Sociedad
DANA- Mecánicos solidarios: "La gente venía a buscar a los locos que van con una furgoneta, arreglando coches”
Iván Martín de El Cubo del Vino (Zamora) cierra temporalmente su taller para acudir a la Comunidad Valenciana a arrancar coches afectados por el temporal
Aunque ya se auguran para los próximos días temperaturas mínimas cercanas a cero, el otoño todavía no lo parece en Zamora, donde noviembre se disfraza de primavera. La provincia, que padece unos indicadores socioeconómicos poco halagüeños, ha eludido, quizá, a cambio, las desgracias meteorológicas que han encogido hasta los corazones más duros.
La población española, históricamente aguerrida, paciente y hospitalaria, siempre da la talla cuando hay que arrimar el hombro, dentro y fuera de sus fronteras. En estos últimos tiempos, con tantas pruebas de valor y de fe a las que el mundo se ve sometida, los gestos de solidaridad con la Comunidad Valenciana, que acumula la mayoría del impacto de la DANA, se suceden por todas partes y la provincia de Zamora no se queda atrás.
Respuesta
Además de la inmediata respuesta de Cáritas Diocesana de Zamora, Cruz Roja Española en Zamora, el Banco de Alimentos de Zamora para contribuir a paliar los efectos de la DANA, la Diputación de Zamora y el Ayuntamiento de Zamora organizan un entramado de ayuda que presentan de forma conjunta el presidente de la Institución provincial, Javier Faúndez, y el alcalde de Zamora, Francisco Guarido. Bomberos del Consorcio Provincial y del Consistorio acuden a la ‘zona cero’ para echar una mano, y no de forma puntual, sino con relevos y constante envío de material y recursos, ante la magnitud del desastre, que requerirá meses de intenso trabajo para restaurar los municipios afectados.
Numerosos particulares y ayuntamientos de la provincia responden de inmediato al llamamiento de petición de ayuda, incluida una ingente cantidad de personas voluntarias, hasta el punto de que fue necesario pedir a la gente y a las instituciones que dejaran de llevar ayuda al recinto ferial de Ifeza, hasta nueva orden, ante la saturación de los centros logístico. De hecho, en Ifeza aguardan palés con ayuda que llenarían quince tráilers. Eso sí, lo que todavía es necesario es llevar más botas de agua, calcetines y material de limpieza.
El Grupo Caja Rural aprueba con carácter urgente la donación de 3,3 millones de euros como ayuda directa, de los que Caja Rural de Zamora aporta 150.000.
Camperizaciones Zamora organiza una recogida de alimentos y el Colegio de Médicos de Zamora se pone “a disposición” de las autoridades sanitarias y organizaciones de asistencia para colaborar en la recuperación de las zonas afectadas, y anima a sus integrantes a “colaborar” en las iniciativas de apoyo.
Un grupo de cocineros zamoranos organizan el Vermú Solidario, que se celebrará el domingo, 17 de noviembre, en los Jardines del Rey, para recaudar fondos, en este caso, con la colaboración de Alimentos de Zamora y ExquisiteZa.
Sandra Alonso, gerente de la librería ‘Mis cuentos infantiles’, ha organizado una recogida de libros y material escolar, dejando claro que no se aceptará dinero, para entregarlo en persona en la Escola Infantil Heidi, encargada de organizar todo el material donado y distribuirlo en escuelas infantiles y colegios de Aldaia y Alacuás.
También la Fundación Christus Yacens instala una carpa en la plaza de la Constitución para poner en marcha la campaña ‘Una naranja por Valencia’, en colaboración con Caja Rural de Zamora y la parroquia de San Jorge, de Paiporta, “una región que se volcó con los zamoranos en la tragedia de Ribadelago”, según explica el presidente de la Fundación, Dionisio Alba. La desgracia aludida se produjo el 9 de enero de 1959, cuando reventó la presa de Vega de Tera.
La retahíla de instituciones y entidades públicas y privadas, empresas, asociaciones y particulares que quieren aportar su ayuda para las zonas devastadas es interminable e imposible de mencionar de forma exhaustiva.
100.000 coches
Entre ellas, figuran un grupo de mecánicos que, al ver que las inundaciones se llevaron por delante más de 100.000 coches y camiones, se organizan para acudir a la zona a aportar sus conocimientos y experiencia.
Iván Martín tiene 43 años, está casado, es mecánico y gestiona Talleres y Grúas Martín, en El Cubo del Vino. Ahora mismo, se encuentra en Paiporta, en la Comunidad Valenciana, donde estará hasta el próximo martes para arrancar todos los coches que pueda o, como mínimo, certificar si merece la pena arreglarlos o deben ir directamente al desguace.
Es la segunda vez que Iván viaja a Valencia para trabajar desinteresadamente en echar una mano a las personas afectadas por la DANA. En la anterior, arrancaron cerca de un centenar de coches e hicieron el triaje de una cantidad indeterminada.
