Castilla y León
Preocupación en lontananza
Castellanos y leoneses en Suecia, Gran Bretaña, Portugal, México y Chipre expresan su consternación por los efectos de la pandemia en España y explican cómo viven la crisis en sus destinos
Dos vallisoletanos, un joven ingeniero en Estocolmo (Suecia) y una mujer ya afincada en Londres (Gran Bretaña); otros tantos leoneses, un valderense de trabajo en Ciudad de México y una joven de Erasmus por Chipre, junto a una estudiante universitaria palentina también con beca europea en Lisboa, lamentan lo que está ocurriendo en España y ponen de relieve las diferentes formas de actuar de los gobiernos en los destinos en los que se encuentran, casi todos de forma muy lenta sin prever las consecuencias reales de la pandemia aunque también hay ejemplos de responsabilidad. “No espabilan en cabeza ajena y todo irá a peor”, lamentan. Diego Fernández, Mabel Alonso, Francisco Carrera, Irene Peláez y Virginia Blanco relatan a la Agencia Ical cómo están viviendo la crisis provocada por la pandemia desde la enorme distancia a la que se encuentran de sus hogares, con la esperanza de que se detenga el daño y poder regresar pronto a ver a sus familias sanas y salvas.
El vallisoletano Diego Fernández, de 26 años de edad, trabaja en Estocolmo (Suecia) como ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, y expresa su “enorme preocupación” desde la distancia por lo que se está viviendo en España, además de asegurar que viajará a ver a sus padres "en cuanto pueda".
Su madre, explica, sigue yendo a trabajar a diario y está expuesta a contagiarse, y su padre ya se ha visto afectado por un expediente de regulación y está en casa, pero “visto lo visto puede pasar cualquier cosa”.
Fernández expresa su preocupación porque en Suecia “aún no se han dado cuenta de la gravedad de la situación, no se han tomado medidas restrictivas excepcionales, siguen con recomendaciones y sólo se han prohibido eventos con más de 500 personas, aunque toda la gente está en la calle”.
Francisco Carrera, de 36 años y natural de Valderas (León), trabaja en Ciudad de México como responsable de Seguridad y Medio Ambiente de la Compañía española Repsol y se instauró en aquel país en el año 2017, manifiesta que “en estos días tan difíciles allí" (España), el contacto con su familia “es más frecuente y las noticias de evolución o previsiones de mejora que nos trasladan no son muy alentadoras", si bien considera que "con todo lo que está pasando se toman muy en serio las recomendaciones que realizan las autoridades”. En este sentido, reclama a los suyos “sobre todo, mucha precaución y acatar todas las medidas impuestas, ya que se trata de una situación sin precedente en los últimos tiempos en España y para la cual se ha demostrado que no estábamos concienciados”.
Recuerda que tenía un viaje programado a España a finales de abril, pero las aerolíneas están cancelando todos esos viajes internacionales, por tanto “las estimaciones para poder regresar están complicadas, ya que es muy probable que cuando España este recuperándose de esta pandemia México esté en su punto más crítico, donde seguramente se tomen medidas de cierre de espacios aéreos”.
Carrera lamenta que el Gobierno central del Andrés Manuel López Obrador “no está mostrando la preocupación y anticipación en comparación otros países de Latinoamerica” y existe “gran preocupación” por el impacto en la economía familiar de las medidas de aislamiento, sobre todo por los ciudadanos que dependen de ingresos diarios. “'Sigan saliendo a comer con las familias que yo les diré cuándo deben dejar de hacerlo', mensajes como este de López Obrador no ayudan a tener confianza", dijo
Advierte al respecto que una situación similar a la ocurrida en España, en México puede ser todavía más caótica por la gran densidad de población, la economía del día a día que sufren muchos trabajadores y la deficiente salud pública hacen que una pandemia de esta magnitud pueda vaticinar resultados muy negativos para el país y todos los que residen en él.
Tras 17 años afincada en Londres, donde ha creado una familia, la vallisoletana Mabel Alonso es testigo estos días de la evolución de la pandemia en Reino Unido. Ella ha seguido día a día el devenir de la crisis en España, manteniendo el contacto diario por Skype con sus padres y familiares, que residen a orillas del Pisuerga.
“Aquí hay gente que lo está pasando muy mal, siempre hay quien se estresa más o tiene problemas de ansiedad. La situación conlleva muchos niveles de preocupación, no solo en lo relacionado con la enfermedad. Hay miedo por lo que vaya a suceder luego con la economía, con la sociedad… Ahora hay que coger al toro por los cuernos y hacer todo lo posible para no contagiarse”, defiende.
Tras semanas sin adoptar medidas, lamenta, al final las autoridades han tenido que decretar un confinamiento obligatorio de tres semanas; la gran urbe británica ha vivido unos días de “saqueo” en los supermercados, donde desaparecieron incluso productos que no se suelen consumir allí como la “leche de larga duración” (la envasada en Tetra Brick, ya que la reina de ese segmento del mercado es la leche fresca), aunque parece que el abastecimiento ha mejorado los últimos días tras unas jornadas en las que la gente se dedicó a “acaparar”.
