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Los 12 errores más comunes de los invitados de boda
Weddings are coming y más de uno tendrá ya en su agenda al menos una boda a la que asistirá esta primavera o verano. Por eso, hoy os traigo los errores más comunes en los que pueden incurrir los invitados de boda, a veces sin ser conscientes, para que no caigáis en ellos y seáis los invitados perfectos en todos los sentidos.
Hacer caso omiso a la tarjeta de respuesta
Como invitados, muchas veces recibimos la invitación de boda y la guardamos en un sitio seguro, o se nos traspapela, o preferimos llamar por teléfono para confirmar nuestra asistencia, o se nos olvida confirmar. Esta situación, aunque puede ser comprensible, supone un trabajo extra para los novios y sus familiares a la hora de actualizar la lista de invitados, que tienen que dedicarse a actualizar su documento Excel constantemente. Si la invitación viene con un sobre de respuesta y su sello correspondiente lo mejor es rellenarla con el nombre de los invitados que aparecen en la invitación y echarla en el buzón a la mayor brevedad. Aunque como invitados no lo pensemos, no os imagináis la ilusión que hace abrir el buzón y ver todas las cartas que te envían tus invitados confirmando la asistencia a la boda.
No hacer un regalo
Hay quien “olvida” regalar a los novios por su boda. Lo ideal es siempre regalar antes de la boda, aunque hay veces que como invitados se nos echa el tiempo encima y no lo hacemos hasta que ya ha tenido lugar la boda. En ese caso, recomiendo que llames a los novios y les expliques que el regalo les llegará después de la boda. Aunque en otros países es habitual llevar el regalo en mano el día de la boda, en España no es costumbre, por lo que debes evitar hacerlo. Si se trata de un regalo físico lo ideal es que lo lleves a casa de los novios o de sus padres, antes o después de la boda.
Llamar a la novia, el novio o sus padres y hermanos el día de la boda
Es el día de la boda, ¡sí! ¡Qué ilusión! ¡Qué nervios! ¡Qué ganas de ver a tu mejor amiga vestida de blanco! Sí. Todo eso lo comprendemos, pero si tú estás en ese estado de nervios imagínate cómo están ellos. Si llamas a los novios el día de la boda, aunque sabemos que es porque los quieres mucho, estás añadiendo más nervios antes de la boda. Puede que llames en medio de la sesión de peluquería y maquillaje, cuando se están vistiendo, o simplemente cuando están intentando relajarse. Todo, todo lo que les quieras decir se lo puedes decir después de la ceremonia, cuando ya estén más relajados.
Presentarte sin avisar en casa de la novia antes de la ceremonia
Aunque te apetezca mucho ver a la novia antes de la ceremonia, aunque quieras ayudarla a ponerse el vestido, aunque quieras pasar unos momentos con ella antes de la ceremonia, no lo hagas a menos que ella te lo pida. Los momentos previos son muy delicados, es el momento de vestirse, de verse, de ver a tus padres, a tus hermanos, de dejar escapar una lagrimilla... y hay familias que prefieren mantener esos momentos en la intimidad.
Ir de blanco
Es de sobra conocido que no se debe ir de blanco a una boda, para no eclipsar a la novia o que te confundan con ella. No obstante, si tienes un vestido blanco corto que te apetece mucho llevar el día de la ceremonia lo ideal es que consultes antes a la novia si le parece bien que lo lleves. Si ella está conforme puedes llevarlo sin ningún pesar.
No obstante, nunca, repito, nunca, debes llevar un vestido blanco que sea largo.
Escotes pronunciados
Los escotes generosos están aceptados para eventos nocturnos, y hay modelos preciosos que te pueden llegar a sentar de miedo, pero no cuando se trata de una boda. Si la ceremonia es religiosa y luces un escote atrevido es conveniente que lleves un chal o fular a juego durante la ceremonia. Debes considerarlo como un acto de respeto hacia el lugar en el que te encuentras, no como una sumisión a la libertad femenina.
