Constitución
Sí a la Constitución de 1978
Nuestra Constitución es la norma suprema del ordenamiento jurídico español, a la que están sujetos los poderes públicos y todos los ciudadanos de España, sin excepción.
Pues bien, puntualizado esto, los diputados nacionalistas, así como los de extrema izquierda y populistas, hacen ademanes continuos de desprecio, burla y ninguneo a nuestra Carta Magna.
Los españoles que creemos en la democracia, en la libertad, en la separación de poderes, en la indisoluble unidad de España, en el Estado de derecho y en definitiva, en la Constitución española de 1978, tenemos que soportar que algunos de nuestros representantes políticos se permitan la licencia de pisotearla continuamente.
Hoy todos aquellos que la desprecian, están sentados en las instituciones gracias a esta ley fundamental. Han sido elegidos democráticamente y pueden ejercer su labor política desde unos escaños remunerados por todo el pueblo español y al cual se deben, sin distinción de ideología. Que nunca se les olvide.
A pesar de los continuos ataques secesionistas que provienen desde diferentes comunidades autónomas de España y que siempre han estado latentes, ahora se nos han sumado los señores de Podemos, repitiendo la misma cantinela: tirar abajo este marco constitucional que tanto ha proporcionado y proporciona a España. Unos para quedarse con un trozo de España que nos les pertenece y otros, para imponer un régimen totalitario que les perpetúe en el poder.
El señor Iglesias y Errejón ya han anunciado que no acudirán a los actos de celebración del próximo 6 de diciembre en el Congreso con la siguiente excusa “Queremos que se abra un proceso de cambio constitucional capaz de dar respuesta a los grandes problemas de nuestro país”... Bonitas palabras para tan maquiavélicas intenciones. La decisión de no acudir a los actos de celebración del día de la Constitución contrasta con la que adoptaron el año pasado, pero claro, es que por aquel entonces nos encontrábamos en plena campaña electoral del 20 de diciembre... Tampoco lo harán los diputados de ERC, PDECat, PNV o EH-Bildu. Al menos así, nos aseguramos que esta vez no habrá ningún numerito efectista y de mal gusto al que acostumbran. No hay mal que por bien no venga.
Pero claro, es razonable y prudente querer conocer qué se quiere cambiar, para qué y a dónde quieren llegar. No sé si alguna de las respuestas que nos darían va en consonancia con respetar la esencia de la democracia, tal y como la conocemos.
Los podemitas tienen que saber que cambiar la norma que nos da cobijo a todos, es algo muy serio. Que debe ser tomado con el respeto y la profundidad que merece. Con el talante y la generosidad que debe tener una ley fundamental como esta. Y no ser cambiada al capricho y arbitrio de una minoría escandalosa y reaccionaria como la suya para conseguir unos objetivos perversos que distan mucho de los conceptos de justicia e igualdad entre españoles.
Puede que sus continuadas luchas intestinas en todo el territorio nacional, así como sus despropósitos de asambleas y círculos, les hagan creer que el modelo que necesita España es el caos en el que ellos viven instalados. No señores de Podemos, no. La inmensa mayoría de españoles queremos seguir viviendo en libertad, tener los mismos derechos y obligaciones y ser solidarios entre nosotros.
Yo nací en democracia, no conozco otra cosa que no sea este marco de convivencia y me siento a gusto con este país que, con sus luces y sombras, es un lugar maravilloso para vivir. Y todo ello es gracias a la Constitución de 1978.
En definitiva... “Con la Constitución, es posible lograr una concordia civil llamada España, donde convivan ciudadanos que, por tener diferentes opiniones, creencias o convicciones, se complementen entre sí. Quienes matan, secuestran y extorsionan, quienes optan por la violencia como método de actuación política, no son nuestros complementarios. Sólo son los destructores de los valores democráticos. El mal que procuran y el daño que infringen, nos lo hacen a todos.” (Adolfo Suárez)
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