Historia
La impresionante Torre del Homenaje que sobresale en uno de los castillos mejor conservados de España
Fue una de las fortalezas clave en la Guerra de las Comunidades
A nadie le sorprende que durante los viajes por las carreteras de España los paisajes estén salpicados por impresionantes fortalezas que permiten regresar al pasado durante un momento. Y es que gracias al esfuerzo de las administraciones y los vecinos de los municipios se han mantenido esos monumentos en píe, y muchos de ellos en un espectacular estado de conservación.
En España se estima que en la actualidad siguen en pie más de 20.000 castillos en distintas condiciones de conservación. Por su parte, La Asociación Española de Amigos de los Castillos reduce la cifra al tener contabilizados en su inventario más de 10.000. Las comunidades autónomas que más construcciones históricas de este tipo albergan son Castilla y León, Castilla-La Mancha, Cataluña, Aragón y Andalucía.
Los ocho siglos que duró la Reconquista (711-1492) llevada a cabo por los reinos cristianos del norte para recuperar las tierras sometidas por los musulmanes mantuvieron la Península Ibérica en frecuente estado de guerra. Si se añaden a ello las tensiones internas entre la nobleza y la monarquía, frecuentes durante la Baja Edad Media y el Renacimiento, que derivan a veces en auténtica guerra civil, se comprende fácilmente el papel que jugaron los castillos y el por qué de su abundancia.
Podríamos hablar de cualquiera de ellos, pero en esta ocasión vamos a conocer mejor uno que destaca por su Torre Homenaje, por tener un papel clave en la “Guerra de las Comunidades” y ser una de las fortalezas más visitadas de nuestro país.
La batalla de la que estamos hablando fue el levantamiento armado de los llamados comuneros, acaecido en la Corona de Castilla desde el año 1520 hasta 1522, es decir, a comienzos del reinado de Carlos I. Las ciudades protagonistas fueron las del interior de la meseta Central, situándose a la cabeza del alzamiento las de Segovia, Toledo y Valladolid. Su carácter ha sido objeto de agitado debate historiográfico, con posturas y enfoques contradictorios. Así, algunos estudiosos califican las Comunidades como una revuelta antiseñorial; otros, como una de las primeras revoluciones burguesas de la Era Moderna, y otra postura defiende que se trató más bien de un movimiento antifiscal y particularista, de índole medievalizante, según asegura Wikipedia.
El levantamiento se produjo en un momento de inestabilidad política de la Corona, que se arrastraba desde la muerte de Isabel la Católica en 1504. En octubre de 1517, el rey Carlos I llegó a Asturias proveniente de Flandes, donde se había autoproclamado rey de sus posesiones hispánicas en 1516. A las Cortes de Valladolid de 1518 llegó sin saber hablar apenas castellano y trayendo consigo un gran número de nobles y clérigos flamencos como corte, lo que produjo recelos entre las élites sociales castellanas, que sintieron que su advenimiento les acarrearía una pérdida de poder y estatus social. Este descontento fue transmitiéndose a las capas populares y, como primera protesta pública, aparecieron pasquines en las iglesias donde podía leerse: “Tú, tierra de Castilla, muy desgraciada y maldita eres al sufrir que un tan noble reino como eres, sea gobernado por quienes no te tienen amor”.
Las demandas fiscales, coincidentes con la salida del rey para la elección imperial en Alemania tras las Cortes de Santiago y La Coruña de 1520, produjeron una serie de revueltas urbanas que se coordinaron e institucionalizaron, encontrando un candidato alternativo a la corona en la «reina propietaria de Castilla», la madre de Carlos, Juana, cuya incapacidad o locura podía ser objeto de revisión, aunque la propia Juana, de hecho, no colaborara.
Tras prácticamente un año de rebelión, se habían reorganizado los partidarios del emperador —particularmente la alta nobleza y los territorios periféricos castellanos, como los reinos andaluces y Granada— y las tropas imperiales asestaron un golpe casi definitivo a las comuneras en Villalar el 23 de abril de 1521. Allí mismo, al día siguiente, se decapitó a los líderes comuneros: Padilla, Bravo y Maldonado. El ejército comunero quedaba, así, descompuesto. Solamente Toledo mantuvo viva su rebeldía, hasta su rendición definitiva casi un año después, el 3 de febrero de 1522.
Pues el castillo que fue fundamental en esta confrontación y que ha llegado a nuestros días en un estado de conservación perfecta es el Castillo de la localidad vallisoletana de Torrelobatón o comúnmente conocido como “Castillo de los Comuneros”.
