Alimentación
Los españoles sufren menos cólicos nefríticos que el resto de europeos (pero duelen igual)
Todo lo que debes saber sobre las “piedras en el riñón”, que van en aumento
Cólico nefrítico, cálculos renales, litiasis renal, nefrolitiasis o, más popularmente, “piedras en el riñón” son diversas formas de referirse a una dolencia cuya incidencia va en aumento, pese a lo cual los españoles la sufren mucho menos que el resto de europeos. Eso sí, el dolor que provoca -su principal síntoma-es igual de desagradable.
Los cálculos renales son depósitos duros de minerales y sales que se forman dentro de los riñones mientras realizan su función de filtrar los líquidos. Tienen muchas causas posibles y pueden afectar a cualquier parte del sistema urinario, que lo conforman los riñones, los uréteres (conductos que van de los riñones a la vejiga), la propia vejiga y la uretra, por la que la orina sale al exterior.
Se calcula que en España afecta a un 5 % de la población, justo la mitad que en el conjunto de Europa (10 %), y menos también que en Estados Unidos (8,8 %). El cólico nefrítico apenas distingue entre sexos y edades, aunque se observa una leve mayor incidencia en hombres y mayor riesgo entre los 40 y 60 años. Una mala noticia para quienes sufran un cólico nefrítico es que tienen elevadas probabilidades (60-80 %) de que les vuelva a pasar en algún momento de su vida.
Causas y síntomas
“Frecuentemente, los cálculos renales no tienen una única causa definida, aunque sí sabemos que hay ciertos factores que pueden facilitar su aparición”, explica el doctor Aníbal Rincón, urólogo del Hospital Quirónsalud Vitoria.
Con carácter general se producen cuando la cantidad de las sustancias que producen cristales (como el calcio) presente en la orina es mayor de la que pueden diluir los líquidos. “Por eso es muy importante una correcta hidratación para impedir o dificultar este proceso de cristalización. De hecho, beber abundante agua es una de las indicaciones habituales para pacientes con litiasis renal”, explica el doctor Rincón.
Dietas ricas en proteínas animales y sal (como los alimentos precocinados), el sobrepeso y la obesidad o el sedentarismo también predisponen a la producción de cálculos renales, “y quizá sean estos factores propios de nuestra época los que expliquen el aumento de esta dolencia en Occidente”. Antecedentes familiares, infecciones urinarias, gota o ciertos medicamentos también incrementan el riesgo.
Es habitual que un cálculo renal no cause síntomas hasta que empieza a desplazarse por el riñón o hasta que pasa a través del uréter. “El dolor es sin duda el más evidente, y suele ser muy intenso y afectar a los lados y la parte posterior del cuerpo, bajo las costillas, aunque es frecuente que irradie hacia el abdomen y las ingles. Otras veces, el dolor viene por oleadas y en intensidad variable”, explica el doctor Rincón. Otros síntomas pueden ser molestias o dolor al orinar y aumento de su frecuencia, color rosáceo, rojo o marrón de la orina, náuseas y vómitos
Tres tipos de tratamiento
El denominado tratamiento endoureteral es el más utilizado en la actualidad, según afirma el urólogo de Quirónsalud Vitoria. “Consiste en introducir por la uretra un fino tubo dotado de luz y cámara hasta dar con el cálculo, que es roto con láser en trozos pequeños para que puedan ser expulsados por la orina”.
Al ser poco invasivo, el paciente solo debe estar un día en el hospital, “y después se marcha a casa con un catéter para mejorar la inflamación y la cicatrización durante una semana, tras lo cual se la retiramos en un par de minutos”, añade el especialista.
Otra técnica es la litotricia, en la que se usan ondas de choque concentradas para fragmentar el cálculo. “Tiene la ventaja de que no requiere ninguna manipulación interna, pero también el inconveniente de que a veces la piedra no se rompe lo suficiente y su expulsión resulta dolorosa”.
Por último está la técnica percutánea, consistente en pinchar el riñón a través de la piel para acceder al cálculo, “pero los avances en el tratamiento endoureteral hacen que este procedimiento se realice cada vez menos”, subraya el doctor Aníbal Rincón.
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