Historia de Barcelona
Descubre las ruinas romanas más antiguas de Barcelona
Las construcciones romanas de Barcino se han convertido en un símbolo del rico pasado de la ciudad, especialmente en el Barrio Gótico y sus alrededores
Barcelona, la joya del Mediterráneo, es una ciudad que ha sido testigo del paso de múltiples civilizaciones a lo largo de su historia. Desde los íberos, que fundaron el primer asentamiento conocido, pasando por romanos, visigodos, musulmanes y cristianos, cada uno dejó su huella en esta urbe milenaria. Esta riqueza histórica es especialmente visible en su casco antiguo, Ciutat Vella, donde los barrios del Gótico y el Born se alzan como guardianes de un pasado lleno de arte, cultura y arquitectura.
El Barrio Gótico, con sus estrechas calles adoquinadas, alberga vestigios de siglos de historia, entre ellos las huellas de la antigua colonia romana de Barcino, fundada en el siglo I a.C. Por su parte, el Born, con sus plazas llenas de encanto y sus edificios medievales, combina la modernidad con los ecos del pasado. En esta parte de la ciudad, es posible descubrir algunas de las ruinas romanas mejor conservadas, testimonios de una época en la que Barcelona comenzó a forjar su identidad.
Las ruinas romanas más antiguas
Los romanos llegaron a Barcelona en torno al siglo I a.C., fundando la colonia de Barcino, como una colonia para soldados jubilados, y permanecieron durante unos cinco siglos, hasta el siglo V d.C. Durante este tiempo, transformaron la ciudad en un núcleo estratégico de la provincia de Hispania Tarraconensis, dejando tras de sí un impresionante legado arquitectónico que todavía puede admirarse en pleno centro de Barcelona. Las construcciones romanas de Barcino se han convertido en un símbolo del rico pasado de la ciudad, especialmente en el Barrio Gótico y sus alrededores, donde las huellas de esta civilización perviven como parte esencial del paisaje urbano.
Entre los restos más significativos de aquella época se encuentran las murallas romanas, que en su momento rodearon y protegieron la ciudad. Algunos fragmentos de estas fortificaciones todavía son visibles, integrados en edificios medievales, como en la Plaça Ramon Berenguer. También destaca la Necrópolis Romana, ubicada en la actual Plaça Vila de Madrid, donde se conservan tumbas y monumentos funerarios que datan de los siglos II y III d.C., ofreciendo un vistazo único a las costumbres funerarias y al respeto por los ancestros en la sociedad romana. Además, en el subsuelo del Museu d'Història de Barcelona (MUHBA), se puede recorrer una parte de la antigua Barcino, incluyendo termas, talleres y calles, lo que permite imaginar cómo era la vida cotidiana hace más de 2.000 años.
Sin embargo, las ruinas más antiguas y emblemáticas de esta época en Barcelona son las majestuosas columnas del Templo de Augusto, el vestigio más destacado del foro romano, el corazón político y religioso de la ciudad. Este templo, construido en el siglo I a.C., estaba dedicado al culto del emperador Augusto y se encontraba en el Monte Táber, el punto más alto de Barcino, donde actualmente se encuentra la Plaça Sant Jaume y sus alrededores. Aunque gran parte del templo se perdió con el paso de los siglos, cuatro impresionantes columnas, de unos nueve metros de altura y hechas de piedra caliza, sobreviven como testigos de la grandeza romana.
Estas columnas, redescubiertas en el siglo XIX, se encuentran actualmente protegidas en la Carrer del Paradís, 10, dentro del Centro Excursionista de Cataluña. Su ubicación y conservación permiten a los visitantes retroceder en el tiempo y contemplar cómo era Barcino en su época de esplendor. Más allá de su valor histórico, estas columnas nos conectan con los orígenes de Barcelona, una ciudad que, a lo largo de los siglos, ha sabido conservar y valorar su pasado.