ONU
El género en la Agenda 2030 de desarrollo sostenible
Recientemente se vienen sucediendo diversos horribles acontecimientos machistas que han puesto como prioridad en la agenda social y política, no sólo a nivel nacional sino también internacionalmente, la necesidad de avanzar hacia una sociedad más igualitaria. Venimos de una sociedad patriarcal y todavía queda mucho por hacer para conseguir la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres.
El pasado 8 de marzo, Día internacional de la Mujer se puso de manifiesto el compromiso de muchas mujeres, entre ellas muchas jóvenes, que reivindican cambios importantes y urgentes en nuestra sociedad. El movimiento #MeToo, y #Cuéntalo en España, la denuncia de las Kellys o camareras de piso que reivindican desde hace más de dos años mejorar las condiciones de un sector externalizado y precario y femenino, las numerosas críticas en la sociedad y también en el sector judicial al veredicto de La Manada que supone un claro retroceso para la seguridad de las mujeres, la justa reivindicación para que las mujeres participen en todos los órganos y comisiones de decisión como la que debe revisar los delitos contra la libertad sexual del Código Penal, la movilización de las mujeres periodistas de RTVE para que cambie el funcionamiento actual de la televisión pública... son algunos ejemplos de cómo está cambiando la actitud de las mujeres y de la sociedad.
La movilización masiva sigue viva. Las mujeres están cansadas de las actitudes machistas y del mantenimiento de una sociedad patriarcal que dificulta los avances hacia la igualdad real. Las mujeres perciben que, aunque representan más de la mitad de la población, aunque ya son mayoría en las aulas universitarias hace años y aunque obtienen mejores calificaciones y consiguen los mejores puestos en las oposiciones que juzgan objetivamente mérito y capacidad; la igualdad real parece inalcanzable. No comparten la lentitud de ciertos avances que se van produciendo hacia esa igualdad real y están decididas a reivindicar lo que es justo, su participación en los ámbitos de poder económico, político y social propia de un estado democrático.
La misma Asamblea General de la ONU en su Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, ha incorporado el objetivo de “lograr la igualdad de género” dentro de los diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible. Precisamente los próximos días 16 y 17 de julio de 2018, dentro de los Cursos de Verano que la Universidad Complutense celebra en El Escorial, Business Profesional Women –Madrid hemos organizado un Curso sobre El género en la Agenda 2030 de desarrollo sostenible, que tengo el honor de dirigir. Participará como conferenciante inaugural el ex-Presidente José Luis Rodríguez Zapatero que impulsó leyes como la de Igualdad (2007) o contra la Violencia de Género (2004).
La igualdad entre hombres y mujeres es uno de los desafíos del mundo actual para lograr un desarrollo sostenible a favor de las personas, el planeta y la prosperidad. El feminismo es un factor de cambio imparable en las sociedades actuales. Y son además las más jóvenes las que están marcando esta tendencia, reivindicando cambios educativos reales que permitan terminar con los estereotipos y roles asignados a las mujeres y a los hombres por nuestra actual sociedad patriarcal. Porque hasta que culturalmente no aceptemos que la virilidad natural de los hombres no puede violentar la convivencia cívica entre mujeres y hombres, no acabaremos con el machismo ni con la violencia machista.
La lucha por la igualdad es un tema de gran actualidad e interés que va a estar incorporado en los programas de desarrollo mundiales durante los próximos 15 años. Los Estados están comprometidos a movilizar los medios necesarios para lograr este objetivo. La Agenda de Desarrollo Sostenible implica un compromiso común y universal. La educación sobre la sexualidad, los servicios de fertilidad y el asesoramiento para la violencia de género son medidas que salvan vidas, promueven la igualdad y aumentan los ingresos familiares
Los gobiernos deben abordar las barreras implícitas en las leyes, las políticas, la economía y en las normas y valores sociales que perpetúan la desigualdad de género. Porque según reciente nuevo informe de ONU Mujeres subsisten importantes brechas para el empoderamiento de las mujeres, por la naturaleza generalizada de la discriminación en contra de las mujeres y las niñas en todo el mundo.
En 89 países con datos disponibles, el número de mujeres y niñas que viven en condiciones de pobreza asciende a 330 millones. Esto significa que hay 104 mujeres viviendo con menos de 1,90 dólares US al día por cada 100 hombres en la misma situación. La brecha de género se ensancha particularmente durante la edad reproductiva. Una de cada cinco mujeres menores de 50 años de edad sufrió violencia física o sexual a manos de su pareja en los últimos 12 meses.
Más del 50 por ciento de las mujeres y las niñas en medios urbanos de los países en vías de desarrollo viven en condiciones donde carecen de al menos uno de estos recursos: acceso a agua limpia, instalaciones sanitarias mejoradas, una vivienda durable y espacio suficiente para vivir.
Urgen medidas. La ONU Mujeres propone medidas prácticas para dar cumplimiento al objetivo de igualdad de género en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
El logro de la igualdad de género no es solo un objetivo importante en sí mismo, sino que es además un factor capaz de acelerar el cumplimiento de la Agenda 2030 y la obtención de un futuro sostenible para todas las personas. Por ejemplo, la reducción de la carga del trabajo de cuidados no remunerado para las mujeres, mediante el acceso a servicios de cuidado infantil gratuitos y universales, les permitiría a éstas acceder a oportunidades de empleo, propiciaría la creación de trabajo decente en el sector de los servicios sociales y mejoraría los resultados en salud y nutrición infantil.
Son precisas más y mejores estadísticas que desagreguen por género para poder conocer qué está ocurriendo con las mujeres en la totalidad de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. También eliminar la brecha de financiación para lograr un mundo sostenible y fortalecer las redes de seguridad y los servicios esenciales, tanto en los países desarrollados como en los países en vías de desarrollo. Y finalmente, garantizar la rendición de cuentas, por parte de aquellos que ostentan el poder, con respecto a los compromisos en materia de igualdad de género.
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