¿Cuánto de Castilla-La Mancha es La Mancha, cuánto es Castilla y por qué Guadalajara es la provincia díscola?
La comarca manchega apenas ocupa el 50% del territorio de la comunidad autónoma, lo cual genera un problema de identificación a no pocos vecinos


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La comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, tal como la conocemos hoy, es una creación relativamente reciente. Surgió oficialmente en 1982, tras la aprobación de su Estatuto de Autonomía, y forma parte del proceso de descentralización política que vivió España durante la Transición democrática. Sin embargo, a diferencia de otras comunidades con una identidad histórica bien definida, como Cataluña o el País Vasco, Castilla-La Mancha nació más como un proyecto administrativo que como una reivindicación cultural o histórica.
Guadalajara: "no somos manchegos"
Basta darse una vuelta por localidades como Cifuentes, Brihuega, Sacedón, Pastrana, Mondéjar, Jadraque, Tendilla, Hita, Brihuega o la propia Guadalajara, para darnos cuenta de que nada de manchega tiene esta tierra alcarreña.
No debemos olvidar que en esta provincia, Guadalajara, la mayoría de sus habitantes, por no decir todos, no se sienten manchegos, fundamentalmente porque no lo son. De hecho, la Universidad de Castilla-La Mancha está presente en el resto de provincias de la comunidad autónoma, menos en Guadalajara, cuyo campus depende de la madrileña Universidad de Alcalá de Henares, municipio con el que sí existen fuertes vínculos.
Después de cuatro décadas de existencia de esta comunidad autónoma, y pese a los esfuerzos integradores, Guadalajara se siente ajena a Ciudad Real, Albacete, Toledo o Cuenca. Cuando hace unos años se plantaron por toda la autonomía carteles que rezaban "Bienvenidos a la tierra del Quijote", fueron muchos los que solicitaron su retirada o que, incluso, los tacharon con pintura.
"Los guadalajareños vivimos al margen del resto de provincias que integran la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha. Nos consideramos a nosotros mismos castellanos y tenemos la convicción de que poco o nada tenemos que ver con aquellos que habitan más allá de Madrid. En este sentido, la peor afrenta que podemos recibir es que alguien se confunda y nos denomine manchegos. Esa es a grueso modo la imagen colectiva que tenemos en Guadalajara de nuestra identidad territorial: una ínsula cervantina conectada a la capital de España por un corredor por el que cruzamos a ciegas, sin mirar a ambos lados", escribía la periodista Gloria Magro en el blog "El hexágono de Guadalajara".
Otras comarcas "no manchegas"
Lo mismo ocurre con la Serranía de Cuenca, con mucho más en común con Teruel o la propia Guadalajara que con las llanuras manchegas; con la propia capital de la provincia, o con la comarca de La Sagra, esa zona de la provincia de Toledo que linda con Madrid...
Antes de la constitución de las comunidades autónomas, las provincias que hoy forman Castilla-La Mancha pertenecían a distintas demarcaciones históricas. Cuatro de sus provincias —Toledo, Ciudad Real, Cuenca y Guadalajara— integraban la antigua región de Castilla la Nueva, mientras que Albacete formaba parte del Reino de Murcia. Esta disparidad geográfica y cultural explicaba la falta de una identidad regional unificada.
El concepto de Castilla-La Mancha como región carecía de precedentes históricos. Aunque "La Mancha" es una comarca bien definida y reconocida, su extensión solo abarca parte del territorio de las actuales provincias de Ciudad Real, Toledo, Cuenca y Albacete. Por otro lado, el resto del territorio de la comunidad autónoma está compuesto por comarcas con identidades propias y distintas, como La Alcarria, La Sagra o los Montes de Toledo.
El proceso de regionalización: unificación administrativa
El proceso de configuración de Castilla-La Mancha se enmarca en la aprobación de la Constitución Española de 1978, que permitió la creación de comunidades autónomas con capacidad de autogobierno. Este nuevo modelo territorial buscaba equilibrar el peso histórico de las regiones tradicionalmente autonómicas con la necesidad de descentralizar el poder en otras partes del país.
La construcción de una identidad regional
La identidad regional de Castilla-La Mancha es un concepto complejo y en constante evolución. A lo largo de la historia, los habitantes de esta región se han sentido identificados con diferentes realidades históricas y culturales. La creación de la comunidad autónoma supuso un nuevo desafío: construir una identidad regional común que englobara la diversidad de sus comarcas y de sus habitantes.
La Mancha no coincide con ninguna división administrativa actual. Se encuentra repartida entre varias provincias (Toledo, Ciudad Real, Cuenca y Albacete) y comarcas.
En este proceso de construcción de identidad, han jugado un papel fundamental:
- El patrimonio cultural: Los monumentos históricos, las tradiciones populares y las lenguas minoritarias han contribuido a forjar una identidad colectiva.
- La literatura: Obras como el Quijote de Cervantes han proyectado una imagen universal de Castilla-La Mancha.
- La gastronomía: Los productos típicos de cada comarca han contribuido a enriquecer la gastronomía regional.
- El paisaje: Los paisajes de Castilla-La Mancha, con sus contrastes y su belleza, han inspirado a numerosos artistas y escritores.
Castilla-La Mancha fue incluida entre las regiones de "vía lenta" para la obtención de competencias. Esto significaba que su desarrollo autonómico se realizaría de forma progresiva. La aprobación de su Estatuto en 1982 definió su territorio, compuesto por las provincias de Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara y Toledo, y estableció Toledo como su capital.
