Entrevista

Alessandro Maccarrone: «No vemos la belleza de las matemáticas»

Con su libro «El infinito placer de las matemáticas» ha logrado reivindicar el conocimiento de una ciencia en ocasiones maltratada

Alessandro Maccarrone fotografiado en la Scuola dell’Infanzia italiana M. Montessori de Barcelona
Alessandro Maccarrone fotografiado en la Scuola dell’Infanzia italiana M. Montessori de BarcelonaJoan Mateu

Para ilustrar esta entrevista, hacemos posar a Alessandro Maccarrone en Scuola dell’Infanzia italiana M. Montessori, en Barcelona, de la que fue alumno. Ahora es un divulgador científico de éxito como ha demostrado con su ensayo «El infinito de las matemáticas» (Blackie Books), todo un fenómeno editorial con 10.000 ejemplares vendidos en pocos meses gracias a su reivindicación de las siempre no muy queridas matemáticas.

¿Por qué odiamos las matemáticas?

Creo que lo primero es dejar de hacer esta pregunta, porque hay una parte que tiene que ver con esta leyenda negra que se retroalimenta un poco a sí misma y en la que cuesta ver un poco dónde empieza y dónde acaba la leyenda, dónde está el huevo y dónde está la gallina. Esta leyenda sobre las matemáticas tiene que ver seguramente con la manera cómo se han enseñado en los últimos 150 años. Hablo de esta concepción de las matemáticas como una batería de procedimientos o de algoritmos que hay que reproducir de la manera más exacta posible y en el menor tiempo posible. Esto automáticamente dificulta que pueda haber un apego emocional. Genera una presión, una sensación de no nos podemos equivocar, de tenemos que ser lo más rápidos posibles. Esa presión desdibuja la belleza de las matemáticas, no la vemos, porque se vuelven una serie de reglas incomprensibles.

Parece que nos gusta ser más de letras.

Esta división es un poco artificial y más bien actual, aunque no siempre ha sido así. Seguramente esto tiene que ver, por un lado, con la experiencia más o menos agradable de una disciplina u otra. Pero también tiene que ver con el hecho de que al final asociamos las letras con lo humano, con las humanidades. Nos hablan no sólo de nuestra vida cotidiana, sino de nuestra experiencia como seres humanos, de la respuesta a las grandes preguntas, del sentido de la vida. Pero en las matemáticas muchas veces no vemos esto, sino que vemos un instrumento, una herramienta para resolver cuestiones y además son una herramienta que hoy en día pueden hacer las máquinas. Pero si le damos la vuelta a esto, podemos ver también las matemáticas como algo humanístico porque son una creación humana, como el arte o la literatura. Cuando digo que las matemáticas se han de considerar parte de las humanidades es porque configuran nuestra visión del mundo, de la naturaleza, de la sociedad.

Pero las matemáticas nos acompañan todos los días.

En la presentación del libro en Madrid puse un ejemplo: el de un gráfico de estos que salen habitualmente donde se representaba que el 10% más rico del planeta produce el 50% de las emisiones contaminantes. Y el 50% más pobre emite el 8% de las emisiones. Siempre que vemos estos datos nos escandalizamos y los consideramos injustos. Y lo que hay aquí detrás es un razonamiento matemático. Estamos estableciendo una relación de proporcionalidad que no se cumple. La relación de proporcionalidad, que es una relación matemática muy precisa, configura nuestro esquema mental no sólo para hacer cálculos de recetas, ni tampoco para la ciencia, sino para entender, para interpretar la realidad. Si somos capaces de darle a las matemáticas esta relevancia social y humana que tienen, seguramente habrá más gente que se reivindique como persona de matemáticas y ciencia.

¿Qué es lo que pasa para que salgamos tan mal parados en el informe PISA, también en lo referido a las matemáticas?

Me veo incapaz de dar una respuesta simple a una pregunta tan compleja. Pero algo que destacaría es que estamos en un momento de transición, seguramente, en la forma de abordar la enseñanza de las matemáticas. Esto también se ve en las diferentes lecturas o interpretaciones que tienen los resultados de PISA. Hay quien interpreta que los resultados de PISA empeoran porque como se está cambiando la matemática, la manera de trabajar en las escuelas, lo que ha hecho bajar el nivel. También hay quien, por otro lado, responde que precisamente PISA lo que evalúa es una manera distinta de trabajar con las matemáticas. Me cuesta dar una respuesta rotunda aquí. Lo que sí que creo es que aún hay trabajo por hacer. Me parece que mayoritariamente aún impera en las escuelas esta visión más procedimental de las matemáticas, esta versión enfocada al resultado. Es necesaria una aproximación más indagativa, más desde el razonamiento.