Nacionalismo
Ximo Puig abriga al desafío secesionista catalán
La visita a Valencia del presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, el mismo día en que el exconseller Francesc Homs declaraba en el Tribunal Supremo por su participación en la consulta soberanista del 9-N, constata una realidad que el Partido Popular en la Comunidad Valenciana denuncia desde hace meses: la complicidad del presidente autonómico valenciano, Ximo Puig, con el pulso del independentismo catalán al modelo de convivencia constitucional.
Como presidenta regional del PPCV siempre he defendido y defenderé los valores democráticos, la sociedad del bienestar, la unidad territorial de España y la igualdad de trato para todos los ciudadanos. Son pilares irrenunciables para aquellos que creemos en la potencialidad de un país como el nuestro y en la construcción europea.
Mantener relaciones de buena vecindad con Aragón, Cataluña, Castilla-La Mancha o la Región de Murcia es algo que siempre priorizamos por razones de cercanía, lazos culturales, inversiones conjuntas y aprovechamiento de sinergias en infraestructuras. También las impulsamos con el resto de territorios (cuando sustentábamos el Gobierno autonómico valenciano) con los que no hay tanta cercanía geográfica pero sí afectiva, de oportunidad de mercado y proyecto nacional.
En el contexto político actual resulta inadmisible que Ximo Puig ofrezca el abrigo de la Generalitat Valenciana (que no de los valencianos) a quienes, como Puigdemont, mantienen que Cataluña debe desgajarse de España, tener un trato preferencial y, sobre todo, despreciar las sentencias que emanan de los tribunales que nos ponen a todos ante el espejo igualitario de la ley.
¿Es importante la ejecución del Corredor Mediterráneo? Sin duda, sí. Y el PPCV lo reivindica ahora y en el pasado. Gracias a ese empeño se han dado pasos por parte del Gobierno que preside Mariano Rajoy para poner en marcha todos sus tramos. Acelerar esta infraestructura, clave para añadir valor de mercado a los productos valencianos, es la excusa principal que Puig esgrimió para dar cobijo a su homólogo catalán.
El error, por contra, es mayúsculo. El presidente autonómico valenciano se presta a una campaña de lavado de imagen de Puigdemont quien lleva meses (años con sus socios actuales como ERC), defendiendo que Cataluña excede de sus actuales límites territoriales y que tanto la Franja de Aragón, como Baleares, la Comunidad Valenciana, el Rosellón francés, El Carche murciano, e incluso Andorra y la italiana Alguer forman parte de unos quiméricos Países Catalanes que jamás existieron.
El desafío de Puigdemont a España va acompañado del menosprecio a los valencianos y pese a ello Ximo Puig ha decidido darle al pancatalanismo independentista un trato preferencial. Anuncia reuniones semestrales “bilaterales” y el líder de los socialistas valencianos se desmarca de la corriente mayoritaria en el PSOE que no quiere irse de viaje con los independentistas. La debilidad de Ximo Puig es manifiesta al frente del Ejecutivo valenciano y se revela prisionero de Compromís que tiene un carácter abiertamente nacionalista y siempre ha coqueteado con las tesis independentistas de algunos partidos políticos catalanes.
La agenda de Mónica Oltra se impone a la de Ximo Puig y utiliza a la Generalitat Valenciana como herramienta para allanar el camino de una posible alianza entre PSOE, Podemos y los nacionalistas para conformar el Gobierno de España. Oltra ya se entregó a Podemos en las elecciones nacionales quienes son el apoyo político indispensable para mantenerse en la Vicepresidencia autonómica. A los nacionalistas los tiene en su propia casa, Compromís, y ahora se abraza a quienes desde Cataluña quieren poner en jaque la joya que supuso la Constitución de 1978 para la convivencia en España.
Los valencianos tienen que estar tranquilos porque el Partido Popular siempre hará valer en la Comunidad Valenciana las señas de identidad de un pueblo modélico, emprendedor y de carácter abierto desde la lealtad al proyecto nacional de España. Las dos últimas elecciones ya han mostrado que el PP va creciendo en la región y que opciones como el PSOE y Compromís pierden fuerza o se estancan. Es pues el señor Puig quien debe rendir cuentas ante los valencianos por enrolarse como segundo oficial en el barco independentista que capitanea Carles Puigdemont con Mónica Oltra en el puente de mando.
Si Ximo Puig quiere variar el rumbo y volver a colocarse en la estela de los partidos constitucionalistas siempre contará con la responsabilidad y la coherencia del Partido Popular. Ya son muchas las ocasiones en las que he ofrecido el apoyo de los diputados populares en las Cortes Valencianas para dar estabilidad a un Gobierno autonómico en el que no figure Compromís. Ahora bien, si Puig persiste en el error de mantener al PSPV secuestrado por los nacionalistas tendrá un camino de espinas, una legislatura corta y la incomprensión de todos aquellos que tanto trabajaron para construir en España un modelo que ha sido ejemplo en toda Europa.
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