Historia

Cambó, el catalanismo que apoyó a Franco

El historiador Borja de Riquer publica la biografía más completa del político y mecenas

Una imagen de Francesc Cambó en su época como responsable de la Lliga
Una imagen de Francesc Cambó en su época como responsable de la Lligalarazon

Durante tres décadas, el historiador Borja de Riquer se ha dedicado a seguir los pasos de Francesc Cambó por diferentes archivos. El político que fue líder de la Lliga, hombre de negocios que logró convertirse en un multimillonario, el mecenas que logró construir una de las colecciones privadas más importantes de su tiempo, y el «bon vivant», con sus luces y sus sombras, todo eso es lo que aparece en «Francesc Cambó. L’últim retrat», que publica ahora en Edicions 62 y que la semana que viene llega en castellano de la mano de Crítica.

En palabras de Riquer, que ayer presentó su libro en un encuentro, todo empezó cuando trabajaba en su tesis doctoral y pudo consultar la correspondencia de Cambó con el presidente de la Mancomunitat Enric Prat de la Riba. Son cartas «que explican los bajos fondos de la política, los pros y las contras de ciertas cosas. A lo largo de treinta años he consultado miles de cartas de Cambó con políticos de todo tipo, como Maura, Romanones, Santiago Alba, y también catalanes, fueran o no de la Lliga. Fue un tiempo en el que se escribía mucho y queda correspondencia privada. Si eran amigos y del mismo partido acostumbraban a decir la verdad. En esos testimonios epistolares tenemos el día a día de las relaciones con matices que hacen entender muchas cosas, entre ellas, la naturaleza humana de los personajes».

El historiador Borja de Riquer descubre las poco conocidas facetas como "mecenas, hombre de negocios internacional y bon vivant" de Francesc Cambó
El historiador Borja de Riquer descubre las poco conocidas facetas como "mecenas, hombre de negocios internacional y bon vivant" de Francesc CambóMarta PérezAgencia EFE

El biógrafo admitió que Francesc Cambó no es un alguien fácil. Hablamos de un personaje muy contradictorio que podía ser un símbolo del catalanismo, pero también un apoyo para Franco. «Cambó no se arrepintió, pero se avergonzó del apoyo a Franco. Él contribuyó al franquismo y decía que los rojos eran peores. Sin embargo, se sintió frustrado porque no le agradecieron los servicios prestados a Franco», comentó el historiador.

El libro no busca ser un juicio hacia Cambó, pero sí ofrece los materiales para poder sacar conclusiones sobre el hombre y su obra. A este respecto, Riquer declaró que «no he querido hacer de fiscal, ni de defensor, ni juez. No emito opiniones. Aquí está información contradictoria de un personaje capaz de apoyar a Franco y defender la autonomía catalana a fondo. Para él aquello no era contradictorio. Es un político que intenta una autonomía catalana máxima en una España nueva, pero en eso fracasa. Intenta hacer compatible ser reformista y ser extremadamente conservador. Esa es la realidad y el lector es suficientemente maduro para sacar sus conclusiones. La cosa no va de si era traidor o no para Cataluña, como en una ocasión me preguntó una revista. Me negué a contestar esa pregunta porque por aquí no tienen que ir los historiadores».

Francesc Cambó retratado por Ignacio Zuloaga
Francesc Cambó retratado por Ignacio ZuloagaIgnacio Zuloaga

Lo que sí ha pretendido Riquer es cuestionar a aquellos historiadores que no van a las fuentes y que, especialmente en el caso de Cambó, han confiado en exceso en la autobiografía del político y en la biografía –de encargo– que le dedicó Jesús Pabón. Porque el ir a por los documentos ha permitido al autor de «Francesc Cambó. L’últim retrat» acceder, por ejemplo, a la correspondencia del político con Alfonso XIII, hasta ahora desconocida, y que se guarda en el Archivo de Palacio. Otra correspondencia, la que mantuvo con Joan Ventosa, uno de sus hombres de confianza, nos permite saber que éste, en nombre del líder de la Lliga, se reunió en 1936 tres veces con Franco, siempre en nombre de Cambó.

Pero no solo el político surge aquí. Borja de Riquer documenta los muchos y variados negocios que tuvo Cambó y que lo convirtieron en uno de los catalanes más ricos de su tiempo, «con una política de inversiones inmobiliarias que es una de las más inteligentes en el área de Barcelona».Y fuera de la capital catalana no se quedó corto al adquirir diversas hectáreas en Gavà. «Compró 36 hectáreas de la Pineda de Gavà, la llamada Gavà Mar por 200.000 pesetas de los años veinte. En 1997 su hija lo vendió por 900 millones de pesetas», explicó el historiador.

Otro aspecto que se realza en esta obra de casi un millar de páginas es su fundamental papel como mecenas del arte, construyendo una imponente colección privada que tuvo en el retrato de Michele Marullo, de Sandro Botticelli, su principal joya. Con la excepción de esta pieza, el grueso de la pinacoteca de Cambó fue donado por su propietario a la ciudad de Barcelona siendo hoy una de las principales joyas del Museu Nacional d’Art de Catalunya.