Barcelona
Carta a un hijo
Pronto serás mayor de edad, estás ya en una situación de riesgo y en unos meses el riesgo será máximo. Perteneces al sexo masculino y te gustan las mujeres, no estás adscrito a minoría alguna, salvo tu condición de «perico» irredento, pero eso jurídicamente no cuenta. Tienes además la fortuna, que espero nunca sea desgracia, de tener una planta estupenda con tu metro ochenta y cuatro, tu buen hacer futbolístico, tu inteligencia y tu simpatía, virtudes que sin duda has heredado de tu madre. Todo ello te permite tener una novia guapísima y encantadora que será mayor de edad incluso antes que tú.
Debo confesarte lo mucho que me tranquiliza tu estabilidad sentimental, porque de tener que andar por la vida en busca de ligoteos esporádicos, visto cómo están las cosas, me arruinaría pagando notarios que te acompañasen para dar fe a los bares de tu actitud siempre caballerosa (perdón si lo de caballerosa suena a machista) y de la respuesta de las chicas. Otra opción sería redactarte un documento de consentimiento y que lo llevaras siempre encima. En ese caso, te hubiese tenido que aconsejar que cuando te lo rellenaran fuese en presencia de un mínimo de tres testigos del sexo femenino para evitar que luego se considere la existencia de un vicio (perdonen la expresión pero jurídicamente se llama así, los vicios de la voluntad: error, violencia, intimidación y dolo, ver apuntes de Derecho Civil I).
En fin, me alegro de la educación que te hemos dado, respetar a las mujeres, tratarlas por supuesto con la dignidad que se merecen como amigas, como compañeras, como lo que son. Aunque visto cÓmo está el patio mi consejo, sigue jugando al fútbol, estudiando y con tu guapísima novia y si un día quieres correr riesgos mejor te alistas en La Legión que ir de ligoteo.
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