Las provincias y su historia previa a la autonomía
- Toledo: Históricamente, la provincia de Toledo fue el corazón de Castilla la Nueva. Su importancia política y religiosa data de épocas visigodas, y durante siglos fue uno de los centros neurálgicos del Reino de Castilla.
- Ciudad Real: Aunque también formaba parte de Castilla la Nueva, Ciudad Real está profundamente vinculada a la comarca de La Mancha, famosa por ser el escenario de las aventuras del Quijote de Cervantes.
- Cuenca: Con su peculiar orografía y su casco histórico, Cuenca también estuvo incluida en Castilla la Nueva, pero su conexión con las sierras la dotó de una identidad propia.
- Guadalajara: La provincia de Guadalajara, situada al noreste, se caracteriza por su proximidad a Madrid y por formar parte de la Alcarria, una comarca reconocida por su riqueza natural.
- Albacete: Tradicionalmente vinculada al Reino de Murcia, la provincia de Albacete tiene una historia distinta del resto de Castilla-La Mancha. Su incorporación a la comunidad fue una decisión administrativa.
División geográfica: Castilla y La Mancha
Una de las grandes cuestiones que surgen al hablar de Castilla-La Mancha es cómo se distribuye el territorio entre "Castilla" y "La Mancha". Aunque no existe una división oficial reconocida entre ambas partes, se puede realizar un análisis basado en las comarcas históricas y su extensión territorial.
Según algunas fuentes, la llanura de La Mancha es la altiplanicie más extendida de toda la Península Ibérica, tiene forma de triángulo, con el centro en Ciudad Real y los lados que se extienden hacia Albacete, Toledo y Cuenca.
Comprendería una superficie de unos 38.973,21 Km2, para sus 11 comarcas y 290 municipios. Otras fuentes, sin embargo, reducen su extensión a 30.000 kilómetros cuadrados y otras, incluso, a casi la mitad.
En cualquier caso, teniendo en cuenta que la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha tiene una extensión de 79.463 km², estaríamos hablando de que en el mejor de los casos la comarca manchega ocuparía algo menos del 50% del total del territorio.
La Mancha: Comprende principalmente zonas de las provincias de Ciudad Real, Toledo, Cuenca y Albacete. Es una región caracterizada por sus llanuras, su tradición agrícola y su vinculación cultural con la obra de Cervantes. La Mancha ocupa aproximadamente un 50% del territorio total de la comunidad autónoma.
El resto de Castilla-La Mancha: Incluye comarcas como La Alcarria (Guadalajara y Cuenca), los Montes de Toledo, La Sagra (Toledo) y la Sierra de Alcaraz (Albacete), entre otras. Estas zonas tienen identidades y características diferenciadas que las alejan del imaginario manchego.
Comarcas destacadas dentro de Castilla-La Mancha
La Alcarria: Famosa por su miel y sus paisajes, esta comarca abarca parte de Guadalajara y Cuenca. Es conocida por su riqueza natural y su importancia en la literatura española gracias a "Viaje a la Alcarria" de Camilo José Cela.
Los Montes de Toledo: Esta región montañosa se extiende principalmente por Toledo y Ciudad Real. Su importancia histórica y ecológica la convierte en un punto clave dentro de la comunidad.
La Sagra: Situada en el norte de Toledo, es una de las comarcas con mayor crecimiento poblacional debido a su proximidad a Madrid.
Sierra de Alcaraz y Segura: En la provincia de Albacete, esta región destaca por su belleza paisajística y su biodiversidad.
Campo de Montiel: Ubicada en Ciudad Real, esta comarca tiene una gran significación histórica y literaria, siendo mencionada en el "Quijote" como parte del recorrido del hidalgo.
Datos económicos de Castilla-La Mancha
La economía de Castilla-La Mancha está marcada por su carácter rural y agrícola, aunque en las últimas décadas ha diversificado sus actividades productivas. Entre los sectores más relevantes destacan:
- Agricultura y ganadería: La región es una de las principales productoras de vino, aceite de oliva y cereales en España. La Mancha, en particular, es conocida por sus viñedos y la producción de queso manchego.
- Industria: Aunque menos desarrollada que en otras comunidades, la industria alimentaria y la energía renovable han ganado peso en los últimos años.
- Turismo: El patrimonio histórico y natural de Castilla-La Mancha atrae a miles de visitantes cada año. Destacan lugares como Toledo, Cuenca y las Lagunas de Ruidera.
- Energía renovable: Castilla-La Mancha es una de las regiones líderes en energía eólica y solar en España, aprovechando sus amplias extensiones y condiciones climáticas.
La importancia de La Mancha dentro de la comunidad
La Mancha, como región histórica y cultural, ocupa un lugar preeminente en Castilla-La Mancha, tanto por su extensión territorial como por su peso en la economía y la identidad regional. Aproximadamente la mitad del territorio de la comunidad pertenece a La Mancha, y su influencia cultural es innegable gracias a la obra cumbre de la literatura española, "Don Quijote de La Mancha".
En conclusión, Castilla-La Mancha es una comunidad autónoma que combina la tradición castellana y manchega con una diversidad de comarcas que enriquecen su identidad. Desde sus llanuras manchegas hasta las montañas de los Montes de Toledo, la región ofrece un mosaico de culturas, economías y paisajes que la convierten en un ejemplo de la complejidad y riqueza del territorio español.