Opinión

La coherencia del señor Cuixart

El presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, durante la toma de posesión de Pere Aragonès como nuevo presidente de la Generalitat
El presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, durante la toma de posesión de Pere Aragonès como nuevo presidente de la GeneralitatMarta PérezEFE

Siempre he sentido un profundo respeto por la gente coherente piense lo que piense, estaré en contra de sus planteamientos pero eso no me quita valorar su actitud.

Otra cosa es que la coherencia a veces lleve a consecuencias desastrosas para uno mismo y para los compañeros de viaje, permítanme que me explique.

El indulto está regulado por una ley que tiene más de 150 años y ha sido apenas modificada, el motivo es sencillo a ningún gobierno desde Amadeo de Saboya, le ha interesado perder la prerrogativa de aplicar esta medida de gracia.

Y es cierto, muy cierto que en muchas ocasiones se ha utilizado con criterios más políticos o sociales que jurídicos, como cierto es que el arrepentimiento no es un requisito especifico contenido en la ley.

Cuando otros pidieron el indulto en nombre de los llamados «presos del procés», el Tribunal Supremo que como órgano enjuiciador sí está obligado a valorar el arrepentimiento para la emisión de su informe, dio traslado a todos los condenados de la petición de indulto planteado por otros para ellos. Nadie contestó excepto Santi Vila y Jordi Cuixart.

¿Y qué dijo este último? Pues que no hay ningún tipo de arrepentimiento, que todo lo que hizo “lo volvería a hacer” lo mismo que dijo el último día de juicio.

Así admitiendo la posibilidad de indulto sin arrepentimiento especifico, lo que es imposible es argumentar un indulto a alguien que manifiesta su voluntad de repetir el delito, sea cual sea el motivo que alegue.

Imaginemos un contrabandista que alegando que si hubiese un referéndum la mayor parte de la población estaría a favor de la venta libre de tabaco, o un vendedor de marihuana que afirme que la mayor parte de los españoles estarían a favor de su legalización y que ambos una vez condenados fueran indultados pese a afirmar que seguirán vendiendo libremente tabaco o marihuana por seguir un criterio que según ellos lo quiere la mayoría. Por mucho que se comparta o no su argumento de fondo, ¿alguien entendería un indulto así?

Pues bien, lo que ha hecho el Sr. Cuixart es algo parecido, es cierto que cada indulto debe ser tratado individualmente, pero ha colocado al gobierno, por lo menos para él ante una situación imposible.

El Sr. Cuixart es muy coherente pero flaco favor se ha hecho a sí mismo y a sus compañeros de viaje.