Ruedas pelig.rosas
Turismo sin barreras
¿Qué es lo primero que piensas cuándo sueñas con un viaje?, le pregunté una vez a una compañera de trabajo que hablaba y hablaba de sus futuras vacaciones. En la pasta, en el sol, en con quién quiero ir... me contestó. ¿Y tú? Yo, en poder llegar, ¿y cómo vamos a poder desenvolvernos?, le contesté.
En Europa se estima que hay cerca de 80 millones de personas con algún grado de discapacidad o movilidad reducida. En la Feria Internacional de Turismo de Berlín, ITB, se puso de manifiesto que un 37% de los alemanes con movilidad reducida habían decidido no viajar por miedo a no encontrar la accesibilidad adecuada en los destinos. Pero como al final todo son cifras, o mejor dicho euros, no faltaron en esta prestigiosa feria las cuantificaciones: "En Alemania el turismo de este segmento de la población genera al año unos 2.500 millones de euros, al igual que en Inglaterra, cifra que sube a los 10.000 millones si hablamos de Estados Unidos", se atrevieron a divulgar a los cuatro vientos. Los medios de comunicación aprovecharon para titular en un segundo sin esforzarse en más análisis ni en más nada.
Los profesionales del sector comenzaron a soñar, y de repente las personas con alguna discapacidad se han convertido en un nicho de mercado. Ahora todos quieren poner el símbolo de accesibilidad en su establecimiento, aunque no tengan ni idea de que se necesita cuando se va en silla para entrar a un baño, por ejemplo, o para dejar la ropa en un armario de hotel, o simplemente para encender la tele cuando llegas a la habitación y te la encuentras colgada casi en el techo con el sensor apagado "para no gastar".
El ocio, viajar, sentirse turista cómodo lejos de casa es un potencial de desarrollo e integración social de niños y mayores. Compartir las experiencias, relatar los trucos para llegar a los sitios o destapar recorridos y rincones facilita un turismo para todos y sin barreras.
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