Con apenas 22 años, a la leonesa Irene Peláez la crisis del coronavirus le ha pillado haciendo un año de Erasmus en Nicosia, la capital de Chipre. Allí estudia desde el pasado mes de septiembre cuarto curso de Turismo, y vive estos días con cierta “tranquilidad”, al ver que el Gobierno chipriota ha adoptado medidas contra la pandemia con mayor celeridad y severidad de lo que se ha hecho en España.
Sí que reconoce “preocupación” por cómo pudiera afectar el coronavirus a su entorno familiar más cercano, repartido entre la capital leonesa y Celadilla del Páramo. “Mi madre, mis abuelos... tengo a varias personas muy cerca que son población de riesgo, pero de momento no me he planteado regresar a España como sí han hecho otros estudiantes que estaban aquí, porque pienso que si vuelvo sería peor para ellos”, reconoce.
La palentina Virginia Blanco está de Erasmus en Lisboa, desde donde detalla que la situación en Portugal, "dentro de lo malo, es bastante mejor que en España", si bien recuerda que la población es "mucho menor que la española". Aun así, afirma que, aunque se encuentren en estado de alarma, se permite salir a la calle a realizar deporte.
La estudiante palentina apunta que "se encuentra bien", pero reconoce que "tiene miedo, no sólo por ella, sino por contagiar al resto de compañeras de piso en el caso de tenerlo". No obstante, traslada que su día a día ha cambiado, con clases vía online y mucho tiempo empleado en distraerse, pero desde casa.
Blanco subraya que ha pensado en regresar a Palencia, en mayor medida cuando una amiga suya de Erasmus tuvo problemas para desplazarse desde otro país. Deja claro que pasó "unos días malos", hasta el punto de regresar. Finalmente, sus compañeras de piso la convencieron y decidió "aguantar el chaparrón junto a ellas en el país vecino".
Espabilar en cabeza ajena
Desde Estocolmo, Diego Fernández explica que las cifras apuntan a unos 25 muertos y más de 2.000 infectados, pero “esto irá a peor” como en España, porque “no se han puesto las medidas necesarias para frenar la expansión de la pandemia”. “No espabilan en cabeza ajena y se reproducirá la situación”, argumenta.
Apunta que la semana pasada tuvo tos, le enviaron a casa y le dijeron que cuando no tuviera ya síntomas, esperara dos días y volviera, porque “no les gusta mucho el teletrabajo y que se vaya la gente”. Sin embargo, adelanta que regresará en unos días, cogerá una pantalla y lo que necesite y trabajará desde casa. “Por responsabilidad, porque yo tengo bajo riesgo pero mucha otra gente no”. “No creo que me pongan pegas”, indicó.
Aseveró que el tráfico aéreo del país está prácticamente paralizado por decisión de las compañías aéreas, porque casi nadie vuela estos días por la UE; factorías como Volvo han dejado de producir; y colegios y universidades están cerrados por una recomendación del Gobierno.
Aún así, “la gente hace vida normal, están las calles llenas”, indica. “Estoy preocupado porque no se toman medidas extraordinarias donde estoy. Les da igual cuando ven que hay gente que muere. No creo que me vaya a pasar a mí, porque soy joven, pero sí a otras personas y hay que intentar evitarlo”, dijo.
De momento, insiste, no hay restricciones de movimiento, aunque han bajado la frecuencia del transporte público, lo que ha generado cierto caos. Asimismo, la Agencia de Saluda ha recomendado el teletrabajo en la región de Estocolomo. “Hay un montón de casos en la estación de esquí de Are, donde van a esquiar todos, a 500 kilómetros al norte, y no se cierra”, criticó.
Fernández explicó que la semana pasada hubo cierto pánico y se notó que faltaba papel higiénico, pero ya se ha repuesto, y ahora hay de todo. “Esto irá a más seguro, porque no están tomando ninguna medida excepcional. Fui a comprar a un supermercado y había que esquivar a la gente por la calle, con todo abierto”.
Por último, destacó que no ha tenido problemas con los suecos por proceder de un país epicentro de la infección, entre los que cuenta con amigos, al igual que con españoles, con los que mantiene contacto por si acaso requieren ayuda.
Tensión social
Francisco Carrera Huerga expone su temor por un incremento de la “tensión social, con aumento de conflictividad y delincuencia”, cuando se declare una crisis por el Covid-19 y asegura que los gobiernos locales con mayor población están tomando la iniciativa, con cierre de espacios públicos, establecimientos, limitación de aforos, etc., pero no incluyen prohibición de movilidad con medidas de aislamiento. A fecha 25 de marzo los casos reportados eran 405 casos positivos, con cinco defunciones.
