Elecciones Galicia
El voto útil y de la estabilidad.
Este pasado domingo, tras conocer los resultados electorales de Galicia y País Vasco, se ha constatado que la gente, en su mayoría, apoya la estabilidad institucional y la rápida gobernabilidad.
En Galicia, la tercera mayoría absoluta de Núñez Feijóo supone un espaldarazo a las políticas desarrolladas por el PP en esta región. La moderación, la cercanía y la solvencia de una gestión contrastada y trabajada por el candidato popular durante estos años ha conseguido que revalide, aún con más apoyos que hace cuatro años, su tercera mayoría.
En el País Vasco, muy a mi pesar, el PNV lidera la opción que a priori representa la estabilidad en aquella tierra.
La gente ha demostrado estar harta de los experimentos políticos, de los gobiernos nacidos de la suma de perdedores y de gobiernos robados por la mínima donde la primera fuerza roza la mayoría absoluta.
En Galicia ya tuvieron un bipartito de perdedores que resultó ser un desastre y los gallegos, muy sensatos, no han vuelto a jugársela desde entonces. En Castilla La Mancha, el PP de Cospedal se quedó en los últimos comicios autonómicos a un escaño de la mayoría absoluta, no pudiendo ofrecer un gobierno fuerte a los castellano manchegos. Hoy vemos cómo el socialista García-Page se tambalea al conocer que Podemos rompe el pacto que le aupó al poder. En la ciudad de Madrid ocurrió lo mismo, los pocos votos que fueron a parar a formaciones que se disputaban el centro-derecha produjo que hoy tengamos a Manuela Carmena de alcaldesa. Y así un largo etcétera de ejemplos por toda la geografía nacional.
Parece que los españoles, sobre todo aquellos que optamos por el centro político y la moderación, empezamos a tomarnos con responsabilidad la elección de la papeleta. Estamos comprobando cómo determinadas formaciones políticas que irrumpieron con gran fuerza y de manera muy efectista han ido perdido apoyos elección tras elección. Algo parecido ya le pasó a UPyD hasta llegar a ser una formación residual que hoy está prácticamente liquidada.
También merece la pena dedicar nuestra atención al PSOE, un partido fuerte que está inmerso en una brutal descomposición interna debido a la merma continuada de apoyos. Merma que proviene de una falta de liderazgo por un lado y de una ausencia de discurso político centrado por otro. Los socialistas no pueden seguir jugando al cordón sanitario al PP, al flirteo político con los separatistas y a posturas radicales, porque acabarán fagocitados por el populismo de Podemos.
El Partido Popular, por su parte, tiene una gran responsabilidad y a la vez un reto por delante. El PP debe seguir aunando a todo el espectro político que no esté en la izquierda bajo las mismas siglas. Muchos de los que se fueron, empiezan a volver a casa, pero tenemos que seguir trabajando para ilusionar a aquellos que todavía se resisten. Los que seguimos estando, debemos mantenernos firmes en nuestros valores, ideas y convicciones. Solo así seguiremos siendo la única opción viable, útil y sensata frente a los experimentos políticos, a las ocurrencias y a los partidos que hoy se acuestan con uno y mañana se levantan con otro. Fin de la cita.
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