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Busquemos soluciones
Me preocupa el fenómeno de violencia urbana que estamos viviendo, no trato de hacer un lamento, pero sí de intentar que entre todos busquemos soluciones y analicemos el origen de las tan variadas violencias cotidianas.
No pienso en las guerras ni en el terrorismo, que serían objeto otra reflexión, trato de centrarme en aquellos casos que diariamente saltan a los medios de comunicación y nos hielan la sangre. Pienso en el tan comentado caso de Nadia, que ha terminado con su padre en la cárcel; en el suicidio de una menor en Murcia, presunta víctima de acoso escolar; en los secuestros de niños, en nuestra ciudad hemos tenido un intento muy reciente en una Cabalgata de Reyes; en la violencia contra la mujer, mi pasada entrada la dediqué a Mati, asesinada al comenzar este año; en los enfrentamientos entre jóvenes en los barrios de Madrid, Tetuán ha sido el escenario de uno de ellos que ha terminado con una persona asesinada... Y me planteo el por qué de tanta violencia en una sociedad que, según la mayoría de los sociólogos, es menos violenta que en siglos anteriores. Tal vez los vertiginosos cambios sociales que se están produciendo o la pérdida de referencias de lo éticamente aceptable tengan algo que ver, pero lo que está claro es que las administraciones deben reaccionar ante un fenómeno evidente al que hay que buscar soluciones y, una vez más, los Ayuntamientos tienen mucho que aportar.
En el distrito de Tetuán, en el que tengo el honor de ser la Concejal responsable del Grupo Popular, los vecinos están asustados, piden amparo a su Ayuntamiento y son ya más de una las ocasiones en las que han participado en los Plenos de la Junta Municipal con intervenciones desesperadas debido a que la violencia en sus barrios ha alcanzado límites inesperados.
No planteo que la responsabilidad sea únicamente municipal, pero sí creo que cada vez es más importante que exista una coordinación efectiva de los sistemas de protección, insisto en que el Ayuntamiento debe fomentar el acercamiento a sus vecinos y trabajar barrio a barrio para entender las necesidades sociales de cada uno. Es imposible avanzar sin recibir ni a los vecinos ni a sus asociaciones como está ocurriendo actualmente.
Nos guste o no la intervención de los trabajadores sociales, con su experiencia profesional, resulta imprescindible para abordar los planes y estrategias contra la violencia. Ellos conocen muy bien sus entornos y, además, en múltiples ocasiones son también víctimas de violencia.
En un mes en el que celebramos el Día Mundial de la No Violencia debemos agradecer a las personas que luchan por mejorar nuestra sociedad y conocen bien las entrañas de nuestra ciudad. Ellas son, insisto, frecuentes víctimas de la violencia. No quiero terminar sin hacer mención al daño real que, casos como el de Nadia, hacen a nuestra sociedad. Por supuesto, la primera víctima es la niña pero ha generado además, una profunda desconfianza hacia todo aquello que representan la solidaridad y el trabajo social. ¡Indignante!
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