Presunta negligencia médica

Indemnizan con 1,5 millones de euros a la familia de un niño que quedó parapléjico tras una operación testicular sencilla

El niño, intervenido en el Hospital Sant Joan de Déu, sufrió una sepsis grave a consecuencia de una infección de la médula durante la inoculación de la anestesia, que no fue detectada ni tratada hasta una semana después

Óscar y Carla junto a la abogada, Luisa Blanco
Óscar y Carla junto a la abogada, Luisa BlancoLa Razón

Apenas una semana después de su primer aniversario, Luca acudió al Hospital Sant Joan Déu para someterse a una orquidopexia derecha, un intervención para descender el testículo dentro del escroto, puesto que éste, contrariamente a lo que es normal, durante la gestación no había bajado desde la ingle, donde se ubica originalmente.

Lo que a priori era una operación sencilla, tras la cual a los dos o tres horas el niño debía regresar a casa para retomar su vida normal, se complicó. Al día siguiente de la la intervención, el 19 de julio de 2019, los padres de Luca, Óscar y Carla, acudían con el niño a Urgencias por fiebre alta. Tras horas de espera para ser atendidos, los profesionales del servicio deciden ingresarlo en la UCI por una sepsis grave, de la que se desconocía el origen. "Nos dijeron que nuestro hijo tenía un 50% de posibilidades vivir", recuerda Óscar.

Con el paso de las horas, la situación iba empeorando y se optó por entubar a Luca. A los tres días, cuando el niño despertó del coma inducido, Carla percibió que éste no movía las piernas, lo cual no preocupó a los profesiones, que lo achacaron a las secuelas habituales del coma, pero el 24 de julio, cuando la madre ya podía manipular al bebé y procedió a cambiarle el pañal, detectó en la parte baja de su espalda, donde se le había administrado la anestesia lumbar para la intervención, un bulto y la piel enrojecida.

Graves secuelas

En ese momento, se decidió hacer al niño una ecografía y los médicos dictaminaron que se trataba de un bulto de grasa, sin embargo, tal y como pondría de manifiesto la resonancia magnética a la que se le sometió al día siguiente, era pus, producto de una grave infección del canal medular debido a la inoculación de bacterias de origen intestinal (E.Coli) durante el proceso anestésico, lo cual ponía de manifiesto una deficiente técnica aséptica durante la punción. Inmediatamente, el niño fue trasladado a quirófano para someterle a una intervención. Y es que Luca sufría una infección en la médula, que el absceso llegó a comprimir provocándole graves secuelas.

Tras mes y medio en el UCI y cerca de dos meses más en planta, el niño abandonó el hospital con paraplejia y un válvula en el cerebro a causa de una hidrocefalia generada por la propia infección, que llegó a subir hasta el cerebro.

"Los médicos iban siempre un poco tarde a todo", señala Óscar quien si bien dice "no querer culpar a nadie", asegura que, en relación a la atención que se le proporcionó a su hijo en Sant Joan de Déu, "hubo cosas que se hicieron mal y ahí están las secuelas". Y es que para estos padres, su hijo no estaría ahora en la situación en la que se encuentra, debido a la cual sufre grandes limitaciones funcionales, necesita silla de ruedas y depende de terceras personas, si el personal médico que le atendió tras la intervención hubiera sido lo suficientemente diligente como para detectar la infección en la médula ósea a tiempo para intervenir de forma temprana.

Una demanda para afrontar la nueva vida

Por este motivo, pero sobre todo porque hora la familia ha de hacer frente a importantes gastos derivados de la atención y asistencia del pequeño, en 2021 y tras no llegar a un acuerdo con el hospital y su aseguradora. Óscar y Carla, asesorados y representados por El Defensor del Paciente, presentaron una demanda ante el Juzgado de 1ª Instancia nº 48 de Barcelona.

"No queremos culpar a nadie", asegura Óscar, quien además admite que "Sant Joan de Déu es uno de los mejores hospitales que hay", razón por la cual el seguimiento de Luca lo realizan en este centro, sin embargo, las secuelas existen y la familia ha tenido que invertir mucho dinero en adaptar sus vidas y entorno a la actual situación del niño. "Hemos tenido que adquirir una silla de ruedas y bipedestadores, nos hemos tenido que comprar un coche nuevo porque el anterior era muy pequeño... y yo he tenido que dejar de trabajar para poder atender a Luca, porque, por ejemplo, como no tiene control de esfínteres, lleva sondas que hay que cambiar cada tres horas", explica Óscar, quien además es consciente que, con el paso del tiempo, las secuelas y, por lo tanto, los gastos, irán en aumento.

"Le irán saliendo secuelas que aún están por ver", comenta el padre, quien al respecto indica que si bien Luca no tiene problemas neurológicos y va al colegio y lleva la vida de un niño normal, en parte gracias a los profesionales de su centro educativo, que han aprendido por iniciativa propia, a cambiar las sondas para que sus padres no tengan que acudir periódicamente al colegio a hacerlo, " ya está haciendo escoliosis y ha tenido muchos problemas respiratorios que incluso han requerido ingreso" .

En cualquier caso, desde el hospital siempre han defendido que no ha habido mala praxis, razón por la cual la familia decidió acudir a los juzgados, pese a que finalmente, antes de que se celebrara el juicio, previsto para el pasado mes de enero, las partes llegaron a un acuerdo, por el que la aseguradora del centro pagará una indemnización de un millón y medio de euros a Luca y su familia . De hecho, a día de hoy, desde Sant Joan de Deú mantienen que, si bien lamentan mucho lo sucedido, "no se ha demostrado ningún tipo de negligencia". "A veces, se derivan daños o complicaciones que forman parte de la actividad asistencial y que no se pueden atribuir a una práctica clínica incorrecta", aseguran a este diario desde el centro para a continuación indicar que "pese a ello, en este caso hay daños importantes al paciente, razón por la cual se ha decidido otorgar una compensación a la familia por parte de la aseguradora".

Por contra, para la abogada que representa los intereses de Óscar y Carla, Luisa Blanco Delgado, está claro que "si han ofrecido una indemnización a la familia, hay una reconocimiento de negligencia". En cualquier caso, lo que para El Defensor del Paciente resulta realmente "significativo es que en un gran hospital como Sant Joan de Déu pasen cosas como ésta" y al respecto alerta que frecuentemente tienen lugar "en periodos vacacionales o fines de semana", como es el caso que nos ocupa.