Carrera explica que su empresa adoptó inmediatamente a través de un comité de contingencia del Covid-19 varios niveles de actuación, totalmente implantado el 17 de mazo. “Estas medidas anticipatorias fueron adoptadas por las principales empresas de México, sobre todo internacionales, lo que ha supuesto una drástica reducción de la actividad en las calles y del transporte público, y por tanto una menor exposición de los trabajadores”.
Por último, destaca que sigue en contacto permanente tanto compañeros de trabajo españoles de Repsol México, como con numerosas amistades que también residen en el país azteca. “Estamos en continuo contacto y permanente colaboración”, indica.
Gestión “a la inglesa”
Mabel Alonso comenta, por su parte, que pese a que en primera instancia había anunciado su intención de sacrificar las vidas de la población en riesgo antes que la economía, el pasado lunes el primer ministro británico, Boris Johnson, anunció un confinamiento obligatorio de tres semanas para toda la población. El martes, el teléfono móvil de la vallisoletana recibía un sms del Gobierno alertando de la situación diciendo: “No salgas a la calle”.
A pie de calle, según cuenta, son muchos los negocios que tienen abiertas sus puertas tras el decreto de confinamiento: “Bancos, tiendas de deporte, de venta de bicicletas incluso floristerías están abiertas, aunque la tensión está un poco a flor de piel”, señala. En ese sentido, ella misma ha sido testigo de una pelea entre personas que aguardaban su turno haciendo cola para acceder al banco.
A diferencia de España, en Inglaterra, los colegios y guarderías cerraron este lunes sus puertas, aunque según explica la vallisoletana el Ejecutivo ha creado una nueva categoría profesional denominada ‘keyworkers’, que engloba a los trabajadores esenciales para la economía y contra la pandemia (enfermeros, médicos…), cuyos hijos pueden seguir asistiendo a clases en centros habilitados específicamente para ello mientras sus padres trabajan.
Para ella, el Gobierno británico ha querido gestionar la situación “a la inglesa, siempre al contrario que el resto del mundo, y aunque ahora se acaba de decretar la cuarentena parece que todavía hay bastantes negocios que pueden abrir sus puertas”. “La gente se dará cuenta de la realidad cuando empiecen los problemas en los hospitales, donde si ya antes hacía falta profesionales ahora la situación será mucho más acuciante. En mi opinión al Gobierno le ha faltado tomar ejemplo de lo que estaba sucediendo en otros países e informar de ello a la gente”. Trabajadora en el área de comercio internacional de una empresa cubana, Mabel pone como ejemplo el caso de Guatemala, un país con el que tuvo que hablar la semana pasada por cuestiones profesionales, y donde se encuentran en cuarentena pese a que aún no se ha registrado ningún contagiado allí.
A su juicio, “hay gente que necesita que la cojan y la zarandeen para que se dé cuenta de lo que está pasando”. “La situación mundial es clara, tienes que ser muy cerrado de mente para no verlo, pero en Cardiff (Gales) hace unos días Stereophonics ofreció un concierto y el pabellón estaba lleno y este mismo fin de semana como salió el sol las playas de las zonas costeras inglesas se llenaron de gente”, lamenta.
Erasmus
Con más tranquilidad vive Irene Peláez, quien destaca a Ical que “hace quince días aquí ya se empezó a hablar de cuarentena sin que fuera algo oficial, se restringieron las reuniones de grupos grandes de personas y a los pasajeros de los vuelos que han llegado desde que se decretó el estado de alarma les han recluido en habitaciones de hotel para pasar la cuarentena. Hace una semana empezaron a cerrar muchos comercios y solo quedaron abiertas farmacias y supermercados, desde el pasado sábado, 21 de marzo, se decretó el cierre de fronteras y ahora el encierro es total”, explica antes de señalar que en Chipre el pico de contagios está previsto para el próximo 10 de abril.
En su caso, el confinamiento lo está viviendo en un piso compartido con otros estudiantes españoles, una chica del País Vasco y dos cántabros. “Hasta hace unas semanas también ocupaba el piso otro estudiante italiano pero estaba bastante asustado por cómo estaba evolucionando la situación en su país y nos dijo que se tenía que ir para salvar a su patria”, apunta. En cuanto a los supermercados locales, señala que “de momento están muy bien abastecidos y tienen de todo salvo los geles desinfectantes", que además de escasear han visto cómo se disparaban sus precios en las últimas fechas.
En su caso particular, reconoce que está viviendo la situación “con bastante tranquilidad”, aunque son muchos los españoles que están, como ella, estudiando en Chipre el Erasmus y viven estos días “muy agobiados por el exceso de información”. “Te bombardean todo el tiempo con noticias desde tu universidad en España, desde la de aquí, desde la televisión o las redes sociales”, señala. Después de que le paralizaran las clases el pasado 10 de marzo, ella retomará el curso de forma online esta misma semana, con el mismo horario que tenía antes del parón.
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