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Fake News

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Por Carlos Navarro Ahicart

Ayer fue el día del patrón de los periodistas, San Francisco de Sales. Día en el que, como en casi todos, volvió a salir una batería de noticias de todo tipo sobre Donald Trump que, sin llevar siquiera una semana de mandato, ya parece que haya matado a la madre de Bambi. Eso sí: noticias de todo tipo, menos críticas constructivas a sus escasas medidas, por ahora.

Que si Melania responde a las miradas de Donald con sonrisas forzadas; que si el hijo menor de Trump se comporta como un crío -que es lo que es, al fin y al cabo-; que si Nancy Sinatra estaba en contra de que sonase la canción de su padre en el baile de la inauguración de mandato; y, para culminar, la patética manifestación de repulsa que montaron unos revanchistas que no aceptan los resultados electorales.

El amarillismo más crudo lleva sobrevolando las altas cumbres de la prensa internacional desde que Trump anunció su intención de presentarse a las primarias del Partido Republicano para ser candidato a la presidencia de los Estados Unidos. Los ataques no han parado, y solo han conseguido hacer más visible y fuerte al ahora 45º presidente de la primera potencia internacional. Si su intención era acabar con él, desde luego, se han lucido.

Pero más allá de la pugna que puedan tener los grandes medios de comunicación con la figura de Donald Trump, lo verdaderamente preocupante es la desinformación a la que estos someten a la población. Apenas se leen noticias mínimamente objetivas de las medidas que está tomando el ejecutivo de Trump o las que plantea para el futuro. Estos últimos días solo podemos encontrar que ha desaparecido el español de la web de la Casa Blanca (una nimiedad sin mayor recorrido, por mal que nos parezca) y un par de cosas más que en absoluto repercuten en nuestras vidas. Por cierto, el Secretario de Prensa de su gabinete ha dicho públicamente que habrá una versión modificada en español de la web.

Escasas menciones al hecho de que ha retirado a EEUU del tratado comercial con el Pacífico, que ha renunciado a más de 400 cargos directivos en sus empresas, que ha prohibido financiar el aborto en el extranjero o que ha anunciado una reducción masiva de impuestos a la clase media a corto plazo. Eso, que es lo que debería interesarnos a todos -nos parezcan mejor o peor estas medidas-, es lo menos frecuente en los titulares de la prensa a lo largo y ancho del globo. Supongo que es más constructivo hablar de cuánto se quiere el matrimonio Trump o de lo mal que se porta su hijo de solo 10 años.

Echo de menos un periodismo de calidad. Y en absoluto estoy pidiendo que se prohiba a los chapuceros amarillistas hablar de estas cosas, por supuesto. Soy un firme defensor de la prensa libre y desregulada. Pero, sinceramente, creo que nos iría mejor como civilización si juzgásemos según los hechos y no según las elucubraciones de cuatro líderes de las fake news.