Cultura

La joya mudéjar con origen templario que se esconde en un pueblo bañado por el vino

Una serie de desgracias han reducido su rico patrimonio de arte mueble

Interior de la iglesia del Santo Sepulcro de Toro
Interior de la iglesia del Santo Sepulcro de ToroToro Sacro

Son muchas las joyas patrimoniales que pasan desapercibidas a los ojos de muchos vecinos y visitantes. Una de ellas se encuentra en la localidad zamorana de Toro, municipio bañado por el Duero y cuna de vinos con una Denominación de Origen única e irresistible para el buen paladar. Una iglesia, que al encontrarse encajada entre varios edificios no permite observarse en su totalidad.

Nos estamos refiriendo a la iglesia del Santo Sepulcro de Toro, de estilo románico-mudéjar y que fue construida en el siglo XIII por la Orden de los Caballeros del Santo Sepulcro. Ubicada en la misma Plaza Mayor de la localidad, pasó posteriormente a depender de la Orden de San Juan de Jerusalén Caballeros de Malta y tiene reminiscencias del gótico mudéjar.

Cristo en la iglesia de Toro
Cristo en la iglesia de ToroToro Sacro

Se piensa que pudo ser la casa matriz de esta orden en el reino de Castilla y mantuvo este rango hasta el año 1489 cuando la orden se anexionó a la de San Juan de Jerusalén.

Aunque el exterior desmerece, al estar encajada con la fisonomía de los edificios del municipio, el interior sorprende sin dudas al viajero. Cuenta con una planta que se encuentra dividida en tres naves, sus capiteles son semicirculares y su portada es un claro ejemplo del gótico mudéjar. Sobresale sin duda la figura del Cristo barroco de la Expiración y varios de los principales pasos de la Semana Santa. De sus orígenes resaltan un arco apuntalado y de triple arquivolta que separa las naves, los arcos de acceso a las capillas así como los cilindros absidales.

Exterior de la iglesia del Santo Sepulcro enclaustrada entre edificios de la localidad
Exterior de la iglesia del Santo Sepulcro enclaustrada entre edificios de la localidadJcyl

También de su primera edificación se conserva una torre desmochada, la cabecera con tres ábsides y bóvedas y uno de los arcos formeros, todo de ladrillo y hormigón de cal y canto rodado, mientras que el resto pertenece ya a obras posteriores llevadas a cabo en los siglos XVI y XVII.

Al carpintero toresano Lorenzo Gago se le atribuye la austera armadura de par y nudillo de la nave central así como el hermoso alfarje de casetones del coro, realizados por Pedro Navarro en 1570 aproximadamente.

Declarada Monumento Histórico, una larga serie de desgracias han reducido su rico patrimonio de arte mueble, pero sigue deparando sorpresas, ya que en el año 2001 se descubrieron unas pinturas en la bóveda del ábside central, aunque con apariencia románica, con un Pantocrátor mientras que las figuras simbólicas de los evangelistas son de estilo gótico lineal.

Una joya patrimonial de las abundantes que existen en Toro, comenzando por su Colegiata de Santa María La Mayor, y siguiendo con la Iglesia de San Salvador de los Caballeros, la de San Lorenzo El Real, sin olvidarnos tampoco del edificio que alberga al actual Ayuntamiento, la Puerta del Mercado y la Puerta del Reloj o el Palacio de los Marqueses de Castrillo.