Iván cerró temporalmente su taller -con lo que ello significa para un autónomo- y no le dolieron prendas en desplazarse, con todo el material que pudo recopilar, junto con su compañero de profesión Javier Sendín, de Salamanca, y Santiago ‘Bécares’, de León. No es casualidad que ese trío esté reconocido entre los mejores mecánicos de España y el puente de Todos los Santos se quedó corto, con cerca de un centenar de coches arrancados en medio del fango y de la desolación.
“Hacemos todo lo que podemos. Nos impulsan las reacciones que ha tenido la gente cuando la hemos escuchado. Simplemente, con escucharla y atenderla, solo con eso, ya está. Es que antes de salir de allí, dijimos, hay que volver, porque hay que ayudarla como sea”, afirma.
“Hemos visto todo tipo de reacciones: gente que echa a llorar, una señora se desmayó… Reacciones alucinantes, cuando les decías que ese coche ya no merecía la pena, que no se podía hacer nada por reutilizarlo. Solo con sacarles de esa incertidumbre, les quitabas un peso de encima. Solo por ese detallito, por la carga emocional y atenderlos, ya merecía la pena volver”, asegura.
La población de Paiporta se sorprendió al saber que la expedición mecánica espontánea procedía de León, Salamanca y Zamora. “Alucinan. Alucinan”, repite. “Nos decían que si estábamos locos. De hecho, nos venía a buscar la gente, a los locos que van con una furgoneta arreglando coches”, bromea.
“En algún caso, había coches que no han tocado el agua, porque hay mil situaciones, mil circunstancias. No todos los coches han estado flotando o debajo del agua, sino que, simplemente ha cogido una altura al agua no muy peligrosa o que, incluso no ha llegado a entrar dentro del coche y solo se han quedado sin batería porque han estado con las luces encendidas”, explica.
En esos casos, Iván y sus compañeros solucionaban de inmediato el problema y el coche volvía a funcionar plenamente, lo que provocaba explosiones de emoción en personas que han tenido los nervios a flor de piel desde que el agua empezó a subir con rapidez para destrozar vidas, viviendas, locales, enseres y vehículos. “La gente, superagradable. Algunos intentaban pagarnos. Que alguien que lo ha perdido todo te quiera pagar es increíble. Empezaban con peticiones. ‘¿Cuánto me cuesta que vengáis?’ Que no, perdona, que no te voy a cobrar nada. ¿Cómo te voy a cobrar, si he venido porque quería? Que venimos a ayudaros”, relata.
Iván resta importancia a su generosidad pero lo cierto es que, además de dejar de tener ingresos al cerrar su taller, asumió, de entrada, los costes del viaje y el material utilizado. “Hemos recibido muchísimas ayudas todos los compañeros. Tuvimos una avalancha de llamadas de familiares y de amigos que querían ayudarnos con el los gastos del viaje y la verdad. Es la leche porque hasta tuve que discutir con algunos. Al final los gastos son lo de menos. Ya es suficiente si conseguimos que más gente se motive y quiera hacer, que era parte de nuestro objetivo cuando fuimos en el puente de Todos los Santos”, recalca.
“En otras tragedias, ya vimos que hacían falta profesionales específicos del sector. Lo habíamos hablado muchas veces. Hay que ayudar como sea. Al final, hay mucho más de lo bueno que de lo malo. Lo que pasa es que lo que se enseña más es lo negativo”, lamenta.
Charla
Entre una salida y otra, Iván tuvo tiempo para contar a estudiantes del Centro Menesiano ZamoraJoven su experiencia en Paiporta, lo que amplió hasta el extremo el interés del alumnado de Mantenimiento de Vehículos.
“Un periodista de una revista especializada me hizo ver que este trabajo que hacemos en Valencia contribuye a cambiar la impresión que tiene mucha gente de los mecánicos. Me ha emocionado pensar en que eso pueda ser así. Creo que hay que poner en valor que hay muy buenos profesionales en este sector y que merecen ser reconocidos y que, por unos pocos, no debe haber una imagen fea de nosotros”, consideró
“Es impresionante la repercusión de todo esto. Nos han llamado mecánicos de Gran Bretaña, Francia, Ecuador, Honduras… No te haces una idea de la gente que quiere venir a ayudar. Nos ha tocado crear un grupo, a mayores del equipo que hemos formado porque nos era imposible coordinarlos”, indica.
Por último, Iván advierte de que va a estar muy centrado en su tarea lo que, unido a las dificultades para encontrar cobertura, le hará estar bastante aislado y recuerda, con buen humor, que se pasará “durmiendo todo el miércoles” a la vuelta. “Quiero dar un mensaje de agradecimiento a todas mis compañeros, los profesionales del sector, porque es impresionante lo que hacen, a toda la gente que no apoya y a mis clientes, por la enorme paciencia que tienen”, concluye.
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