Opinión
Sí, Señor
Sabrán los escasos pero fieles lectores de esta columna, que servidor suele ser bastante comedido en sus expresiones porque educado en colegio de curas tengo muy grabado eso de que decir tacos es muy feo y de mala educación, pero como nos enseñó el gran Camilo José Cela un taco a tiempo no sólo es admisible sino también recomendable. Así que voy al grano. ¿Quién coño, o quien cojones (para que nadie se ofenda) tiene algo que decir sobre la visita del Rey Emérito a España?
Vamos a ver si ponemos las cosas claras. Don Juan Carlos no tiene ninguna causa abierta en España. Aquí hay mucha gente con causas abiertas, condenados y algunos indultados que hacen y dicen lo que les da la gana, incluso que harán lo posible para saltarse la ley otra vez y tratar de romper España, se pasean la mar de tranquilos y ven a sus hijos cuando les da la gana.
De lo que haya hecho Don Juan Carlos con su vida privada no tiene que dar explicaciones nada más que a quien corresponda privadamente. El primer Presidente francés que nos ayudó contra ETA se llamaba François Mitterrand y tenía dos mujeres, Berlusconi le toco el pandero incluso a la señora Merkel, y más vale que no nos pongamos exquisitos con la vida privada de cada uno.
Algunos interesados afirman que Don Juan Carlos cobró comisiones, cuando las comisiones las pagan los adjudicatarios no el adjudicante, en todo caso el Rey Emérito recibió una donación, y con lo donado cada uno hace lo que le sale, aquí seré educado, de los cataplines.
Don Juan Carlos regularizó su situación fiscal, lo mismo que lo han hecho miles y miles de españoles, incluso con sentencias de conformidad en la vía penal.
Don Juan Carlos lideró una transición ejemplo del mundo entero, fue clave para parar un golpe de Estado, jamás soñamos tener mejor embajador en el mundo, recientes estudios calculan que sus visitas internacionales han supuesto un beneficio indirecto de sesenta y dos mil millones de euros y dos millones quinientos mil puestos de trabajo. Iguálenme eso.
Así que bienvenido, Señor, que amigos no le faltan y el pueblo con su acogida ya ha dictado sentencia. Por mi parte aunque sólo le conocí una vez quedé tan impactado que desde ese día hasta hoy ininterrumpidamente su foto dedicada ha presidido mi despacho y mi comedor.
Señor, gracias por todo y vuelvo a lo de Cela, a los que ladran. ¡Ni puto caso!
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