Opinión

Una de espías

Una de espías
Una de espíasPlatónIlustración

Nunca los espías han estado tan de moda en este país lleno de expertos, lo patético es que esta moda no viene del cine o las novelas, sino de la realidad de una situación que no se podía haber gestionado peor.

Son muchos los análisis que habrán leído ustedes sobre lo sucedido, por eso voy hablarles de algo diferente, de los espías como personas y me temo que empezaré defraudándoles, los espías son gente normal que llevan una vida normal, tienen hijos, van a la playa, salen a cenar, hacen equilibrios para llegar a fin de mes, etc., pero con una profesión diferente y peculiar.

En mi vida he defendido a varios ex espías, en algunos casos altos responsables y digo ex porque como me contestó uno de ellos un día que cometí la imprudencia de preguntarle si seguía colaborando con el Centro su respuesta fue:

“No te voy a responder, porque si es que sí tendré que mentirte y decirte que no, y si es que no, tampoco te lo vas a creer”.

Ese día confirmé algo fundamental: no preguntar sobre lo que sabes que no te van a contestar.

Un abogado conoce a la gente cuando tiene problemas, sea espía, constructor o banderillero y yo he conocido a los espías o ex espías cuando han tenido problemas, todos tienen una característica común, jamás te explican nada de lo relacionado con su trabajo, como máximo alguna anécdota intrascendente de cosas que sucedieron hace muchos años.

Defenderles no es fácil, porque ellos a lo que están acostumbrados no es a responder sino a preguntar, así que fácil no se lo ponen a uno, ya escribí en mi novela “Tu refugio en el infierno” que los Servicios Secretos los habrán perfeccionado los israelitas, pero seguro que los inventó un gallego porque es muy difícil saber si un espía va o viene.

Me llevado bien con ellos porque nunca he jugado a ser uno de los suyos, como nunca he jugado a ser poli, mosso, o guardia civil, les he defendido como abogado y puedo afirmar categóricamente una cosa, pueden cometer errores pero son buenos, muy buenos en lo suyo, sacrificados, prudentes y patriotas.

Acabaré con un consejo gratis por si estas líneas las lee algún político. Yo de ustedes no jugaría con los espías, no solo porque desarrollan una gran labor y porque es indecente hacerlo con un servicio como el CNI, sino además porque pueden creerme son muy discretos y leales pero no idiotas.