Salamanca

Mascarillas solidarias “reutilizables”

Una vecina de Ciudad Rodrigo elabora este recurso tan apreciado con algodón reutilizable, que distribuye de manera “altruista” para ayudar a prevenir el contagio por el COVID-19

La mirobrigense Carmén Ramos elabora manualmente mascarillas
La mirobrigense Carmén Ramos elabora manualmente mascarillasIcalIcal

La situación que se vive estos días en el municipio salmantino de Ciudad Rodrigo es la misma imagen que se ve a diario en el resto de localidades ante el estado de alarma declarado en el país por la propagación del coronavirus. La gente acude con temor “enfundada en guantes” a las farmacias o supermercados, pero la mayoría “no disponen de mascarillas”, porque el abastecimiento es muy escaso en estos momentos y “cada vez es mayor el número de peticiones” a nivel estatal para hacer llegar suministros a los centros sanitarios. En una de esas salidas fugaces para hacer la compra, una vecina de Miróbriga observó cómo las dependientas de un pequeño comercio de alimentación de la zona no tenían ese tipo de protección “porque ya no hay para todos”, cuenta a Ical.

Carmen Ramos es profesional de la costura, aunque en la actualidad trabaja en un servicio de limpieza, que precisamente se encarga de la desinfección de portales y residencias para evitar la transmisión de este virus. Su “buena voluntad y disposición” le hicieron solidarizarse con los trabajadores de los comercios y vecinos de su pueblo. Por eso, al llegar a casa se puso “manos a la obra” para buscar tutoriales a través de Internet y así encontrar la mejor opción para fabricar mascarillas reutilizables “lo más rápido posible”.

Manos a la obra

Cuando comenzó el escenario del coronavirus, Carmen dice que ya había elaborado algunas mascarillas que repartió entre sus familiares con otro material que encontró por su casa, pero que en este caso “era de un solo uso”. Por ello, junto a su hija comenzó a buscar otra alternativa como es el algodón y de esta manera “se pueden cocer y esterilizar”. Rápidamente acudió a un almacén de telas del pueblo, que a pesar de estar cerrado temporalmente como el resto de los establecimientos, tal y como marca el protocolo de protección, “le hizo el favor” y le dispensó varios metros de este material, con el que esta vecina estima poder fabricar “alrededor de 200 piezas”. Su único inconveniente es “no tener todo el tiempo físico que me gustaría para dedicarme con exclusividad”, ya que tiene que acudir a su puesto de trabajo.

Mientras, su hija le ayuda en la confección, con el marcaje y el corte de la tela para cada una de las muestras, así ella coge la máquina después y terminan el cometido. Señalan que por ahora, “llegamos a fabricar unas 20 mascarillas a la hora entre las dos”, aunque asegura que en el momento en el que pueda “se pone a todo trapo con ello”.

Mascarillas gratuitas

Cada lote fabricado de mascarillas lo reparte entre los conocidos de manera altruista, dice que en ningún caso “se le pasó por la cabeza cobrar por este trabajo”, porque según sus tiernas palabras “es mi granito de arena” para evitar la propagación del virus alrededor.

Carmen ya ha dejado varias en el supermercado y en la farmacia también cuentan con las últimas piezas para que se distribuyan “a todo aquel que lo necesite”. “Lo mejor es la reacción de la gente”, explica esta salmantina, “es una maravilla y emociona que te den las gracias”. Para ella “es todo”, porque a su juicio, es la única forma de poder ayudar en estos difíciles momentos, “haciendo lo que cada uno sabe y puede desde casa”, remarca.

Con esa tela de algodón, Carmen y su hija hacen las mascarillas dobles y le pone “o bien gomas o pinzas” para que se sujeten lo mejor posible a la cara. “Creo que es una pequeña ayuda para no contagiarnos”.

Por su parte, esta vecina de Ciudad Rodrigo “no teme al coronavirus para ella misma”, le preocupan sus familiares mayores y sus padres o suegros, “porque son ellos los más vulnerables”. Sin embargo, su mayor miedo es “contraer otra enfermedad o tener algún problema de salud y que no pueda ser tratado como se haría en una situación normal”.

Caseras pero reutilizables

Insiste en que “estas no son mascarillas quirúrgicas” como las de los hospitales, pero “pueden ayudar a tener tapado el rostro” y evitar la rápida propagación del Covid-19. La decisión de fabricar estas mascarillas de algodón “es por la utilidad en más de una ocasión”. En ese sentido, explica cómo estas piezas caseras “se pueden cocer o lavar en la lavadora a 60 grados”, y de este modo “no se desechan tantas”, como se leen estos días en las noticias. Incluso ha visto que en clínicas dentales u otros centros, “se pueden esterilizar de forma más profesional”.

Sin duda, se trata de un “gesto solidario” y un pequeño “granito de arena” que parte de Ciudad Rodrigo, de manos de Carmen Ramos, con el que espera contribuir en su medida evitar el contagio del virus “por lo menos entre los vecinos de Miróbriga”. Además, anima a todas aquellas personas que, como ella quieran colaborar, a seguir “sin miedo” tutoriales o demostraciones a través de la red, “porque hay muchas opciones” y ponerse “manos a la obra desde casa” para frenar entre todos el coronavirus, porque “juntos, podemos más”.