Polémica lingüística
La sorprendente (por pobre) cifra de comercios que rotula en castellano en Barcelona
La entidad probilingüismo Convivencia Cívica Catalana denuncia la presión de las asociaciones independentistas para que los letreros sean en catalán
“Que en la ciudad de Barcelona, la lengua mayoritaria de los ciudadanos sea residual en la rotulación de los comercios (no llega a una sexta parte de los rótulos) convierte a la Ciudad Condal en una auténtica anomalía lingüística a nivel internacional”. Fue la denuncia en un informe de la entidad probilingüismo Convivencia Cívica Catalana (CCC) sobre el uso del castellano en los comercios de la capital catalana.
Barcelona es la única gran ciudad de todo el continente europeo en que la lengua de la mayoría de sus habitantes no es la lengua empleada en la mayoría de los rótulos de sus comercios. Así se desprende de las investigaciones sobre rotulación comercial efectuadas en Europa.
“Normalmente los comerciantes utilizan en sus negocios la lengua mayoritaria de su clientela, por una mera lógica comercial. Pero en Barcelona el uso de las lenguas no viene decidido libremente por los comerciantes de acuerdo a las demandas de sus clientes y la lógica empresarial sino impuesto desde la administración por medio de multas y sanciones lingüísticas. Ello ha distorsionado la situación lingüística de tiendas y comercios en la Ciudad Condal”, denuncian desde CCC. Pueden recibir una sanción si la carta está en español, inglés y francés; pero no así, si están en catalán, inglés y francés.
Según denuncia a Convivencia Cívica Catalana, sólo el 15 % de los comercios en Barcelona tiene el letrero en español, mientras que en Lleida es del 9 % y en Girona aún baja más este porcentaje, hasta el 5 %. La entidad lamenta que «los separatistas no tienen suficiente, siguen persiguiendo y multando a los pocos que lo usan. No buscan proteger el catalán, buscan erradicar el y lo español».
Servicio de quejas lingüísticas
Y es que efectivamente, Plataforma ha puesto en marcha un «servicio de quejas lingüísticas» en el que los ciudadanos pueden denunciar y señalar a establecimientos y trabajadores que no usen el catalán. Como, por ejemplo, uno de los más recientes, el camarero de una chocolatería de Barcelona. Se quejaba un internauta de que el trabajador en cuestión le había pedido el código QR en castellano, y al preguntarle si se lo podía decir en catalán, el camarero les respondió: «empezamos mal, tengo la libertad para hablar lo que quiera». Desde Plataforma per la Llengua respondieron al internauta con el enlace de este servicio de quejas.
Y no sólo los establecimientos están en el punto de mira de los defensores del catalán, también los propios trabajadores. Por ejemplo, hace un tiempo, dos mujeres increparon a la trabajadora de una panadería de la Avenida Meridiana de Barcelona porque ésta les estaba atendiendo en castellano.
También la dueña de una pizzería de Barcelona denunció a los Mossos que estaba siendo acosada después de que un cliente criticase al restaurante en Twitter porque no le habían atendido en catalán. Ella, italiana, dijo que no podía hacerlo porque no sabía hablarlo, aunque sí le dijo que lo entendía si le hablaba más despacio. A los pocos días aparecieron pintadas en la fachada del negocio en la que decían que o hablase catalán o emigrase.
Los datos oficiales del propio gobierno catalán muestran que el uso de la lengua española en la rotulación de los comercios es ya marginal en numerosas localidades de Cataluña. En algunas grandes ciudades, solo quedan en español apenas un 5% de letreros comerciales. En comarcas del interior de Cataluña, la desaparición del español en los rótulos de los comercios es ya prácticamente total.
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