Financiación autonómica
A vueltas con la financiación
El enrevesado ajedrez político nacional está cercenando o, en el mejor de los casos, menguando las posibilidades de crecimiento de la economía española y del impulso autonómico como contribución a ese escenario. Es cierto que el Gobierno en funciones de Mariano Rajoy ha actuado con la responsabilidad suficiente como para que las previsiones económicas del Fondo Monetario Internacional para España sean de un ascenso del 3,1% en 2016 y del 2,2% en 2017: superiores a cualquiera de los países del entorno. También lo es que con una estabilidad mayor y con una seguridad jurídica que no se pusiera en solfa por los denominados gobiernos del “cambio” esa previsión sería aún mejor.
En este contexto la Comunidad Valenciana celebra este domingo el 9 d´Octubre. Es nuestro día grande y una fecha señalada para ensalzar todo lo que aportamos los valencianos, alicantinos y castellonenses a la construcción de España, que es mucho. Y es una ocasión para reivindicar lo que nos separa de la media nacional en financiación, eso sí, recordando que fue José Luis Rodríguez Zapatero quien impulsó el modelo vigente y dejó a la Comunidad Valenciana y a sus habitantes indefensos. Los recursos previstos en el actual reparto no cubren las necesidades esenciales de los valencianos en una región que, en términos económicos, es aportadora neta al conjunto del Estado pero que recibe una cifra muy por debajo de la media del conjunto del país.
Afrontar la reforma es necesario para nuestra tierra y en eso coinciden todos los expertos, ahora bien, la forma de abordarla difiere según el prisma de cada formación política. PSOE, Compromís y Podemos, que sustentan la gestión de la Generalitat Valenciana, han apostado por el victimismo y han optado por acudir al Círculo de Bellas Artes de Madrid para leer un manifiesto que expresa el descontento por esa infrafinanciación.
Nadie quiere aportaciones por la puerta de atrás –como ha sucedido con demasiada frecuencia en el pasado– y la negociación del nuevo modelo tiene que basarse en la igualdad entre españoles y en la equidad de la prestación de los servicios básicos con independencia del territorio en el que se encuentren. El mismo día que Ximo Puig se envolvía en la bandera del victimismo en la capital de España, el ministro Cristóbal Montoro me recibía para analizar diferentes cuestiones de interés para la Comunidad Valenciana.
Hay una conclusión económica clara como es que el Gobierno de España acaba de enviar a los valencianos 2.539 millones de euros procedentes del cuarto trimestre del FLA. Ximo Puig y Mónica Oltra han silenciado esta situación para poder seguir utilizando la infrafinanciación como arma política. La realidad es que gracias a esos fondos la Generalitat Valenciana podrá pagar la educación, la sanidad, los servicios sociales, o las nóminas de trabajadores de residencias y de farmacias.
No significa que con esta llegada de fondos se abandone la necesaria reestructuración del sistema de financiación pero sí demuestra que el binomio Puig-Oltra ha optado por la pataleta antes que centrarse en hacer sus deberes. Las cuentas para 2017 del Gobierno valenciano no van en esa línea y contemplan 1.500 millones de euros procedentes de una mejora de la financiación que no está pactada por lo que es un engaño a los valencianos y provocará recortes en inversión cuando esa aportación no se haga efectiva.
La Generalitat ni siquiera ha nombrado al representante de la Comunidad Valenciana en la comisión de expertos propuestos por las Autonomías para revisar el sistema de financiación. Esta maniobra revela que no es una prioridad para Puig y Oltra arreglar el problema de base sino seguir utilizándolo como un futurible rédito electoral.
Negociar un cambio del reparto de fondos no es posible ahora y hay un único culpable: el PSOE que con su bloqueo a la investidura del candidato más votado paraliza España desde diciembre de 2015. Ningún Gobierno en funciones puede abordar un problema de tal calado que requiere una negociación multilateral.
Puig tiene en su mano romper ese bloqueo, ya que estuvo en la maniobra de “apuñalamiento” de Pedro Sánchez, aunque ahora parece que una vez descabalgado el exsecretario general del PSOE recela de abstenerse en una investidura de Mariano Rajoy. Tampoco Mónica Oltra apuesta por evitar las terceras elecciones pese a que también dispone de compañeros en el Congreso que podrían facilitar el enroque.
Estamos pues a vueltas con la financiación pero quienes pueden contribuir a que se asiente un Gobierno en España para elaborar el nuevo sistema están más centrados en la tarea de dividir, agitar agravios y alejarse de los problemas de los ciudadanos. Llega el tiempo de la responsabilidad y tenemos que dejar atrás a quienes, como Puig y Oltra, sólo practican la política de titulares sin ofrecer alternativas ni aplicar lo que anuncian. Llega la hora de actuar.
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