Mito literario
Paseando por el bosque literario de Mercè Rodoreda
Una gran exposición en el CCCB se adentra en la vida y la obra de la autora de «La plaça del diamant»
En el Institut d’Estudis Catalans, desde hace años, existe un jardín secreto formado por todas aquellas plantas que aparecen en alguno de los libros escritos por Mercè Rodoreda. Desde hoy, el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona amplía esa mirada y convierte ese universo en un bosque donde podemos adentrarnos en uno de los universos más estimulantes de la literatura catalana del siglo XX y cuya influencia es ahora más que visible.
Bajo el comisariado de Neus Penalba, «Rodoreda, un bosque» huye de los tópicos de la exposición biográfica de planteamiento cronológico. La idea es mucho más ambiciosa porque lo que se encuentra el visitante del CCCB es un bosque y entre la maleza están algunas de las claves para entender a la autora de «Mirall trencat» o «La plaça del diamant». Y es precisamente de la mano de esta última novela, especialmente del impacto que tuvo su adaptación cinematográfica, que arranca este pasear formado por unas 400 piezas, muchas de ellas manuscritos, pinturas, libros y objetos personales de la narradora, además de un diálogo con creadores como Remedios Varo, Joan Ponç, Man Ray, Dora Maar, María Blanchard, Ramon Casas, Santiago Rusiñol, Suzanne Valadon, Pablo Picasso o Leonora Carrington, entre muchos otros. Igualmente se cuenta con obras de nueva creación encargadas expresamente para este evento y que firman Cabosanroque, Mar Arza, Carlota Subirós, Èlia Llach y Oriol Vilapuig.
La muestra trata de escapar de los tópicos que han perseguido a una escritora que, en ocasiones, ha sido calificada como cursi, la encantadora viejecita de cabellos blancos rodeada de flores y obsesionada con los jardines. En el primer ámbito de este bosque podemos saber que la inocencia de la obra de Rodoreda no siempre es sinónimo de infancia, al igual que jardín no quiere decir edén. Todo ello tiene un trasfondo mucho más inquietante. También nos adentramos en los dramas que persiguen a algunos de los personajes de Rodoreda, como el suicidio que es entendido como la expresión última de rebelión, especialmente por parte de jóvenes.
El deseo, con amores que no tienen nada de románticos, es otro de los grandes ejes de la exposición. De aquí surge, por ejemplo, el gesto de espiar que tanto se repite en su literatura, o el escarnio, esa represión social y moral que recorre parte de la narrativa de Mercè Rodoreda.
Jugando con uno de los títulos más interesantes en la obra de Rodoreda, «Quanta, quanta guerra...» visitamos los demonios internos que perseguían a la escritora, así como el drama de la Guerra Civil que tanto la marcó. A este respecto, vale la pena subrayar que la exposición se sirve de algunas de las cartas escritas por Rodoreda a algunos de sus principales apoyos, como el editor Joan Sales o la escritora Anna Murià, sin olvidar las misivas de quien fue su pareja Armand Obiols. Igualmente resulta fascinante saber del interés que mostraron por la literatura de Rodoreda dos de los más sólidos pilares de la literatura hispanoamericana de la segunda mitad del siglo pasado como fueron Gabriel García Márquez, autor de un recordadísimo y citado artículo sobre la protagonista de la muestra, y Julio Cortázar.
La muestra tampoco olvida el peso del exilio en Rodoreda, una escritora que imaginó las calles y los edificios de la Barcelona de su infancia y juventud mientras permanecía desterrada en Ginebra. Sin embargo, el exilio no es un tema que aparezca en su narrativa, salvo en alguno de los relatos que forman parte de «Vint-i-dos contes».
Resulta fascinante poder comprobar en la exposición las dudas que la autora tiene sobre la recepción final de su trabajo, tal y como se hace evidente en su correspondencia con Joan Sales. Sin embargo precisamente esas dudas quedan resueltas al contemplar uno de los espacios más impresionantes del recorrido: es la pared que guarda una gran biblioteca con buena parte de las muchas traducciones que han tenido en todo el mundo los libros de Mercè Rodoreda. Una invitación a perderse en ese bosque fascinante.