
Medio Ambiente
La mejor ruta senderista para disfrutar el Día de los Enamorados
El recorrido consta de 12,5 kilómetros y es ideal para visitarlo en familia todos los días del año

El 14 de febrero es una fecha muy marcada en el calendario, sobre todo por los romanticones, ya que se celebra el "Día de los Enamorados". Y que mejor manera para disfrutar de esa jornada tan especial que hacerlo rodeado de naturaleza y en buena compañía en el denominado "Camino de los Enamorados".
El "Día de los Enamorados" o de "San Valentín", es una festividad de origen católico que se celebra anualmente el 14 de febrero como conmemoración de las buenas obras realizadas por San Valentín de Roma, relacionadas con el concepto universal del amor y la afectividad. Originado por la Iglesia católica como contrapeso de las festividades paganas que se realizaban en el Imperio romano, también es una de las primeras fiestas que significaron la expansión del cristianismo en toda la Eurafrasia romana. La fiesta en sí ha ido ganando importancia a lo largo del tiempo desde una perspectiva laica como Día de los Enamorados o Día del Amor y la Amistad.
A pesar del reconocimiento de San Valentín de Roma como el fundador e iniciador de la fiesta el 14 de febrero, también se asocia a otros religiosos mártires con el nombre Valentín. Esto no socavó la leyenda principal en la que se fundamenta la festividad: San Valentín casaba a soldados con sus prometidas en las mazmorras de las cárceles del imperio en los tiempos en que el cristianismo fue prohibido por Claudio II.
Al enterarse de los votos matrimoniales que realizaba el santo, mandó capturarlo y traerlo frente a él para que se excusara; al parecer, Claudio no tenía más intención que solo reprenderlo y desterrarlo, pero por influencia de otros altos funcionarios mandó decapitar a San Valentín.
Los días que estuvo esperando en prisión para su ejecución vio que la hija del juez de la prisión era ciega, y oró pidiendo a Dios que la joven tuviera la dicha de poder ver, durante su traslado a la plaza pública para su ejecución. San Valentín le regaló un papelillo a la joven para que lo leyera. Ella, sin entender el motivo, ya que era ciega, abrió el papel y por primera vez logró ver y lo primero que vio era una frase que decía «Tu Valentín» como forma de despedida.
Algunos historiadores que apoyan este relato como el único y verdadero aseguran que Valentín se llegó a enamorar de la joven, por lo cual su simbolismo como santo del amor fue mayor. Posterior a la leyenda de Valentín de Roma, la Iglesia católica, ya como religión oficial de Roma y con el papa Gelasio I como líder, buscaba la eliminación de las fiestas lupercales, en donde según la tradición se sacrificaban perros y cabras para desollarlos y con la piel hacer látigos improvisados que usar sobre las mujeres para asegurar su fertilidad.
La Iglesia católica buscó una forma de hacer desaparecer esta celebración sin que la población protestase y escogió la vida noble de Valentín para que representase el amor entre humanos, con fecha el 14 de febrero del nuevo calendario gregoriano. La fiesta poco a poco fue asimilándose al día de la fertilidad y las lupercales quedaron reducidas hasta prácticamente su desaparición.
Se tiene registro de que el primer día de San Valentín fue celebrado el 14 de febrero de 494. La fiesta fue oficial en la Iglesia católica hasta que el papa Pablo IV dejó de celebrarlo y finalmente en 1965 durante el Concilio Vaticano II con Pablo VI se eliminó la fiesta del calendario litúrgico.
Desde el punto de vista popular la fiesta de San Valentín es interpretada como una oportunidad de celebrar el amor y el cariño, independientemente de la religión que se profese. Las celebraciones fueron variando con los siglos, siendo la Edad Media el período donde quedaría impregnado San Valentín con el amor cortés en donde se expresaba el sentimiento de afecto de una forma sincera, noble y con declaraciones poéticas románticas y las referencias al corazón y al dios romano Cupido.
Años más adelante se incluyó la amistad como una propiedad de San Valentín, y desde la revolución industrial a mediados del siglo XX, la mercadotecnia del capitalismo creó numerosos productos relacionados con el día de San Valentín, permitiendo que la fiesta llegue a lugares donde no se practica el cristianismo y donde ni siquiera están presentes las costumbres occidentales, según señala Wikipedia.
Camino de los Enamorados
Pues para conmemorar esta festividad tan especial, la mejor opción es disfrutar del “Camino de los Enamorados”, ubicado en la Sierra de Francia, en la provincia salmantina. Este recorrido tan especial consta de una distancia de 12, 5 kilómetros, y el tiempo estimado para llevarlo a cabo es de tres horas, con un nivel de dificultad bajo, y lo mejor es hacer la ruta en familia y todo el año es la época recomendada.
Según señala la web terranostrum.es, la mejor página de rutas senderistas de España, asegura que este tramo del GR-10 ha sido utilizado desde antiguo por arrieros y por las gentes que practicaban y vivían de la trashumancia.
El trazado ya fue empedrado y señalizado en época romana con el fin de extraer de esta sierra el oro de Las Cabanes. Se le ha llamado “Camino de los Enamorados” en memoria de los novios Hortensia y Kiko, pareja oriunda de Pinedas que fallecieron en el paraje de la ‘Pasaera’.
