Testimonios

Una pareja de escoceses se marcha de Barcelona tras haber vivido allí durante un año por el idioma: "Nos impidió prosperar"

Lo que comenzó siendo "un sueño" finalmente no ha sido la experiencia más enriquecedora de todas

Una escocesa en la ciudad de Barcelona
Una escocesa en la ciudad de BarcelonaLa Razón

Una de las decisiones más complicadas del mundo es encontrar el momento exacto en el que tomarse un año sabático. Esto puede ser el pretexto para abrir la mente hacia nuevos horizontes en los que sentirse a gusto consigo mismo, descubrir nuevas oportunidades o actividades que realizar cuando no se tiene tiempo por el excesivo trabajo o, directamente, para descansar tras varios años de agobios constantes.

Aparte de encontrar el por qué de este largo periodo de desconexión, también hay que tener en cuenta varios factores, los cuales son indispensables, para poder llevar a cabo este proceso. El primero de todos es la situación financiera, donde entran en juego los ahorros, los ingresos y los gastos. En este sentido, disponer de una buena cantidad de dinero lo haría posible.

La experiencia de una escocesa yéndose a vivir a Barcelona

En cuanto al contexto laboral, las opciones de la excedencia o la posibilidad de una reinserción también son importantes para que, cuando termine el año sabático, disponer de un puesto garantizado. El apoyo familiar y las amistades también son importantes, ya que esto serviría como una motivación más para llevar a cabo este proceso con algo más de valentía.

Además, existe la posibilidad de hacer las maletas y tomarse los 365 días de descanso en un país diferente al de procedencia. Por ello, los visados, los permisos, los seguros de vida o, incluso, aprender un nuevo idioma, será algo de lo más necesario. Todos estos aspectos los ha plasmado mediante su experiencia personal Louise Slyth, una mujer escocesa de 30 años que decidió marcharse con su marido a Barcelona durante, "al menos, un año". No obstante, su experiencia no ha sido la más enriquecedora de todas.

Estábamos emocionados de llamarla nuestro hogar

Mediante un artículo para el medio Business Insider, esta escritora y consultora de comunicaciones ha revelado que le "encantaba la ciudad, pero la barrera del idioma hizo que me resultara difícil prosperar incluso mientras aprendía más español". Tras el paquete que le ofrecieron en su trabajo de despido voluntario, Louise vio su "oportunidad de seguir mi sueño de vivir en Barcelona".

Todo esto lo hizo acompañada de su marido, quienes decidieron aparcar su vida en Edimburgo y viajar hasta la Ciudad Condal para ver qué les brindaba España. Eligieron este destino en base a sus experiencias previas. "Nos habían encantado nuestros viajes anteriores a Barcelona y estábamos emocionados de llamarla nuestro hogar", aporta esta escocesa.

"Entender mi factura de electricidad en español era un desafío hercúleo"

La suerte parecía acompañarles desde el principio, ya que encontraron un apartamento ideal y muy céntrico en el barrio de Born. "Durante unas semanas bajo el sol mediterráneo, me sentí como si estuviera viviendo un sueño", pero también ha asegurado que la ciudad no estaba hecha como para quedarse tanto tiempo.

La complejidad del idioma ha sido algo difícil de lidiar para esta escritora. "Me di cuenta de lo difícil que sería sentirme plenamente integrada en la ciudad sin hablarlos con fluidez", explica mientras añade que 'chapurreaba' un poco de español debido a sus anteriores viajes a Barcelona. El problema es que "ahora vivía allí, y entender mi factura de electricidad en español o mantener una conversación informal significativa se convirtieron en desafíos hercúleos".

"Los trabajos no están remunerados como en Escocia"

Por lo tanto, se apuntó a clases de intercambio de idiomas para aprender más el español, lo cual la benefició para algunas cosas pero "dominar un idioma puede llevar años". Esto también le perjudicaba en sus opciones laborales, las cuales pasaron a ser algo limitadas; finalmente consiguió trabajo como profesora de inglés tras mucho tiempo buscando. Lo mismo le ocurría a su marido, el cual estuvo teletrabajando para su empresa hasta que quebró poco después de la mudanza.

"Sus mejores opciones eran trabajar en un centro de llamadas o en hostelería algo que, ni de lejos, estaba remunerado de la misma manera que antes", argumenta. Por ello, todo dinero que ganaban no era el suficiente para ahorrar para la jubilación ni para destinar algo para las vacaciones, como así confirma en el artículo. Es cierto que sus gastos de vida en España estaban siendo inferiores a los de Edimburgo, "pero aún teníamos facturas y objetivos de viaje y esperábamos jubilarnos algún día".

Finalmente, aunque se quedaron encantados con lo bonita que era la ciudad y sus increíbles edificios, "después de un año, decidimos que lo más sensato era volver a Escocia. No me arrepiento de mi decisión, pero una pequeña parte de mi corazón aún late en Barcelona", redacta. Lo cierto es que, a día de hoy, aún viajan a este mismo destino para reencontrarse con sus amigos de allí y disfrutar del sol. Concluye su experiencia escribiendo que seguirá trabajando en su español y que le encantaría "la idea de volver a vivir allí cuando me jubile y no tener que preocuparme por el trabajo".