Opinión

Aburrimiento electoral

Todo lo que me divierte de Tabarnia me aburre soberanamente de la política

Acto de Tabarnia con el nombramiento de Isabel Diaz Ayuso como presidenta de Tabarnia en Madrid.
Acto de Tabarnia con el nombramiento de Isabel Diaz Ayuso como presidenta de Tabarnia en Madrid.Jesus G. FeriaLa razon

Vienen nuevas elecciones y se nos avecina otra insoportable campaña electoral. Quizás por contraste me viene a la memoria el acto reivindicativo que hace casi un año hicimos en Madrid nombrando a doña Isabel Díaz Ayuso Presidenta de Tabarnia.

Allí en unos taburetes del restaurante, caña en mano y sobre un fondo de besugos, doradas, rapes y lenguados frescos y congelados, dimos una rueda de prensa los ministros de Tabarnia.

Acudieron muchos medios porque esperaban a doña Isabel, nadie nos hacía caso, pero nosotros a lo nuestro. Yo expliqué las nuevas leyes de Tabarnia, inmersión lingüística en Latín, leyes de referéndums, referéndums todos los días en todas las casas, y ley de Defensa Nacional por si venían desde Waterloo 10.000 rusos.

Además intervinieron los grandes Tomás Guasch, Miquel Giménez, Juan Carlos Girauta y José Luis Martín, sin que ninguno supiésemos que iba a decir el otro, pero quedamos la mar de bien con nuestras propuestas.

Todo lo que me divierte Tabarnia me aburre soberanamente la política, comprendo su importancia pero me aburre, como ya he escrito alguna vez ayudé a Albert Rivera siempre con la condición de que no me pusiera en ninguna lista ni me ofreciera cargos. Incluso fui yo quién le puse en contacto con mi admirable amigo Edmundo Bal, cosa que espero ambos me perdonen algún día.

Pero, a lo dicho, me aburre la política y por eso no quiero tener nada que ver con ella, veo los debates igual que en alguna ocasión el "Pasapalabra” antes de las noticias:

-Con la Z, persona que tiene dificultad para comprender las cosas.

-Zoquete.

Y así trato de adivinar la respuesta, como trato de adivinar lo que dirá el político de turno en los debates, y tengo que decir que son más previsibles los políticos que el rosco de Pasapalabra.

Nos amenaza una nueva campaña con viejas promesas y viejos reproches, magnífica ocasión para hacerse con un buen libro, porque imagino que usted como yo, ya sabe lo que va a votar, o por lo menos lo que no va a votar.

¿Saben lo que les digo? Que cogen a los mejores de cualquier partido o la selección nacional de políticos y si les ponen en un debate con Tomás, con Miquel, con Juan Carlos, con José Luis o conmigo mismo, nos los comemos con patatas y encima los espectadores se lo pasarían mejor. Vaya que tendríamos más audiencia que Revilla en el Hormiguero, que ya es decir.