Opinión

Napoleón era catalán (II)

"Retrato de Napoleón en su gabinete de trabajo", de Jacques-Louis David
"Retrato de Napoleón en su gabinete de trabajo", de Jacques-Louis Davidarchivo

Como cada día entiendo menos la política y a los políticos, y dado el tremendo revuelo mediático y académico que generó mi descubrimiento sobre la catalanidad de Napoleón y la revelación de su verdadero nombre “Nap o lleó”, me veo en la obligación de explicar detalles de mi investigación, muy especialmente tras lo publicado por el eminente profesor del Centro de Estudios Napoleónicos, Jean Pierre Villeneve y Le Geltré, quien para ocultar que él también es catalán, aunque esté al servicio del opresor estado francés, ha manifestado su indignación por mi descubrimiento.

Verán, parto de la irrefutable tesis mantenida por el gran historiador Francésc Bofarrull i Pirretes en su obra “Els Catalans poble triat” (“los catalanes pueblo escogido” para aquellos que tengan la desgracia de no entender nuestra lengua), libro que demuestra de manera irrefutable que toda gran obra de la humanidad es obra nuestra, salvo que se demuestre lo contrario, y nadie ha demostrado que “Nap o lleó” no fuera catalán, como nadie ha demostrado que Mao Tse Tung, no deba su nombre al hecho de haber nacido en la bonita isla de Mahón (Maó en catalán), parte irrenunciable dels Paissos catalans.

Pero esta no es mi única fuente, el gran investigador Joan Pirat, en este momento injustamente internado en un centro de salud mental por agredir a unos turistas japoneses ataviados con camisetas de la selección española compradas en un bazar chino, al grito de “esbirros de Pérez de los Cobos”, tras afirmar que a él no le engañaban y que eran represores camuflados de orientales. Pues bien, el gran Joan Pirat me facilitó una documentación valiosísima conforme existió una agria y profunda discusión familiar entre Josep y “Nap o lleó” cuando este último decidió convertir el apellido originario que era Bonapart en Bonaparte, Josep a quien los españoles llaman Pepe Botella, jamás fue llamado así, su verdadero apodo fue siempre Josep Ampolla.

Joan Pirat sigue privado de su libertad deambulatoria por decisión de la infame justicia española, pero su documentación está a salvo y en mi poder, se que asumo un gran riesgo al revelar estos datos, pero como me dijo un día el insigne revolucionario Pere Monclús, “todo por la patria catalana, menos no abrir la botiga el lunes”.