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“Comuneros”: mitos y verdades del germen de la rebeldía en España

Pablo García Sanz dirige “Comuneros”, un documental que desde lo didáctico y lo estrictamente histórico intenta aportar luz sobre personajes como Padilla, Bravo, Maldonado y las comunidades
«Los Comuneros Padilla, Bravo y Maldonado en el patíbulo» (1862), obra de Antonio Gisbert y expuesto en el Congreso de los Diputados
Museo del Prado
La Razón
  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

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En uno de los accesos al hemiciclo del Congreso de los Diputados, solo con el ojo entrenado, uno podrá distinguir los nombres de Padilla, Bravo y Maldonado grabados en letras doradas. Dicho vestigio, además del célebre cuadro de Gisbert que inmortalizó a los protagonistas de la revuelta, se antoja parco legado para uno de los hechos que pudo cambiar para siempre la Historia de España. Así al menos lo cree Pablo García Sanz, que esta semana estrena en cines «Comuneros». A través del formato del documental tradicional, ese en el que desfilan historiadores y expertos de todo tipo, el realizador se permite indagar en las historias tras la historia y, también en bello ejercicio estético, acelerar el ritmo del montaje a través de la animación y de una poesía puestas al servicio de la narrativa.
«Cuando nos pusimos a investigar, nos dimos cuenta de que se había hecho muy poco a nivel audiovisual. Quizá lo más importante fuera un ‘’Estudio Uno’', con Juan Diego y Lola Herrera», explica García Sanz, que consagra con este su segundo largometraje a su Castilla y León natal tras «¡Folk!», en el que exploraba las raíces de la música tradicional de la zona. «Gracias al historiador Carlos Belloso Martín, que nos ha asesorado como experto en la materia, hemos conseguido voces que verdaderamente conocen la historia, doctores y catedráticos. Como es tan complejo, teníamos que acotarlo por parcelas. Para hablar de la situación en Valladolid, por ejemplo, trajimos a Beatriz Majo Tomé, quizá quien mejor ha escrito de ello», añade.
Así, intercalando testimonios de legado púrpura en localizaciones de excepción, como el Castillo de la Mota en Medina del Campo o el Real Monasterio de Santa Clara en Tordesillas, García Sanz logra desenmarañar la sucesión histórica de acontecimientos y, de paso, darle contexto a uno de los debates que todavía colea: ¿Fue revuelta al no ser exitosa? ¿O fue revolución, al sentar las bases del sometimiento de la corona a los designios de unas cortes? Más interesado en la reivindicación del legado que en encontrar respuestas de historia-ficción, el documental explora el mito mismo de los hechos de 1520 y 1521.
Desde sus ecos en la Revolución Francesa y las americanas, su estudio por parte de Marx, la recuperación por el republicanismo —de izquierdas y derechas— a principios del siglo pasado, y su evolución a icono a partir de la nueva constitución, «Comuneros» es una pieza casi didáctica de cine en una filmografía, la patria, incompleta: «Es una historia conflictiva, porque es más complicada que el reduccionismo habitual de las clases sociales y, al ser de espíritu rebelde, de no contentarse con el status quo, apenas interesó al franquismo, por ejemplo», completa el director en comparación con otros mitos como el de El Cid o el del Descubrimiento de América que sí tuvieron eco en la oficialidad. Clave, quizá, de una percepción del nacionalismo con menos olor a naftalina, lo cierto es que el estudio histórico de García Sanz en la película completa por fin la mirada a una serie de revueltas que, pese a tener cada vez menos hueco en los planes de estudio de Historia, bien sirvieron para inaugurar la modernidad legislativa en España, tal y como estudiaron Joseph Pérez o el propio Gregorio Marañón.