La fortaleza se impone sobre los Montes Torozos y es visible desde varios kilómetros a la redonda. Se comenzó su construcción en el siglo XIII con la intención de vigilar el valle del Hornija.Perteneció a los Enríquez, almirantes de Castilla (1455-1473) por lo que en la Torre del Homenaje se aprecian los blasones de esta familia. Debido a esto, también es conocido como el "Castillo de los Almirantes". Se construyóen su totalidad a mediados del siglo XV y gracias a Gómez de Isla, que trabajaba en la Catedral de Palencia siguiendo el modelo de castillo llamado escuela de Valladolid.
La torre del homenaje tiene en la fachada los escudos de la familia de los Enríquez, almirantes de Castilla (un león debajo, la divisa de las áncoras o anclas marinas en la orla y dos castillos separados). También aparecen los escudos de Juana de Mendoza, de Diego Fernández Quiñones y María de Toledo. El blasón principal es colocado por don Fadrique y permitido por Juan II.
Tuvo un papel importante en la guerra de las Comunidades de Castilla, al ser escenario de una gran victoria de los comuneros, al vencer estos tras ocho días de asedio a la fortaleza en febrero de 1521. Los defensores de este fueron rodeados en la Torre del Homenaje. Los daños causados al castillo fueron reparados en 1535 en una reconstrucción de gran dificultad que le da sus almenas tipo buzón de la actualidad. Y es el último lugar en el que los comuneros dejaron huella, tras partir rumbo a Toro el 23 de abril de 1521 y ser alcanzados en Villalar, derrotados y ajusticiados.
En el siglo XVIII los Enríquez dejan de poseer la villa y, por tanto, el castillo. Pero este estuvo ligado a este linaje hasta el siglo XIX. En los años 1950 pasa a depender del Servicio Nacional de Trigo (SENPA) del Ministerio de Agricultura, haciendo de almacén de cereales. El 1 de abril de 2003 la Junta de Castilla y León cede el castillo a Torrelobatón.
Tras ser rehabilitado y acondicionado, desde 2007 alberga el Centro de Interpretación de la Guerra de las Comunidades, promovido por la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León, la Fundación Villalar-Castilla y León y el ayuntamiento de Torrelobatón.
Torre del Homenaje
De todos sus elementos resalta la Torre del Homenaje, cuyo interior consta de tres pisos. Se subía a ellos por una escalera de 143 peldaños que estaba interrumpida por multitud de puertas, tal y como demuestran los arcos en su recorrido. Los tres pisos poseen bóvedas. La antigua puerta de la torre estaba situada a mitad de su altura y comunicaba con el adarve por un puente.
La torre tiene en la parte baja una antesala situada en el muro que era el primer acceso desde el patio. El piso inferior se cubre con un cañón apuntado y la parte de abajo del muro pertenece a la primitiva y antigua torre construida por Alfonso Enríquez. La torre parece una torre de influencia portuguesa de segunda mitad del siglo XIV.
La segunda altura de la torre es más propia de finales del siglo XV y tiene una bóveda de crucería. En el tercer piso destaca una gran sala con bóveda que probablemente estuvo dividida en dos alturas.
Castillo de cine
La fortaleza cuenta con tanta espectacularidad que no dejó indiferente a los grandes directores del cine. Y una de las producciones más importantes de todos los tiempos, “El Cid” de Charlton Heston, rodó algunas de las escenas en el “Castillo de los Comuneros”.
El Cid es una película épica ítalo-estadounidense de 1961 producida por Samuel Bronston y dirigida por Anthony Mann. Estuvo protagonizada por Charlton Heston, Sofía Loren, Raf Vallone, Geneviève Page, Herbert Lom, John Fraser, Gary Raymond y Tullio Carminati. El guion se atribuye a Fredric M. Frank, Philip Yordan y Ben Barzman, con contribuciones no acreditadas de Bernard Gordon .
Trata de la vida del guerrero castellano Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid (del árabe as-sidi , que significa 'el señor'). El Cid se estrenó el 6 de diciembre de 1961 en el Teatro Metropole de Londres y se estrenó el 14 de diciembre en Estados Unidos. La película recibió críticas en gran medida positivas que elogiaron las actuaciones de Heston y Loren, la cinematografía y la partitura musical. Continuó recaudando 26,6 millones de dólares durante su presentación inicial en cines. Fue nominada a tres premios Óscar: a la mejor dirección artística, mejor banda sonora de una película dramática o de comedia, y mejor canción original.