Opinión

Para querernos más

Una sanitaria vacuna contra el Covid-19 a un niño
Una sanitaria vacuna contra el Covid-19 a un niñoGOBIERNOGOBIERNO

Habrá que revisar la lista de invitados porque el objetivo es ser menos. Tenemos que ser pocos. Nadie se ofenda, todos lo comprenden. Para estas navidades, las reuniones de familia y de amigos deben limitarse a pocos. Porque nos queremos mucho.

Me temo que estar vacunados, aun siendo imprescindible, no es suficiente para quedarse tranquilos. Y hacerse todos, antes de pasar al comedor, un test rápido de antígenos, tampoco lo es.

Tenemos que ser pocos porque la situación está mal y peores son las perspectivas. Tenemos que valorar la experiencia ajena y actuar en consecuencia. Ser pocos porque nos queremos mucho.

Las vacunas anticovid son lo mejor que tenemos. Pero cabe recordar que no evitan propiamente la enfermedad sino aquella forma de covid que, grave, agravándose con las horas, requiere ingreso en el hospital. Para esto, las vacunas son muy efectivas, aunque no al cien por ciento.

Menos efectivas son para prevenir la enfermedad leve o para evitar la infección sin síntomas. Así, una persona bien vacunada tanto puede recibir el contagio de una persona que no sabe que está contagiando, como puede a su vez contagiar a la familia o los amigos sin saberlo.

La vacuna, por supuesto, vale la pena. Hemos ganado mucho desde que la tenemos, pero aun nos queda mucho por ganar. Y ganaremos todavía más según qué hacemos y, sobre todo, cómo lo hagamos.

Por su parte, el test rápido de antígenos, sea de farmacia, sea del centro de salud, debe interpretarse con cautela. Cuando es positivo, la positividad es incuestionable.

Pero cuando es negativo, la tranquilidad por esta negatividad es sólo una buena aproximación, que no es poco, puesto que este tan ansiado negativo puede ser un falso negativo. Esta posibilidad es poco probable pero sin duda existe, y no le resta méritos al test.

Entonces, precisamente porque nos queremos mucho, debemos ser pocos a la mesa, separados y ventilados. Hagamos corta la sobremesa, porque nos queremos mucho. Y para poder querernos más.