Historia de Barcelona

El cementerio romano de Barcelona que está a ojos de todo el mundo pero casi nadie conoce

Cada rincón cuenta una historia que habla de las diferentes civilizaciones y épocas que han dejado su huella en la ciudad

Cementerio romano de Barcelona
Cementerio romano de BarcelonaGuies de Catalunya

Barcelona es la ciudad más turística de España, una de las más visitadas de Europa y un referente a nivel mundial. Su atractivo no solo radica en sus playas y su gastronomía, sino también en la riqueza histórica y cultural que ha acumulado durante siglos. Desde el modernismo de Antoni Gaudí hasta las calles medievales del Barri Gòtic, Barcelona es un tesoro de monumentos, arte y arquitectura. Cada rincón cuenta una historia que habla de las diferentes civilizaciones y épocas que han dejado su huella en la ciudad.

Iberos, romanos, visigodos, musulmanes y cristianos: todas estas culturas han contribuido a construir la identidad de Barcelona tal como la conocemos hoy. Sus restos están presentes en museos, calles y edificios que mezclan lo antiguo con lo moderno, creando una atmósfera única.

En el centro histórico, Ciutat Vella, que engloba los barrios del Gòtic, el Raval, Sant Pere y Santa Caterina, se encuentra el germen de lo que fue Barcino, la antigua ciudad romana. Este distrito es un laberinto de calles estrechas donde cada esquina revela un trozo de historia. Entre los vestigios más destacables se encuentran las murallas romanas, el templo de Augusto y, sorprendentemente, un cementerio a la vista de todos, pero que pasa desapercibido para la mayoría de los transeúntes.

El cementerio a ojos de todo el mundo pero que casi nadie conoce

En plena Plaza de la Villa de Madrid, a pocos pasos de Las Ramblas y el Portal de l’Àngel, se encuentra una joya histórica que sorprende tanto a locales como a turistas: una necrópolis romana. Este cementerio, que data del siglo I d.C., es uno de los ejemplos mejor conservados de la Barcelona romana y está ubicado en una de las zonas más transitadas de la ciudad.

Los cementerios romanos, conocidos como "necrópolis", solían situarse fuera de las murallas de la ciudad, junto a las principales vías de comunicación. Esta ubicación permitía que los transeúntes pudieran rendir homenaje a los difuntos. La necrópolis de la Plaza de la Villa de Madrid es un claro ejemplo de esta práctica: un cementerio al aire libre que flanqueaba una de las vías más importantes de Barcino.

El conjunto está compuesto por más de 70 sepulcros de diferentes tipologías, desde simples tumbas hasta monumentos funerarios más elaborados. Estos enterramientos reflejan la diversidad social de la época, mostrando las costumbres funerarias de los romanos y ofreciendo un vistazo único a su organización social y creencias.

Descubierta durante unas obras urbanas en el siglo XX, la necrópolis ha sido restaurada y abierta al público. Hoy en día, los visitantes pueden observar los restos arqueológicos desde la plaza o acceder a paneles informativos que explican su importancia histórica. Sin embargo, solo unos pocos se pueden observar desde la calle. Otros forman parte de visitas de pago. Es un recordatorio fascinante de cómo el pasado convive con el presente en una ciudad como Barcelona.