado para que aparecieran terapias más exitosas en el cáncer renal. «Ocupa el décimo lugar en incidencia en España, con 5.500 casos cada año, pero un tercio llega con enfermedad metastásica a la consulta», explica Javier Puente, adjunto en la Unidad de Cáncer Urológico, Torácico y Melanoma del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario San Carlos de Madrid. Por un lado, la combinación de dos inmunoterapias ofrece buenos resultados frente al tratamiento habitual, «tanto que se han parado el ensayo», subraya Cabrera. Por otro, en el estudio fase III Metor los resultados indican que cabozantinib se trata del primer y único fármaco en segunda línea para el tratamiento del cáncer de células renales. «Hemos visto que con esta molécula tenemos una reversión y hemos encontrado datos superiores al everolimus», comenta Puente.

En ovario hay una situación bastante similar. Ante un tumor asintomático, muchos llegan en fase avanzada y contra estos datos del estudio Ariel3 muestran la capacidad de rucaparib para controlar la enfermedad. «Con la llegada de los inhibidores PAR hemos podido diseñar terapias sensibles en determinados grupos de mujeres, muchas de ellas cuentan con el gen BRCA1/2», explica Jesús García Donas jefe del programa de Cáncer Genitourinario, Ginecológico y Dermatológico del Centro Integral Clara Campal.

Mejores resultados con equipos multidisciplinares

Trabajar en equipo siempre es una ventaja. Y esto quedo patente en el curso de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander, titulado «Hacia la hacia la excelencia en el conocimiento del cáncer de mama avanzado: una visión multidisciplinar» –patrocinado por Novartis–, en el que se ofreció una visión clínica y asistencial de la enfermedad, a través de las experiencias de los servicios de oncología, la enfermería y la farmacia hospitalaria. Desde el punto de vista de los siguientes ponentes, Rafael López, jefe del Servicio de Oncología Médica del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela, Beatriz Bernárdez, facultativa del Servicio de Farmacia del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela, y Juan Luis Ribes Bernal, secretario de actas de la Sociedad Española de Enfermería Oncológica (UCME), se pudo palpar cómo en su día a día la interacción de unos con otros mejoraba sensiblemente el abordaje terapéutico de los pacientes. Así, desde algo tan específico como el cáncer de mama metatásico, sobre el que se desarrolló todos los aspectos de la enfermedad, se pudo ir a lo general, sobre los desafíos que supone esta patología en general. Desde las consejerías de Sanidad de Madrid y Santander, se desgranó los planes de actuación y las ventajas de reordenar las unidades de atención y los recursos en formas concretas, de modo que la gestión optimiza los elementos, que aunque parezcan pocos, como puede pasar en Cantabria, se exprime para ofrecer grandes resultados. Por eso, se hizo hicapié en que los retos en los modelos de gestión como son la mejora de la continuidad de los cuidados, evitar la fragmentación asistencial, integrar la atención social y sanitaria, ofrecer un seguimiento individualizado y un apoyo psicológico. La óptica del paciente estuvo representada por una portavoz de Fecma, Laura Pérez, que habló de su corresponsabilidad en los tratamientos y en la formación que han de tener.