Vestidos o faldas muy cortos
Al igual que en el caso de los escotes, las faldas muy cortas en una boda están fuera de lugar. Llevar un largo de falda muy corto puede hacer pensar que quieres llamar la atención, cuando el foco debe estar en los novios este día.
No cumplir la etiqueta
Hay invitados que no cumplen la etiqueta y deciden vestir con ropa relajada cuando les invitan a una boda. Huelga decir que supone una falta de respeto hacia los novios y sus familias, que te han invitado al evento social más relevante de sus vidas, al que llevarán sus mejores galas. Si tienes dudas sobre qué ponerte es mejor que consultes a los novios o a sus familiares más cercanos, pero no el mismo día de la ceremonia.
Ignorar a los padres de los novios
Cuando te invitan a una boda puede ocurrir que no conozcas a todos los miembros de las familias de los novios, pero eso no significa que no debas saludarlos y presentarte. El cóctel posterior a la ceremonia es un momento perfecto para acercarte a los padres de los novios para felicitarles por el matrimonio de sus hijos y agradecerles que te hayan invitado. Igualmente, a la hora de irte, debes agradecer a los novios y a sus padres que te hayan invitado, felicitarles por la boda tan magnífica que han celebrado y decirles lo bien que lo has pasado. Tal y como harías si te hubieran invitado a cenar a su casa.
Beber en exceso
Aunque la barra libre es muy tentadora y en teoría se nos podría ir de las manos, hay que intentar guardar la compostura. Beber alguna copa de más no supondrá un problema siempre y cuando no nos convirtamos en alguien que llama la atención, moleste a otros invitados o nos veamos inmersos en peleas o discusiones a voces. Una boda es para celebrar, no para dejarnos llevar por nuestras más bajas pasiones. Por eso, si ves que estás llegando a tu límite mejor pásate a tu bebida sin alcohol favorita. Si eres una persona precavida y no quieres llegar a estos extremos, es mejor pedir las copas cortas de alcohol, los efectos secundarios no serán tan drásticos y disfrutarás de la fiesta igualmente.
Criticar
Nunca se debe criticar, en ningún momento, ni por lo bajini, ni cuando estás pidiendo una copa, ni cuando vas al baño. Ni sobre los novios, ni sobre la otra familia, ni sobre cómo va otro invitado, ni sobre el lugar de celebración, ni sobre la comida. Es una falta de respeto y nunca sabes quién te puede oír. Y créeme, siempre habrá alguien que te oiga, y seguramente lo comentará con quien considere oportuno.
Regalar cosas que te gustan a ti sin pensar en los gustos de los novios
Hace tiempo que se extendió la costumbre de las listas de bodas, tanto virtuales como en tiendas físicas, donde los novios eligen exactamente lo que desean para su casa o para su viaje de novios, o donde reciben el importe de los regalos para gastar en lo que consideren más oportuno. Si al llegar a la tienda, física o virtual, ves que no te gusta nada de lo que han elegido no debes quejarte o expresar tu disconformidad con su elección, pues es algo que ellos han elegido y no querrán oír que te parece espantoso (los dueños de las tiendas o sus dependientes pueden comentar a los novios qué ha dicho tal o cual persona). Regálales algo que a ellos les guste, aunque no compartas sus gustos.
No obstante, si no te gustan nada las listas de boda y quieres hacerles un regalo “de verdad”, siempre puedes elegir algo para su casa, como un juego de mantas o unos vasos bonitos. Los cuadros, juegos de té y cuberterías o vajillas son elecciones muy personales que pueden acabar viajando del trastero a la casa y de vuelta al trastero cada vez que vas a visitarles.
Espero que tengáis en cuenta estos errores y no los cometáis en vuestra próxima boda. Y ya sabéis, si no triunfáis es porque no me habéis hecho caso.
Todas las fotos son de Ruth Roldán (Instagram @ruthroldanfoto)
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