¿Ayudaría?

En la fantástica película «El Puente de los Espías» protagonizada por Tom Hanks hay una escena extraordinaria. El abogado que interpreta defiende a un espía ruso soberbiamente escenificado por Mark Rylance. La acusación de espionaje puede suponer la pena de muerte. El abogado se dirige a su cliente, las cosas no van bien, este no se inmuta, entonces el abogado le pregunta: «¿Nunca se preocupa?». El espía responde: «¿Ayudaría?»

Claro que es solo una película y la situación está llevada al extremo, pero cuántas veces podríamos preguntarnos en la vida ante cabreos o preocupaciones absurdas «¿ayudaría?».

Traigo esto a colación porque después de escribir la semana pasada un artículo sobre mi amigo el gran periodista Santi Tarín, alguien me dijo y no de mala fe: «Como te gusta escribir y hablar bien de tus amigos, ¿no sería mejor que criticases a los que hacen daño?».

Creo que una y otra cuestión son dos caras de una misma realidad, forma de ver la vida y enfocar las relaciones.

Cuando uno está muy cerca de lo que era la edad de jubilación, no necesita demostrar nada a nadie, ni hacer la pelota, ni vale la pena preocuparse de lo irremediable o lo que no depende de ti. Puede además permitirse el lujo de ignorar a los que le caen mal, pasar de ellos y dedicar sus esfuerzos a elogiar a los que se aprecia y se lo merecen.

Honradamente me permito aconsejarles que alejen de sus vidas a los pesimistas irredentos, a los que se preocupan por tonterías, a los que se empeñan en sacar a relucir siempre lo malo, a los tóxicos en general.

Puede ser hasta divertido que le critiquen a uno, pero es aburridísimo pasarse la vida criticando y no se gana nada adoptando actitudes negativas, de ahí mis respetos al espía ruso de la película.

Antes de ponerse a llorar por las esquinas o de poner verde a alguien pregúntese «¿ayudaría?», casi siempre la respuesta es «no», luego tómese un gintonic y fúmese un puro con un buen amigo.