Guerra en Siria
Víctimas de la sinrazón
Bashar al – Assad, hijo y heredero de Háfez al – Assad, se ha convertido en el principal obstáculo para una paz en Siria que se hace imprescindible y urgente. Cinco años de guerra, millones de refugiados que las organizaciones internacionales no pueden socorrer. Miles de muertos en esa guerra de la que cada día vemos imágenes más sobrecogedoras, niños vagando desorientados, sin familia, niños que caen en poder de mafias que comercian con ellos o sus órganos.
La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) se ve impotente siquiera para paliar levemente tanto sufrimiento. Tanto sufrimiento, y tanta muerte no parecen ser suficientes para que las conversaciones de paz logren siquiera una tregua de 48 horas, solicitada por ACNUR y otras organizaciones de ayuda, para evacuar heridos y suministrar alimentos, medicinas y primeros auxilios a los miles de personas, la mayoría niños, atrapados en Alepo, ciudad que contaba con más de dos millones de habitantes y que está literalmente dividida en dos bandos en una lucha sin cuartel.
Háfez y su hijo Bashar, han sido durante muchos años fieles aliados de occidente, en cuyas universidades muchos sirios han cursado estudios. Siria era un país con muchos rasgos occidentales, desde la forma de vestir, pasando por la libertad de culto o unas universidades modernas y de libre acceso. A pesar de su situación en la difícil zona geopolítica había logrado mantener su estatus hasta que, a principio de 2011, hacen su aparición unos grupos armados “rebeldes” que luchan contra el ejército de al- Assad. Grupos rebeldes que tienen su origen en la oposición al régimen de al-Assad, pero que muy pronto se unen a las fuerzas del terrorismo del DAESH.
La situación se complica por la cantidad de fuerzas en litigio: ejércitos regulares como el sirio, el turco o el iraquí, “rebeldes” sirios, ejercito kurdo, las fuerzas terroristas del DAESH, los bombardeos de países como Rusia, Estados Unidos, Francia, Jordania,...cada uno defendiendo su causa y las poblaciones muriendo por miles.
Nos quejamos de nuestros políticos españoles que no son capaces de llegar a acuerdos que permitan la gobernabilidad de España, pero ¿qué decir de estos otros, como Putin y Obama, que son incapaces de arbitrar un simple y limitado alto el fuego humanitario?
El último intento ha sido durante la reunión del G20 en China, una reunión de los dos líderes mundiales totalmente “prescindible”, como diría Pedro Sánchez, sin ruborizarse lo más mínimo. Lo dicho, vamos a tener que encerrarlos, estilo Colegio Cardenalicio, hasta que salga humo, me da igual el color y el origen, como si se queman a lo bonzo. Para lo que sirven.
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