Castilla y León

El campo de Castilla y León resiste y mantiene los afiliados

Se contabilizan 2.831 trabajadores más que en el mes de abril

El consejero de Agricultura y Ganadería, Jesús Julio Carnero, junto a los representantes de las organizaciones agrarias
El consejero de Agricultura y Ganadería, Jesús Julio Carnero, junto a los representantes de las organizaciones agrariaslarazon

La situación económica generada por la pandemia del COVID-19 está suponiendo un auténtico tsunami para muchos sectores económicos. A pesar de los problemas que arrastra, algunos de los cuales se vieron agravados en las últimas semanas por este virus, el campo es uno de de los que ha aguantado el tipo en materia de empleo. El número de afiliados en el.campo de Castilla y León se mantuvo en mayo casi idéntico al del año pasado (sólo 72 menos), con un incremento respecto a abril de un 4,6 por ciento, ligeramente superior a la variación de este mismo periodo en 2019.

Según datos del Ministerio de Seguridad Social, el número de afiliados en el sector agrícola y ganadero de Castilla y León alcanzó en mayo los 63.523, sólo 72 menos que un año antes. Destaca el incremento respecto a abril, con 2.831 trabajadores más, una tendencia habitual en estos meses para atender a las necesidades del campo,  ccon el inicio de la recogida de cereal, la preparacion del viñedo o el trabajo en las huertas. 

Es posible incluso afirmar que el comportamiento entre abril y mayo ha sido mejor que en es mismo periodo el año pasado, con la contratación de 233 efectivos más que en 2019.

El campo ha sido un sector que a pesar del parón económico ha permanecido activo para garantizar el suministro de alimentos a los ciudadanos, lo que ha llevado al mantenimiento de las rutinas que, más allá de los inconvenientes generados por el COVID, no han cambiado demasiado. “Somos un sector que tenemos los cimientos anclados y que no se deslocaliza, así que hay que protegerlo”, reclamó el presidente de Asaja en Castilla y León, Donaciano Dujo.

Por regímenes, del total de afiliados en mayo en Castilla y León (63.523), 10.088 estaban afiliados al régimen general (96 más que un año antes); 39.540 autónomos (299 menos que hace un año) y 13.895 en el régimen especial agrario (101 más que el año pasado).

Por provincias, entre abril y mayo la afiliación aumentó en todas las provincias,  sobre todo un 13,7 por ciento en Burgos (1.005 afiliados más); un 11,2 por ciento en Valladolid (1.078 afiliados más); un 2,6 por ciento.en Soria (98); un 2,5 por ciento.em Segovia (163); un 2,2 por ciento en León (188); un 1,3 por ciento en Ávila (68), Palencia (63) y Zamora (92); y un 0,9 por ciento en Salamanca (76).

Afiliados al sector agrario de Castilla y León
Afiliados al sector agrario de Castilla y LeónIcal

Respecto a mayo del año pasado, lqs afiliaciones descendieron en Ávila (cinco menos), hasta las 5.187; 10 menos en Burgos (8.335); tres menos en Palencia (4.925); 90 en Segovia (6.682); 12 en Soria (3.825); dos en Valladolid (10.669) Y 20 en Zamora (6.888). Por el contrario, aumentó en en León, en nueve hasta los.9.051; y en 61 en Salamanca (7.961). 

Un sistema asentado

Dujo se felicitó porque hay “un ánimo importante” de gente que quiere incorporarse al sector, algo “bueno” en un colectivo envejecido en el que “la mejor política que puede haber es la de incoprorar jóvenes”, algo que pasa, no solo por las ayudas, sino también por la rentabilidad de las explotaciones y por ver “ejemplo de bienestar a sus familiares y de rentabilidad”. 

Aunque el número de autónomos sigue siendo mayoritario, ha aumentado en los últimos años el número de asalariados, que “normalmente son gente fija de todo el año”, además de que suelen estar en un número “pequeño” y pasan a ser personal de la explotación “al poco tiempo”, es decir, en Castilla y León no hay grandes problemas con los temporeros como sí hay en otras comunidades. “No hay gente a la que se le explote, sino que son personas que son parte de esa explotación” lo que crea “unos vínculos” que suponen beneficios “tanto para el titular como para el trabajador”. 

En algunos momentos se necesitará mano de obra, caso de la vendimia o la recolección de la patata, pero Dujo insistió en que Castilla y León es “de las comunidades con una agricultura más profesional, más innovadora y que ha avanzado más, se ha modernizado más y los rendimientos han experimentado unos mayores avances”. 

Políticas valientes

A pesar de esta buena base, la incorporación de jóvenes requiere de la mejora de dos aspectos básicos como son la rentabilidad de las explotaciones, de manera que el margen “se reparta dignamente”. Para ello, reclamó que los gobiernos pongan medidas para el control de esos márgenes y demuestren “claramente” al resto de eslabones que la producción es “prioritaria y necesaria” y que hay que ser autoruficientes. 

“Es el momento de que los gobiernos sean firmes y valientes y se ponga en marcha la Ley de la Cadena Alimentaria”, reclamó Dujo, quien pidió “ese pequeño empujón” por parte de los políticos, sin olvidar también la relevancia de seguir avanzando en inversiones. Sin embargo, el presidente de Asaja consideró que, a pesar del ejemplo dado por el sector en los últimos meses, los políticos, en especial “los de calado” no terminan de apoyar la labor que hacen en el campo agricultores y ganaderos. 

Relevo generacional

El coordinador regional de la Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL), Jesús Manuel González Palacín, reconoció que un número de 233 afiliados más respecto al año pasado “no es significativo” aunque puntualizó que siempre es buena noticia, algo que atribuyó fundamentalmente a la presencia cada vez de más mano de obra y a la mayor especialización y dimensionamiento.

Después de semanas en las que se ha visto el sector primario como esencial a la hora de garantizar el suministro de alimentos y la posibilidad de que esto genere un cambio de tendencia en las condiciones en el número de profesionales del campo y del sector en general, Palacín aseguró que “estaría encantado” pero aclaró que resulta “muy arriesgado” porque el trabajo desarrollado en el campo “se olvida pronto, lamentó.

Lo que sí dijo apreciar es un “pequeño” relevo generacional que, como consecuencia de la crisis sanitaria y económica conducirá al campo a muchas personas y eso se traducirá en mayor número de incorporaciones, muchas de ellas de jóvenes. Sin embargo, Palacín expresó su deseo de que estas incorporaciones “se controlen” y sean “altas reales y no ficticias” y los compromisos sean en su mayoría de más duración “por encima de cinco años”.

Sin embargo, en España sigue resultando difícil encontrar mano de obra y hay que recurrir a los temporeros extranjeros, porque los que se unen al sector lo hacen en muchos casos “de forma momentánea”. Por ello, desde UCCL propusieron que estos trabajos resulten compatibles con cualquier ayuda que se esté recibiendo, algo que ahora no es así, lo que es “un freno” para muchas personas que no están dispuestas a renunciar a la prestación por un trabajo “de poco tiempo”.