Andalucía

Parálisis y debilidad

Parálisis y debilidad
Parálisis y debilidadlarazon

Rumbo nuevo el que ha fijado el PSOE con la vuelta de Pedro Sánchez a la secretaría general del partido aunque en estos momentos resulta aventurado adivinar qué dirección fijará. La decisión de las bases socialistas es trascendental para el principal partido de la oposición y lo es más allá del conjunto de la nación porque su traslación a las diferentes autonomías es muy diversa.

Si analizamos en qué situación queda Susana Díaz en Andalucía es fácil pensar que es de extrema dificultad después de un batacazo que le impidió pronunciar incluso el nombre del ganador, a la par que el PSC de Miquel Iceta tiene ahora respiración asistida. La extrema polarización de las primarias del PSOE ha obligado a “retratarse” a los líderes y a asumir las consecuencias de su apuesta.

En la Comunidad Valenciana se avecinan tiempos de convulsión para la federación que encabeza Ximo Puig –quien lo fió todo a la candidata andaluza– y se ha visto “desautorizado” en un alto porcentaje por los militantes socialistas en las tres provincias. Por mucho que Puig intente desligar el proceso de primarias del PSOE de la gestión de la Generalitat Valenciana van a ir íntimamente ligados.

La inestabilidad en el PSPV se ha incrementado exponencialmente y crecen las voces internas que dan como muy improbable la posibilidad de que Puig repita como candidato para la próxima legislatura. La rebelión interna contra quien lleva décadas en puestos de responsabilidad del partido ha sido evidente y el presidente de la Generalitat queda en un precario equilibrio interno.

Grave podría considerarse esta situación por suponer siempre un factor de distracción para la gestión la lucha por el control orgánico de un partido. Puig sabe que está en el bando contrario al que las bases han apoyado. Lo mismo le pasa a la aspirante a liderar el PSPV en Valencia ciudad, Sandra Gómez. Esa apuesta pública por Susana Díaz les resta opciones en su trayectoria política personal pero, sobre todo, les limita en el impulso de la responsabilidad pública que ambos tienen en la Generalitat y el Ayuntamiento de Valencia en la actualidad.

La falta de sintonía entre Ximo Puig y Pedro Sánchez ha sido palmaria en los últimos dos años y hay que desear que ello no tenga ninguna consecuencia negativa para los intereses de la Comunidad Valenciana. Es también preferible que el PSOE se fortalezca como una marca política con sentido de Estado y no como muleta de la extrema izquierda y los populistas, cuestión que está ahora, desgraciadamente, por resolver.

Es por ello que desde el primer minuto de la legislatura el PPCV que encabezo ofreció la posibilidad a los socialistas de alcanzar pactos de legislatura para que no tuvieran que depender de alianzas multipartitas. Puig desechó el apoyo y prefirió concretarlo con los nacionalistas de Compromís y la extrema izquierda de Podemos.

La debilidad de Puig es ahora interna y externa. Interna por lo ya descrito y externa porque las nuevas correlaciones de poder no le favorecen. Las primarias en Podemos en la Comunidad Valenciana han aupado a Antonio Estañ a la secretaría general de la formación y eso tampoco juega a favor del presidente autonómico. Su primera medida ha sido convocar el Pacto del Botánico, que sustenta al Gobierno autonómico, para dar una vuelta de tuerca y pedir “más mecanismos de rendición de cuentas”.

Traducido: Ximo Puig va a tener que realizar más concesiones a sus socios de gobierno lo que le debilitará aún más en el plano interior en el PSPV. Este juego de contrapesos dentro de quienes llevan ahora las riendas de la gestión de los valencianos es letal para los intereses de la Comunidad Valenciana.

El PP no recela de los procesos de mayor participación de los militantes en los procesos de elección de sus referentes –es más ha apostado decididamente por ellos– pero siempre con una base de unidad imprescindible en todo proyecto político. Nunca hay que perder de vista que el objetivo real de los políticos es mejorar la vida de las personas y el Partido Popular de la Comunidad Valenciana quiere ser un actor principal en la recuperación, la creación de empleo y la estabilidad por la que trabaja el Gobierno de España con Mariano Rajoy a la cabeza.

Nos preocupa enormemente que éste no sea el reto del tripartito al frente de la Generalitat y de los principales Ayuntamientos de la Comunidad y que las guerras intestinas acaben por desestabilizar esos gobiernos y dilapidar el potencial de crecimiento que se debía haber implementado en esta legislatura. Hasta ahora se han perdido dos años donde se han ahuyentado las inversiones y donde las decisiones de corte ideológico han primado sobre las verdaderas necesidades de los valencianos en materia de educación, sanidad, empleo y bienestar social. Y parece que el final del mandato va a ser aún más improductivo.