Se recomienda iniciar la marcha en la Plaza de Pinedas, las vistas desde este punto son espectaculares. El itinerario atraviesa la Reserva Natural de la Sierra de Francia para finalizar junto al Castillo de Miranda del Castañar.
En época de la posguerra, alrededor de 1940, el trueque y la caza eran el medio de subsistencia de mucha gente de esta serranía. Kiko, mozo cazador, alegre, e hijo del tamborilero, esperaba ansioso en el paraje de las Pasaeras, junto al río Alagón, a que apareciese su amada, que ese día se dirigía a Miranda a vender huevos. Era el mes de marzo y el caudal del río bajaba crecido debido al deshielo y a las intensas lluvias.
Hortensia, que era moza agraciada y emprendedora, padecía, sin embargo, de una pequeña cojera. Tras el encuentro amoroso en esta bonita ribera, cruzaron el río; primero lo hizo Kiko con su escopeta al hombro y la cesta de huevos que con cuidado depositó en la otra orilla. Al volver en busca de su amada, ambos se dispusieron a cruzar con la mala fortuna que mientras atravesaban la pasadera, Hortensia resbaló, precipitándose al río Alagón. Kiko sin demora, se arrojó para intentar salvarla…
Los cuerpos de ambos aparecieron ahogados. El del galán muy cerca de aquí y el de Hortensia, río abajo en el término municipal de La Pesga, Las Hurdes, a 30 kilómetros del punto de encuentro.
De esta forma, con el nombre de ‘Kihor’ la asociación Buen-Camino pretende reivindicar esta pasadera, así como la reconstrucción de un puente firme, que al igual que en la época de los romanos, proteja a los caminantes al mismo tiempo que rinde tributo a los dos enamorados que aquí perdieron la vida.
Sierra de Francia
Este espectacular recorrido se encuentra en plena Sierra de Francia, situada al sur de la provincia de Salamanca y con una extensión de 32.300 hectáreas pertenecientes a 15 municipios. Sus cotas más altas se sitúan en el Pico Hastiala (1.735 metros) y en la cresta de la Peña de Francia, que con sus 1.723 metros domina el conjunto de la comarca, encontrando la menor altitud en el término municipal de Sotoserrano, a orillas del río Alagón, sobre los 400 metros.
El Parque se establece en la divisoria de dos cuencas hidrográficas: Los ríos Alagón, Francia y Batuecas vierten al Tajo, mientras que el Agadón pertenece al Duero. Aunque está situado en la región mediterránea, la diferencia altitudinal existente y la orientación de las laderas determinan la existencia de zonas con clara influencia atlántica, y otras mucho más cálidas de tendencia mediterránea que en conjunto favorecen una gran diversidad faunística y florística, y permiten la producción de cerezas, uvas, aceitunas o castañas.
Pero este singular entorno encierra, además, una gran riqueza cultural y un importante patrimonio histórico-artístico, con cinco núcleos declarados «Conjunto Histórico – Artístico», enclaves con pinturas rupestres, restos de minas romanas o ermitas y monasterios repartidos por todo su territorio.
Gastronomía
La Sierra de Francia es hoy un auténtico paraíso culinario esperando a ser explorado por los amantes de la buena comida. Este pintoresco rincón de la provincia de Salamanca esconde un tesoro gastronómico que ha sido cuidadosamente transmitido de generación en generación, ofreciendo una experiencia culinaria única en cada uno de sus encantadores pueblos.
Sus platos más típicos son:
- El Limón Serrano, que cuenta con pequeños matices y variantes dependiendo de la localidad en la que se disfrute. Consiste en una especie de ensalada que combina las notas ácidas y dulces de los cítricos -naranja y limón-, la cremosidad del huevo y el excelente sabor de diferentes embutidos y carnes frescas del entorno. En algunas ocasiones también puede incluir pescados en conserva. Todo ello aliñado con aceite de oliva virgen extra, ajo y vino de la zona. El resultado es un plato original, sabroso, chispeante y pleno de contrastes, que sorprende y hace las delicias de todo el que lo prueba.
- Las patatas meneás, un plato que constata a la perfección, que las recetas elaboradas con ingredientes humildes pueden convertirse en verdaderas delicatessen. Cocinadas de forma muy lenta y trabajadas a mano, con paciencia y esmero hasta obtener una crema espesa que envuelve y acaricia el paladar, gracias al aderezo compuesto por ajo, pimentón, comino y la propia esencia de los torreznos, que se servirán al final como complemento, crujientes y plenos de sabor.
- El Zorongollo, elaborado a base de pimientos asados, que se acompañan de cebolla y se aliñan con el delicioso aceite de oliva virgen extra serrano, vinagre, sal y un ligero toque de ajo. Puede disfrutarse tal cual, como guarnición en algunos platos o incluso servirse acompañado de aceitunas, bacalao o huevo cocido. Sea como fuere, se convierte en una elaboración completamente adictiva.
- El Hornazo, que se elabora mayoritariamente en formato redondo y se rellena con diferentes embutidos y cortes del cerdo -chorizo y lomo principalmente-, además de huevo cocido.
- El Cabrito, las carnes frescas son otra de las estrellas de la gastronomía de la Sierra de Francia. Entre ellas destacan especialmente el cabrito, el cochinillo, el cerdo ibérico y la ternera. Cocinadas en múltiples variantes entre las que destacan su asado en la brasa, los guisos tradicionales y por supuesto el cochifrito.
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