Cataluña
Adam Casals: el “embajador” de la Generalitat que se rebeló contra el “procés”
Delegado del Govern entre 2015 y 2017 en el país centroeuropeo, plantó cara al independentismo durante el referéndum ilegal del 1-O, aunque también está encausado en el Tribunal de Cuentas
El “procés” ha abrasado a partidos, políticos y también empleados públicos de la Generalitat. Los ejemplos cunden y el caso de Adam Casals es uno de ellos. Nombrado delegado de la Generalitat en Austria en 2015, estuvo en el cargo hasta que el Gobierno de Mariano Rajoy aplicó el artículo 155 de la Constitución, intervino la Generalitat y deshizo todas las “embajadas”. Casals también fue destituido y regresó, aliviado, a la actividad privada tras ser víctima de los estragos del “procés”.
Llegó a la Generalitat en 2015 por petición del Govern de Artur Mas, que quería abrir una embajada en Austria y encontró a Casals como el perfil idóneo, porque conocía muy bien esa zona para promover económica y culturalmente a Cataluña. Francesc Homs, entonces conseller de la Presidència y portavoz del Govern, le recibió en el Palau de la Generalitat a finales de 2014 para asignarle el encargo y Casals aceptó. No obstante, visto con perspectiva, dice que no hubiera dado el “sí”: “De buenas dije que sí, pero si hubiera sabido las consecuencias que tenía, habría dicho que no. A toro pasado, siempre es muy fácil”, explica a este diario, lamentándose.
Casals defiende que siempre se plantó ante cualquier orden independentista que vulnerase la Ley. Por ejemplo, recuerda el día del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017, donde muchas “embajadas” pusieron sus sedes al servicio de los catalanes en el exterior para que votasen, pero él no lo permitió. Esta actitud de rechazo a alinearse con el “procés” ha tenido también sus consecuencias negativas para él y revela que le ha acabado costando problemas de salud por las presiones que ha recibido. Unas presiones que han continuado hasta hoy porque, tal y como denuncia, está recibiendo amenazas tras haber sido señalado en las redes sociales por personas del entorno de Carles Puigdemont.
Casals siempre rechaza que se le catalogue de “embajador” y afirma: “Mi embajador siempre ha sido el Embajador de España”, asegura y añade que siempre, en todo acto, de la Generalitat ha invitado a representantes de la Embajada de España.
A pesar de desmarcarse y rechazar los desafíos a la Ley del independentismo, no ha conseguido escapar de la causa que abrió el Tribunal de Cuentas contra 34 exaltos cargos de la Generalitat por gastos para internacionalizar el “procés”. Es decir, ha terminado como Puigdemont y Oriol Junqueras teniendo que abonar una parte de la fianza de 5,4 millones de euros que ha solicitado el órgano fiscalizador. En su caso, ronda los 120.000 euros. El Tribunal de Cuentas dictó una orden de embargo contra él, pero no le llegaron a embargar bienes. En ese lapso de tiempo, con la ayuda de familiares y amigos, pudo avalar la cantidad.
“No soy una persona rica”, afirma, en referencia a los problemas que ha tenido para conseguir el dinero (le han embargado bienes) y explica que le llamaron desde la Caja de Solidaridad separatista (hucha llena de fondos del independentismo) para decirle que no le iban a ayudar porque “no muestra suficiente espíritu de combate”. Es decir, porque no es independentista. “En ningún momento me he considerado independentista y no acepté este cargo para fomentar la independencia”, sostiene.
Tampoco ha querido Casals acogerse a la operación que diseñó la Generalitat para avalar a los 34 exaltos cargos. “No me parecía ético”, expone, además de decir que también auguraba que tampoco tendría encaje legal como se ha acabado demostrando. En estos momentos, está a la espera de que el Tribunal de Cuentas dictamine si ha habido responsabilidades económicas, aunque su abogado, Carlos Monguilod, prevé que tampoco haya una resolución rápida. “Se gastó el dinero de manera justificada y todo en el marco de sus competencias. Él mantiene la transparencia y la inocencia. Cuando vio la deriva de saltarse la Ley, automáticamente se desmarcó públicamente de esto y con la aplicación del 155 se puso a disposición de las autoridades del Estado”, señala Monguilod.
En este sentido, el propio Casals también aduce la falta de información para saber dónde llegaría todo el “procés”. “Yo nunca he sido militante de ningún partido político y eso significa que yo no estaba en chats de partidos y no estaba informado de las intenciones que tenían. Yo estaba convencido de que no se llegaría a la declaración de independencia absurda. Me equivoqué y asumo mi error. Yo tenía que haberme ido antes, no supe hacerlo, pero por otra parte cuando se acabó fue una liberación”, añade.
Después de que concluyera el “procés”, Casals regresó al sector privado, como consultor en el ámbito de las relaciones internacionales, donde ha trabajado siempre, y también se pagó de su dinero viajes para ir a ver a periodistas, empresarios y políticos con los que había tratado cuando era delegado para pedirles disculpas. “Les fui a pedir disculpas por cómo se había dilapidado la imagen de Cataluña. Quería que estas personas supieran que no había tenido nada que ver. Quería hacer llegar muy claro este mensaje”, aclara.
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