Opinión

Hacer las Américas

En épocas pasadas existía la creencia de que en América no resultaba difícil acumular grandes fortunas

Retrato de Cristóbal Colón del pintor italiano del Renacimiento Ghirlandaio
Retrato de Cristóbal Colón del pintor italiano del Renacimiento Ghirlandaiolarazon

El descubrimiento de América, que hoy, 12 de octubre, se conmemora, dejó su rastro también en el diccionario. Empezando por el propio descubridor, del que proviene la expresión «el huevo de Colón», dicha de algo que parece difícil o imposible hasta que alguien demuestra que no lo es. Se cuenta al respecto que después de haber descubierto América, algunos sabios y cortesanos le dijeron a Colón que su hazaña no tenía tanta dificultad como en principio se pensaba. Para rebatirlos y burlarse de ellos, Colón les invitó a que pusieran derecho un huevo cocido, y como respondieran unánimemente que tal cosa era imposible, golpeó entonces ligeramente el huevo contra la mesa y pudo así, al haberse abollado el cascarón, colocarlo de pie. Visto lo cual, no les quedó más remedio que reconocer que, aun siendo muy fácil, a nadie se le había ocurrido hacerlo.

El Nuevo Mundo, que en un principio se denominó Indias Occidentales, por entender que las islas recién descubiertas pertenecían al continente asiático, llamado Indias por Marco Polo, empezó pronto a asociarse, por el oro y la plata que de él afluían a España, con la riqueza, y ya Covarrubias, en su Tesoro de la Lengua Castellana o Española (1611), recoge el término indiano: «el que ha ido a las Indias, que de ordinario éstos vuelven ricos».

Abunda en la misma idea la expresión «tener un tío en América, o en las Indias», empleada para referirse al que cuenta con el favor o la ayuda económica de una persona rica o de influencias, y que se explica porque, en épocas pasadas, existía la creencia, sustentada a menudo en casos reales, de que en América o las Indias no resultaba difícil acumular grandes fortunas, y de ahí la fantasía de contar allí con algún pariente. Y otro tanto cabe decir de «hacer las Américas», que se aplicó en tiempos pasados a los muchos españoles que partieron a buscar fortuna en el Nuevo Continente.

«¡Esto es Jauja!», decimos para designar todo aquello que quiere presentarse como modelo de prosperidad y abundancia. Jauja, valle del Perú, famoso por la riqueza de su territorio, se identificó en el imaginario popular del siglo XVI con la tierra del oro y de la fertilidad, pasando así a convertirse en un lugar mítico y legendario, rebosante de frutos y maravillas que se ofrecían a quien los quisiera sin necesidad de trabajar. Lope de Rueda escribió en 1547 La tierra de Jauja, en la que se describe esa tierra como una isla llena de oro donde reinan la belleza y la alegría, los árboles dan buñuelos, las fuentes manan manteca, los ríos son de leche y las montañas de queso, las calles están pavimentadas con yemas de huevo...

Más realista y apegado a la historia es el origen de «valer un potosí», en alusión a Potosí, una ciudad de Bolivia famosa por sus grandes minas de plata, y “valer un perú”, por las grandes cantidades de oro importadas de Perú en los siglos XVI y XVII.