Historia

Esta es la calle más ancha de Barcelona y la más cara de España: descubre su historia

Con sus 42 metros de ancho, es la calle más amplia de la ciudad y ha sido el escenario predilecto para los paseos de la élite barcelonesa a lo largo de la historia

Vista aérea del Eixample de Barcelona
Vista aérea del Eixample de BarcelonaIakov FilimonovGetty Images/iStockphoto

Desde hace siglos, Barcelona ha estado en constante transformación para adaptarse a las necesidades de su creciente población y modernización. Una de las principales iniciativas en este sentido fue la creación del Passeig de Gràcia en 1824, una amplia avenida diseñada para mejorar la circulación y el desarrollo urbano de la ciudad. Su trazado seguía el antiguo Camino de Jesús, una vía que conectaba Barcelona con el pueblo de Gràcia y que estaba flanqueada por huertos y casas rurales.

El Paseo de Gracia pronto se convirtió en el eje de la nueva Barcelona y atrajo a la burguesía catalana, que al principio se mostró escéptica ante el proyecto, pero que luego se apresuró a establecerse en esta nueva zona. Con sus 42 metros de ancho, es la calle más amplia de la ciudad y ha sido el escenario predilecto para los paseos de la élite barcelonesa a lo largo de la historia.

Esta avenida es hoy una de las principales arterias de la ciudad, destacándose por su importancia comercial, turística y arquitectónica. Alberga obras modernistas de arquitectos icónicos como Antoni Gaudí y Lluís Domènech i Montaner, muchas de las cuales han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad. Con 1,6 kilómetros de longitud y una configuración de gran bulevar de 61 metros de sección, el Passeig de Gràcia es comparable con la avenida de los Campos Elíseos de París y ostenta el título de la calle comercial más cara de España.

En sus orígenes, el Paseo de Gracia era un camino rural que servía como principal vía de conexión entre Barcelona y Gràcia, entonces un municipio independiente hasta 1897. Su nombre proviene del convento franciscano de Santa María de Jesús, fundado en 1427 y ubicado entre las actuales calles de Aragón, Consejo de Ciento y Pau Claris. Este convento fue destruido durante la Guerra de la Independencia.

El primer proyecto de urbanización del paseo fue presentado en 1821 por el arquitecto Ramón Plana, pero las epidemias de la época retrasaron su ejecución. En 1824, bajo el mandato del capitán general de Cataluña Francisco Bernaldo de Quirós, marqués de Campo Sagrado, el proyecto se retomó y el paseo fue inaugurado en 1827. Con 42 metros de ancho, se convirtió en un punto de encuentro para la aristocracia, que lo usaba para exhibir sus habilidades ecuestres y sus lujosos carruajes.

Este eje fue fundamental en el desarrollo del Ensanche de Barcelona, ideado por Ildefonso Cerdà. Durante las décadas de 1860 a 1890, el paseo fue transformándose en una zona residencial de baja densidad, con edificios unifamiliares. Hacia finales del siglo XIX, la burguesía consolidó su presencia en la avenida, reemplazando las casas aisladas con edificios de pisos y dotando a la zona de un carácter eminentemente comercial.

Poco a poco, ambos lados de la avenida se fueron poblando. Es a partir de este momento cuando se puede empezar a hablar de Izquierda y Derecha del Eixample, dos nuevos sectores con perfil propio.

Entre 1900 y 1914, el Paseo de Gracia se consolidó como el epicentro del modernismo catalán gracias a la labor de arquitectos como Gaudí, Puig i Cadafalch, Domènech i Montaner y Sagnier. Durante este periodo se construyeron algunas de sus edificaciones más emblemáticas, como la Casa Milà, la Casa Batlló, la Casa Lleó Morera y la Casa Amatller. En 1906, el arquitecto Pere Falqués diseñó los característicos bancos-farolas de trencadís que hoy embellecen la avenida, y en la misma época se instaló la icónica Loseta Gaudí en el pavimento.

Este auge arquitectónico coincidió con el auge del catalanismo político, lo que llevó a la adopción del modernismo como un reflejo de una nueva visión social y artística. Según el arquitecto Manuel de Solà-Morales i Rubió, este movimiento representó "un cambio social, una crítica radical a las condiciones existentes de la arquitectura y la propuesta de un modelo global alternativo".

Así, el Passeig de Gràcia no solo es la calle más ancha de Barcelona, sino también una de las más representativas de su historia, cultura y evolución urbana.