
Opinión
Va de artistas: Marina Carmona
Todavía no salgo de mi asombro y encantamiento: un artista veterano y una magnífica joven que busca hacerse camino en el mundo de la música

Las semanas profesionalmente intensas invitan a la relajación mental, especialmente cuando me dispongo, ya sea el jueves por la noche o el viernes, a escribir mi artículo semanal. Sepan que lo redacto para que salga el lunes, con antelación, porque racional y voluntariamente huyo de la actualidad; para eso están los buenos columnistas y no este aprendiz de escribidor de líneas.
Pues bien, tras una semana agitada en la búsqueda de arte y belleza, me topo con Marina Carmona. ¿No saben quién es? Se lo explico: hija del grandísimo Antonio Carmona (sí, el de Ketama) y Mariola Orellana. Me encuentro con ella no solo porque ambos son amigos míos, sino porque cometí el imperdonable error de no asistir al concierto que ofreció junto a Stefano Palatchi. ¿Tampoco saben quién es Stefano? Pues es un extraordinario cantante que, desde sus orígenes en la ópera, posee un repertorio en diversos géneros que está entre lo mejor. Además de ser un gran cantante, Stefano es una persona simpática, valiente y nada divo. Durante la pandemia protagonizó unas anécdotas geniales: vive cerca de mi casa y cada día salía al balcón para deleitar al vecindario con sus canciones.
En fin, Stefano y Marina cantan juntos, pero yo, esclavo del trabajo, estoy en Madrid y me lo pierdo. En busca de momentos de relax, le pido a Antonio y Mariola que me pasen esa actuación. Todavía no salgo de mi asombro y encantamiento: un artista veterano y una magnífica joven que busca hacerse camino en el mundo de la música. El resultado: unos duetos extraordinarios que merecen ser destacados en un tiempo donde todo el mundo parece cantar igual. Felicito a Stefano, Antonio y Mariola, quienes me informan que el próximo día 24 Marina actuará en la sala Luz de Gas.
Llamo a Stefano; por supuesto que esta vez iremos juntos. Nos tomaremos un gintonic, brindaremos por aquello en lo que él y yo creemos y, por supuesto, por los éxitos de Marina. Quizás se pregunten por qué escribo este artículo con los líos que hay en el mundo. La respuesta es sencilla: porque la vida son los buenos momentos compartidos con buena gente; Antonio, Stefano y Marina no solo son grandes artistas, sino también excelentes personas.
Así que si quieren hacerse un favor a sí mismos, nos vemos en Luz de Gas el 24 de abril. Ese día tengo por la mañana un juicio difícil; no se me ocurre mejor manera de relajarme que escuchar a Marina en directo, rodeado de amigos y aislándome un rato del mundo mundial... incluido el lío que ha montado Trump con lo de sus aranceles.
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