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Un desabrido Valladolid araña un punto en Éibar y gracias

Nuevo fiasco del conjunto vallisoletano, sin ideas y sin capacidad ofensiva, que deja a Sergio González contra las cuerdas, si Ronaldo quiere

El centrocampista del Eibar, Bryan Gil (d), se lleva el balón ante los jugadores del Real Valladolid, Roque Mesa (i) y Luis Pérez, durante el encuentro correspondiente a la jornada 23 de LaLiga Santander que disputan hoy Sábado en el estadio Ipurúa de la localidad eibarresa. EFE/Juan Herrero.
El centrocampista del Eibar, Bryan Gil (d), se lleva el balón ante los jugadores del Real Valladolid, Roque Mesa (i) y Luis Pérez, durante el encuentro correspondiente a la jornada 23 de LaLiga Santander que disputan hoy Sábado en el estadio Ipurúa de la localidad eibarresa. EFE/Juan Herrero.Juan HerreroEFE

Era un duelo de urgencias. Con muchas urgencias, Quizá más para el Real Valladolid, y en especial, para su entrenador con la espada de Damocles pendiendo en las últimas semanas y con un ultimátum en esta. Pero otra vez más de lo mismo. Entrega más pero ideas pocas o nulas: pero cuando no se tienen desde el banquillo, viendo una jornada tras otra que se es incapaz de sacar el máximo rendimiento a la plantilla actual, está claro que se necesita un cambio de rumbo. Y llega tarde, si se llega a producir, por que con Ronaldo uno ya no sabe uno que pensar. Con jugadores desconectados, ante las fobias y privilegios que otorga a unos y otros. La cara de Weismman en su cambio lo dice todo, así como otros que estuvieron toda la segunda parte en la banda calentando, para luego no salir. Sin palabras.

Un empate insuficiente para ambos, pero más para los de Sergio González, que si alguien tenía fe de que iba a ver un cambio de dirección, intensidad, ocasiones y goles, estaba muy equivocado. Más de lo mismo y urge ya un técnico que sepa hacer jugar a una plantilla, que cada partido que pasa parece más mediocre. Y cuando no se tiene confianza en el entrenador, los brazos se bajan por que no se puede dar para más, aunque luego se diga lo contrario en sala de prensa.

Y eso que el Valladolid salió a Ipurúa enchufado metiendo en el área a su rival. Y fruto de ello, Guardiola provocaba un ingenuo penalti al irse de Arbilla en el área y este meter el pie cuando perdía ya toda la verticalidad para encarar a Dimitrovic. Sorprendentemente era Roque Mesa el encargado de materializar la pena máxima y poner por delante a los vallisoletanos.

Y de repente, el equipo se echó atrás. También por la voracidad de los de Mendílibar, que siempre y da igual el rival plantea ofensivamente sus partidos, y poco a poco el cuadro de Sergio se fue echando atrás. Primero la tuvo Sergi Enrich tras un extraordinario pase de Bryan Gil, llamado para otras gestas en un equipo de mayor envergadura, pero a la segunda, Kike García no falló tras otro sobresaliente balón del sevillano, tras superar al debutante Miguel Rubio en el centro de la zaga pucelana, y ante un Masip bajo palos que vio como se colaba el balón en las redes.

El defensa del Eibar, Anaitz Arbilla, cabecea el balón ante el centrocampista chileno del Valladolid, Fabián Orellana, durante el encuentro correspondiente a la jornada 23 de LaLiga Santander que disputan hoy Sábado en el estadio Ipurúa de la localidad eibarresa. EFE/Juan Herrero.
El defensa del Eibar, Anaitz Arbilla, cabecea el balón ante el centrocampista chileno del Valladolid, Fabián Orellana, durante el encuentro correspondiente a la jornada 23 de LaLiga Santander que disputan hoy Sábado en el estadio Ipurúa de la localidad eibarresa. EFE/Juan Herrero.Juan HerreroEFE

Tras el gol, ase acabó el ímpetu eibarrés y nuevamente el Valladolid fue haciéndose con los mandos del partido, aunque sin generar poco o nada arriba, ante la inoperancia otra de vez de Orellana y un Jota desconectado, que no encontraban ni a Weissman ni a Guardiola, perdidos arriba, aunque sin dejar de correr. Tuvo que ser Roque Mesa el que diera un pase filtrado a Guardiola, que no pudo o supo aprovechar.

Más nivelada estuvo la segunda mitad. Ambos equipos conscientes de la importancia del choque se guardaban las espaldas, arriesgando menos arriba. Es decir, un tostón. Lo único para estar pegado al partido, la incertidumbre del resultado. Sergio y Mendilíbar movían los banquillos, a la espera de dar con la tecla. Pero ambos conjuntos evidenciaron el por qué de su clasificación, y que va ser muy difícil que salgan de ahí abajo.

Un punto insuficiente ante la montaña rusa que viene ahora y después de desperdiciar y “tirar” partidos con rivales directos. El ciclo de Sergio ha terminado. Sólo Ronaldo sabe por qué no es así. De momento. Habrá que esperar en las próximas horas.