Aniversario

Los 50 años de Penélope Cruz: el tremendo encanto de la izquierda exquisita

A medida que va cumpliendo años, la actriz responde más a esa burguesía bohemia de la que cada vez asoma menos izquierdismo y más caviar

Demasiado dulce empalaga y Penélope Cruz acabará el día empachada de felicitaciones bien azucaradas con motivo de esos espléndidos 50 años que cumple hoy. Le sobran razones para decir que sobrepasar los 50 es «algo grande y bonito», como ha reconocido en alguna entrevista previa a esta fecha. Es una de nuestras actrices más internacionales y, además de amigos generosos en halagos, tiene trabajo, belleza, dos hijos a los que protege del ojo público y un marido, Javier Bardem, que le canta y baila mientras prepara la cena.

Quizá sea cosa de una mente sofocada, pero con sus palabras la actriz parece querer darle una capa de lustre a aquellas lejanas escenas de «Jamón, Jamón», la película de Bigas Luna con la que esta pareja logró que el deseo desprendiera olor a comida casera. Entonces eran cercanos y celebraban el sexo en cualquier descampado. Hoy, si hubiera jamón, sería pata negra, a la altura de uno de esos vestidos que han hecho que Penélope se olvide de aquel icónico vestidito rojo de menos de 10 euros. Hablamos, por ejemplo, del Chanel que lució en la última gala de los Premios Goya, una icónica pieza con un bordado que necesitó más de 1.200 horas de trabajo. Arrasó, claro, casi como cualquier otra actriz que lo hubiese paseado por la alfombra roja.

Penélope Cruz y Javier Bardem en los Oscars
Penélope Cruz y Javier Bardem en los OscarsMIKE BLAKEREUTERS

Hoy Penélope no admite otra pareja estilística que no sea Chanel. En su reciente visita a «El Hormiguero» se apañó con un diseño de 10.000 euros. Aclaremos que la actriz es imagen de la marca, pero eso no descarta que esté al alcance de su bolsillo. Celebrity net worth, una plataforma especializada en el cálculo de la fortuna de las celebridades, ha tasado su patrimonio neto en unos 85 millones de dólares, una cantidad, sin embargo, desmentida por el entorno de la actriz. Su mansión en una de las urbanizaciones más lujosas de Madrid, diseñada, por cierto, por Joaquín Torres, estaría valorada en un buen puñado de millones de euros. Y no es su única propiedad.

A su caché como actriz hay que sumarle los ingresos que recibe por sus patrocinios. Además de embajadora de Chanel, ha prestado su imagen a numerosas firmas, algunas muy conocidas, como Lancôme, L’Oréal, Ralph Lauren y la aerolínea Emirates. La mención de esta última nos lleva a un terreno farragoso e incómodo tanto para ella como para Bardem, acostumbrados a caracterizarse de activistas en la lucha contra el cambio climático y otras causas. Son cosas que no pasan desapercibidas, sobre todo en las redes sociales, donde hasta el amigo más fiel puede cantarles las cuarenta bajo el anonimato. Es difícil comprender que un día se manifiesten por el cuidado del planeta y al siguiente reconozcan que han viajado con esa línea «durante muchos años», siendo parte de algunos de los viajes más especiales de su vida.

Penélope Cruz y su look en 'El Hormiguero'.
Penélope Cruz y su look en 'El Hormiguero'.@elhormiguero

Por cada crítica, la actriz replica contando una donación o labor humanitaria, de esas que suelen llevar aparejado algún incentivo fiscal, aunque este dato no lo citen. Por otra parte, sería más elegante hacer el bien en silencio, sin que su mano izquierda sepa lo que hace la derecha. Si el satírico Tom Wolfe saliese de su tumba con su traje de tres piezas hecho a medida y el pañuelo brillante asomando en el bolsillo a la altura del pecho, no sería para batirse en duelo estilístico con Penélope, sino para anotarla en esa «izquierda exquisita» que él desarrolló en 1966.

Al autor le inspiró un grupo de artistas, políticos e intelectuales que promovían la lucha de clases mientras brindaban con el mejor champán importado de Burdeos y alardeando de trajes de 30.000 dólares o del chófer que esperaba en su Porsche último modelo. También Penélope se pasea por los platós vestida de Chanel y, desde su posición aventajada, reflexiona sus nobles ideales y cavila sobre las miserias lejanas cayendo en la emoción facilonga, mirando hacia atrás con ternura infantil y comparando cualquier drama con los suyos propios. Le molesta el pepito grillo que sale a su encuentro, sin darse cuenta de que todo ello está acreditado en televisión.

Van de currelas

Desde aquel agitado ¡Pedro! con el que se aupó a los altares de Hollywood, la actriz y su troupe, incluido su marido, son el mejor exponente de la llamada izquierda caviar, una versión patria de la izquierda exquisita de Wolfe. Pijos de barrio que van de currelas, pero no se ponen de parte del ganadero que pisa estiércol ni salen en defensa del campo sumándose a las tractoradas. Su izquierdismo es más cool, más cultureta, más de performance contestaria.

herméticosTanto Penélope Cruz como Javier Bardem han permanecido ajenos al revuelo mediático que ha generado su paternidad
herméticosTanto Penélope Cruz como Javier Bardem han permanecido ajenos al revuelo mediático que ha generado su paternidadlarazon

Esta izquierda caviar dominante y moralmente superior (o esa es su pretensión) lleva a sus hijos a colegios católicos, privados y trilingües. Monta el picnic sobre moqueta y poliniza su discurso, su forma de ser alternativa, sus inquietudes ideológicas, porque sentirse jaleados les aporta un extraordinario sentimiento de seguridad. De eso va la izquierda exquisita y su mejor embajadora es esta hija predilecta del cine que hoy estrena década. Va de jugar con la política pisando suelo minado, como hizo Bardem en 2014, cuando firmó un manifiesto con ataques brutales a Israel por el que tuvo que rectificar. De cambiar el final de los cuentos. De defender el tratamiento ético de los animales y la lucha contra las pieles colgando del brazo un bolso de piel de ternera que nunca llegará a vaca. De viajar a la Antártida para promover la creación de santuarios marinos que protejan la biodiversidad, mientras la esposa promociona cruceros que contaminan lo mismo que 100 millones de coches. De todo eso va Penélope Cruz, aunque, más que izquierda, solo vemos ya el caviar. Pero que nadie le rechiste.