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El impresionante sepulcro de Reyes escondido en una coqueta cartuja

Allí reposan los restos de los padres de Isabel la Católica

El espectacular sepulcro de Reyes en la cartuja de Miraflores
El espectacular sepulcro de Reyes en la cartuja de MirafloresCartuja Miraflores

Dentro del entorno del paraje de Fuentes Blancas y junto a la ciudad de Burgos, aparece la Cartuja de Santa María de Miraflores, un pequeño monasterio de la Orden de los Cartujos, fundado en 1441 por el rey Don Juan II de Castilla y León, aunque la obra casi es exclusiva de su hija, la que fuera posteriormente Isabel la Católica. Una auténtica joya gótica que es digna de ver y de visitar.

Fue en el año 1453 cuando se decidió construir el actual edificio, pero es a partir de 1477, cuando las obras dan un giro mayor para avanzar y terminar de esta manera el Retablo Mayor y el sepulcro.

El principal protagonista de esta iglesia es, sobre todo, su panteón real, que ocupa el centro del presbiterio. Realizado por Gil de Siloé entre los años 1489 y 1493, y fabricado en alabastro, mostrando las efigies reales tanto de Juan II de Castilla como de Isabel de Portugal en la parte superior. se trata de una obra de arte exquisita por la apabullante iconografía de figuras alusivas a la muerte y a la redención que se puede ver en todo él.

Se trata, sin lugar a dudas de una las obras más singulares del arte funerario europeo, por los excepcional y novedosa planta de estrella con ocho puntas. Y es que en el Europa no hay otra igual. Isabel la Católica, ya reina, no solo buscaba ensalzar la figura de los reyes y sus progenitores, sino también reafirmar su derecho sucesorio al trono castellano.

Su padre Juan había fallecido en 1454 siendo sepultado en el Monasterio de San Pablo en Valladolid para posteriormente ser trasladado a este sepulcro. Pero se da la circunstancia, que su esposa, la reina Isabel de Portugal no fallecería hasta 1496 en Arévalo (Ávila).

Exterior de la cartuja
Exterior de la cartujaIcal

Para su construcción se compró alabastro de Cogolludo, en Guadalajara y para transportar el material fueron necesarias un centenar de carretas de bueyes.

Es sin duda alguna un un sepulcro excepcional. El rey Juan II está revestido de sus atributos, corona y manto con un cetro. La reina sostiene en sus manos el Libro de Horas. Y rodeando a los Reyes solamente quedan nueve figuras, aunque solo siete son originales, los apóstoles Santiago Alefo, Bartolomé, Pedro y otros más no identificables. En los vértices del rombo se descubre a los cuatro Evangelistas. Y el pie del sepulcro está rodeado de leones sujetando escudos o devorándose entre ellos o luchando. Su retablo mayor, también excepcional, cuenta con unos dorados que fueron realizados con oro que Cristóbal Colón trajo de América.

La cartuja tiene mucha historia. A día de hoy siguen viviendo algunos monjes en riguroso voto de silencio, pero también fue escenario con otra protagonista de excepción de la historia de España, como Juana La Loca, que durante largos meses vendría a este lugar a la tumba de su esposo Felipe El Hermoso, antes del traslado de sus restos a Granada donde reposan junto a la que fuera su esposa.