Libros
Óscar Tusquets: «Ada Colau es el horror, el horror, el horror...»
El arquitecto publica su nuevo ensayo su ensayo «Sin figuración, poca diversión»
Hace tiempo que Óscar Tusquets demostró que es alguien sin pelos en la lengua y que ha hecho de lo políticamente incorrecto un arte y su buque insignia. Eso es algo que demuestra en sus muy inteligentes ensayos, unas veces provocadores, pero siempre con la virtud de documentar cualquiera de sus afirmaciones. Ayer demostró ese buenhacer en la presentación de su nuevo trabajo, «Sin figuración, poca diversión» y que supone su regreso a Tusquets Editores donde en el pasado publicó e incluso diseñó libros como la voluminosa monografía sobre Dalí de Robert Descharnes.
En este nuevo ensayo, Tusquets nos propone una mirada a distintos aspectos del mundo del arte, ya sea a través de la arquitectura, la pintura o la escultura, adentrándose en autores como Velázquez, Gaudí o Bofill. Todo ello enriquecido con las imágenes de la fotógrafa Eva Blanch. En este sentido, el libro nace de la suma de dos proyectos: su primer ensayo, publicado hace 28 años, «Más que discutible» (1994), ahora actualizado y revisado, y la serie «ArtwithOSCAR», en la que trabaja desde 2015 junto con su mujer, la diseñadora gráfica, escritora y fotógrafa Eva Blanch.
«Pretendo escribir lo mínimo, contando aquellas cosas que no salen en Wikipedia, que es donde va todo el mundo, incluidos mis hijos, a hacer consultas de las dudas que tienen. Yo cuento datos, como el año de realización, el precio o anécdotas», contó el arquitecto.
Tusquets habló del papel que debe tener el arte, especialmente esta función provocadora que se le suele atribuir. «El dadaísmo fue interesantísimo, ese momento en el que los artistas dijeron que bastaba ya de hacer paisajitos, pero es que estamos hablando de algo que pasó hace más de un siglo». A este respecto puso como ejemplo que el arte vuelva ahora a hacer cuadros blancos. «Sorprender es un valor en el arte, pero no el único. Es evidente que Vermeer no es un artista que sorprenda, pero sí enamora, encanta y deslumbra», dijo. Eso es precisamente lo que hace que «hace años que no voy a Arco. Llevamos un siglo y pico con esa pretensión de la sorpresa».
¿Y el que dice todo esto es un provocador? «Tengo 80 años y si a esa edad no me atrevo a decir ciertas cosas...», meditó. Aunque puestos a buscar una definición, una palabra que pueda definir su manera de ser, el autor de «Sin figuración, no hay diversión» recordó que Enrique Vila-Matas dijo de él que era «amable». «Es un término que tenía por peyorativo, pero no es así porque amable es la persona que puede ser amada. Me convenció Vila-Matas».
En el libro hay espacio para la defensa de la Sagrada Familia, pese a que hace años estaba en contra de que se construyera sin la presencia de Gaudí. «La defiendo mucho. Es una obra de una gran belleza. “Solamente alguien con mal gusto, puede gustarle la Sagrada Familia”, me dijo un aristócrata barcelonés al saber mis opiniones sobre el tema», comentó Tusquets.
Con Gaudí llegamos a Barcelona, la de hoy, la que está sufriendo algunos cambios urbanísticos importantes. Tusquets reconoció que el Ayuntamiento se está equivocando con las «superislas» que no tienen nada que ver con «la clarividencia del proyecto urbanístico de Ildefons Cerdà». Entre suspiros, Tusquets dijo de Colau que «es el horror, el horror, el horror», para añadir que antes se sabían quiénes eran los arquitectos que trabajaban para el Ayuntamiento, recordando al recientemente desaparecido Oriol Bohigas y su valor, por ejemplo, en la construcción de la Vila Olímpica. «Ahora no hay un responsable. ¿Quiénes son? Me dicen que unos arquitectos argentinos, pero nadie sabe quiénes son».
Tras la publicación del libro, Óscar Tusquets trabaja en una exposición que le dedicará la Fundació Vila Casas y que servirá para poder conocer su trabajo como pintor. Será en otoño cuando abrirá la muestra sus puertas con la pintura de Tusquets.
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