Opinión
Indepes a la baja
Esta última diada bajó considerablemente el número de asistentes a las manifestaciones
Cada año, el 11 de septiembre, me llamaba alguno de mis amigos indepes: “Ya ves un millón y medio de personas en la calle, dos millones. Esto no hay quien lo pare, la gente esta indignada, etc. etc.”.
Este año no me ha llamado nadie. Es más, nadie se ha metido ni conmigo en las redes sociales, ni con ninguno de los constitucionalistas más o menos conocidos. Claro que no es para menos, pasar de aquellas manifestaciones gigantescas a entre seis manifestaciones reunir la gente que cabe en el campo del Barcelona o del Madrid o del Bayern de Múnich, turistas incluidos, no es para estar demasiado orgulloso.
Siendo honesto no creo que a este 11 de septiembre hayan ido tantos turistas como al fútbol, pero no es descartable su aportación. Por ejemplo, me han pasado un vídeo de unos señores, creo recordar que de Burundi, ataviados con gorras que supongo debían ser del ejército de Burundi, con banderas esteladas, manifestándose a favor de la independencia. Advierto esto para que no caigamos en la tentación de pensar que el movimiento independentista carece por completo de apoyo internacional. Que siete u ocho señores de Burundi reclamen la independencia de Cataluña es algo que no podemos despreciar.
No descartemos la estrategia de que visto que Putin no está por enviar los diez mil soldados, los sectores más radicales del independentismo busquen más apoyo internacional en potencias extranjeras como es el caso de Burundi (igual era otro país pero es que no encuentro el video)
No solo se manifiestan cada vez menos sino que cada vez están más peleados entre ellos. Vaya que no se soportan. De hecho, así lo perciben mis amigos indepes de los cuales ninguno ha ido de manifestación. Ellos, como la mayoría de los que llenaban las calles estaban dispuestos a sacrificar el fin de semana para pedir la independencia siempre y cuando eso no afectase al hecho de que el lunes tenían que abrir el negocio. Sé lo que digo: servidor vivió en vivo y en directo como en el País Vasco se manifestaban menos pero había decenas de miles de personas dispuestas a jugárselo todo por su soñada Euskadi libre. Aquí afortunadamente dispuestos a jugarse no ya la vida, sino el bolsillo por los Països Catalans, me da que hay muy poquitos.
Y es que de eso se trata precisamente, del bolsillo, del dinero, y ahí se centra la discusión y los intereses. Que no van a ser independientes por su chulería lo entendieron perfectamente después del 1 de octubre cuando sus líderes se dividieron entre los que acabaron en la cárcel y los que aún andan por ahí comiendo mejillones con patatas fritas. Desde entonces no se soportan y solo les une el enemigo común que se llama España.
Espero que nuestros políticos nacionales les hagan el menor caso posible. Los líderes están dispuestos a destrozarse entre ellos y las bases seguirán abriendo los negocios el lunes, que en eso somos los mejores de España y quienes mejor lo hacemos.
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