
Fiscalidad
El brindis al sol de la Generalitat de Cataluña con la fiscalidad: el gasto deberá financiarse con subidas de impuestos
Los grandes proyectos del ejecutivo, el de vivienda y el económico, enfrentan un serio problema: la falta de financiación

El Ejecutivo de Salvador Illa está acelerando para, dicen, «recuperar la prosperidad de Cataluña y hacerla compartirla». Consciente del desgaste económico que dejó el proceso independentista y la crisis de 2008, el Govern ha puesto sobre la mesa dos grandes proyectos: un plan de vivienda pública con una inversión de 4.400 millones de euros y un plan económico de 18.500 millones para devolver a Cataluña el liderazgo económico en España.
Ambos programas suponen una apuesta clara por la inversión pública como motor de crecimiento. Sin embargo, su implementación conlleva un desafío inmediato: su financiación. Mientras los resultados de estos planes se verán en el largo plazo, el Govern debe afrontar ahora el reto de equilibrar las cuentas, sin tener presupuestos, lo que ha abierto el debate sobre la política fiscal.
Bajada del IRPF
La propuesta fiscal del Govern se basa en el principio de «fiscalidad justa» y «prosperidad compartida», lo que se traduce en una combinación de rebajas impositivas para las rentas más bajas y aumentos de impuestos en sectores más específicos.
Uno de los cambios más relevantes es la reducción de un punto del IRPF para los contribuyentes con ingresos inferiores a 33.000 euros anuales, lo que beneficiará aproximadamente al 63% de los declarantes en Cataluña. No obstante, el impacto real en los bolsillos será modesto, con un ahorro anual estimado entre 78 y 103 euros por persona.
En materia de vivienda, se han ampliado las deducciones para el alquiler. Hasta ahora, podían acceder a ellas los menores de 32 años, pero el límite se ha elevado hasta los 35 años. Además, el umbral de renta para acogerse a esta deducción ha pasado de 20.000 a 30.000 euros anuales, lo que permitirá que casi 15.000 personas adicionales se beneficien de la medida. Según los cálculos del Govern, estos contribuyentes podrían ahorrar hasta 500 euros al año si viven solos y hasta 1.000 euros en el caso de familias numerosas o monoparentales.
También se han introducido otras reducciones fiscales en ámbitos específicos, como incentivos para las cooperativas, ayudas a víctimas de violencia de género y desgravaciones para familias que acogen a menores tutelados.
Grandes tenedores y turismo
Para equilibrar la reducción de impuestos en las rentas más bajas, el Govern ha optado por aumentar la presión fiscal sobre grandes propietarios y el sector turístico, en línea con las posturas que ya defendían ERC y los Comuns.
En el ámbito inmobiliario, se han creado nuevos tramos en el impuesto de transmisiones patrimoniales para los inmuebles de mayor valor. Las propiedades con un precio de entre 900.000 y 1,5 millones de euros tributarán al 12%, mientras que aquellas que superen esta última cifra pagarán un 13%. Asimismo, se ha introducido un nuevo gravamen del 20% sobre la compra de edificios enteros por parte de grandes tenedores, con el objetivo de frenar la especulación inmobiliaria.
En lo que respecta al turismo, una de las industrias clave para la economía catalana, el Govern ha decidido duplicar la tasa turística. Además, los ayuntamientos tendrán la potestad de aplicar un recargo adicional de hasta cuatro euros por noche en los alojamientos turísticos, que en Barcelona podrá llegar hasta ocho euros. Según explicó la consellera de Economía, Alícia Romero, el 25% de la recaudación de esta tasa se destinará a políticas de vivienda, lo que refuerza la conexión entre la fiscalidad y la inversión social.
Las medidas anunciadas por el Govern no son un caso aislado. En toda Europa, las administraciones están adoptando estrategias similares para contrarrestar la degradación económica que comenzó con la crisis de 2008 y que ha derivado en una pérdida generalizada de poder adquisitivo. Los grandes despliegues de inversión pública y la reestructuración fiscal forman parte de un enfoque que busca mantener el equilibrio entre crecimiento económico y sostenibilidad social.
Sin embargo, si el gasto público aumenta, eso debe financiarse o con impuestos o con deuda. En este sentido, cualquier bajada de impuestos debe ser paliada con otra en otros sectores, o con la emisión de deuda. De este modo, por eso, la bajada del IRPF será compensada con las otras subidas. Si no, la Generalitat no podrá financiar sus proyectos. Queda por ver si la carga impositiva sobre sectores estratégicos, como el turístico y el inmobiliario no supondrá un freno para el crecimiento a largo plazo.
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