Historia musical

El catalán que descubrió a Sinatra

El cantante escribió el prólogo de las memorias de Xavier Cugat

Xavier Cugat y Frank Sinatra
Xavier Cugat y Frank SinatraArchivo

Antes de que Frank fuera Sinatra, antes de que la Voz se convirtiera en una de las mejores cosas musicales que le han pasado al siglo XX, el cantante tuvo que trabajárselo a fondo, participando en actuaciones de todo tipo, algunas alejadas de su gusto y nivel. Hubo alguien que se atribuyó ser el descubridor de aquel intérprete irrepetible. Era un catalán de Girona llamado Xavier Cugat.

En febrero de 1981, Cugat trabajaba en la redacción de un peculiar libro de memorias. Había motivo para hacerlo porque había vivido mucho y había conocido a tantos, desde estrellas de Hollywood a algunos de los más importantes presidentes de Estados Unidos. Pero para que el libro arrancara, una iniciativa de Enrique Sabater, quien había sido secretario personal de Salvador Dalí durante años, se necesitaba un prologuista de excepción. En esa fecha llegó el prólogo escrito a máquina y en forma de carta. Era toda una declaración de intenciones firmada por Frank Sinatra: “La trayectoria profesional de cualquier persona por brillante que sea en el presente, no siempre en su comienzo es, precisamente, un lecho de rosas”. El cantante recordaba en su escrito sus dudas al principio de su carrera, pensando que nunca podría salir de New Jersey. A este respecto añadía que “me obsesionaba la idea, al estar acaparados los éxitos de la época por Russ Colombo, Bing Crosby y Rudy Vallee, que si hubiera yo nacido en España quizás hubiera tenido la oportunidad de integrarme en la gran orquesta de Xavier Cugat”. Sinatra reconocía que siempre se había sentido identificado con “el calor, la fuerza, el ritmo de Cugat y la vibración de su música”, pero no con la disciplina que el músico obligaba que tuvieran los cantantes que actuaban con su formación. Así que “abandoné la idea a pesar de que sentar cabeza era algo que todavía me tentaba y decidí dejar mis noches libres abiertas a bellas mujeres, en lugar de dedicarlas a directores de orquesta con bigote”. Pese a todo, el cantante admitía con humor que “esto no significa que yo no quiera a Cugi profundamente... y todavía espero que haga mi caricatura prometida”.

Había motivos por parte de Frank Sinatra para agradecer a Xavier Cugat mucho. En sus memorias, “Yo Cugat”, donde se mezclan en ocasiones leyenda con realidad, el músico explica que el primer disco que Sinatra grabó fue con su orquesta, basándose, por cierto, en una canción catalana “La Mare de Déu”. Escribía Cugat que Sinatra “tendría unos 18 años y nos ha unido una gran amistad desde entonces”. El joven cobró 25 dólares por esas grabaciones que se limitaron a dos títulos: “My shwal” y “Stars in your eyes”.

Cugat también afirmaba que con Sinatra y otros amigos con problemas capilares, como Fred Astaire, John Wayne y Gene Kelly se metieron en un negocio que tenía como objetivo acabar con la calvicie. Cada uno invirtió 10.000 dólares en una propuesta realizada por un indio peruano. Fue un fracaso. Cugat añadiría que Sinatra “sufrió también de una calvicie prematura que le causó gran preocupación”. El de Girona matizaba que su antiguo cantante “no usa peluquín y ha sido sometido a una operación larga y penible en la que se le injerta en el cuero cabelludo pelo por pelo”.